20 marzo 2011

Objetivo: Matar a Franco (2). Juego de espías.


Cartel de la película "Kim". La admiración de su padre por el personaje hizo que Philby fuera motejado con su nombre durante el resto de su vida. Fuente: Fotos.org

Gibraltar, abril de 1937. Dos amigos, antiguos compañeros de estudios en Cambridge, están tomando una copa y charlando en la terraza del hotel “The Rock”.

Parece una noche como otra cualquiera pero esa noche en particular puede cambiar la historia de España, tal vez la de Europa. Ambos personajes, británicos que trabajan como espías al servicio de Stalin, se han citado en el Peñón para hablar de un peligroso encargo: matar a Franco para detener así al fascismo español.

Se trata de dos jóvenes aristócratas, “la flor y nata del Imperio”, a quienes la tibieza de su gobierno con el fascismo les ha llevado a “pasarse al enemigo”, es decir, al comunismo.

También comparten una tapadera similar. El que ha traído el encargo, Guy Burgess, se hace pasar por periodista de la BBC. El que debe encargarse de ejecutar la orden de Stalin lleva ya tiempo pasando información comprometida a la U.R.S.S. sobre el cuartel general de
Franco aprovechándose de su trabajo como corresponsal en España para el Times de Londres.


Imagen del Peñón de Gilbraltar en la época de la Guerra Civil. Fuente: Mis Cosas
Su verdadero nombre es Harold Adrian Russell Philby aunque sus amigos le conocen por Kim, un apodo que le puso su padre, admirador de Rudyard Kipling y de su personaje Kim de la India, el lugar donde Philby nació.

Kim era un joven indoirlandés que espiaba para el gobierno de Inglaterra en la India del siglo XIX, un dato crucial para entender cómo un mote puede forjar un destino.

Antony Blunt, Donald McLean, Kim Philby y Guy Burgess. Los cuatro formaban parte del Círculo de Espías de Cambridge, donde fueron reclutados por el servicio secreto soviético durante su juventud de estudiantes. Fuente: AnaTheImp
Al comenzar la Guerra Civil los rusos tienen necesidad de información de primera mano. A Stalin le interesaban particularmente los movimientos que tanto alemanes como italianos estaban realizando en España así como la ayuda militar que prestaban al futuro dictador.

Philby, que siguiendo la tradición familiar había ingresado en Cambridge, militó en el partido comunista mientras estudiaba. Pero sagazmente recomendado por su controlador soviético, abandonó cualquier idea progresista para abrazar públicamente el fascismo.

Al abrigo de esas falsas simpatías, consiguió que su padre le recomendara ante el embajador español en Inglaterra, entonces el duque de Alba, para conseguir cubrir para el Times la Guerra Civil Española.

Philby había mamado, por así decirlo, de la intriga. No en vano su padre, el explorador John Philby, había sido diplomático británico en Arabia, espía y consejero del Rey Faud. Fuente: La I y la II Guerra Mundial
Así comenzó una vida de auténtica esquizofrenia de periodista inglés con inclinaciones fascistas, que era técnicamente un espía ruso. Los artículos de Philby en The Times eran percibidos como los más profranquistas de la prensa inglesa.

Su estancia en
España no estuvo exenta de momentos peligrosos para Philby de los que salió airoso gracias a su inteligencia pero también al puro azar.

En primer lugar fue arrestado como
extranjero sospechoso, mientras asistía a una corrida de toros en Córdoba. Tenía en uno de los bolsillos de la chaqueta las instrucciones para usar el código del servicio secreto ruso por lo que, cuando iba a ser registrado por la Guardia Civil, sacó la cartera e hizo que se le cayera, intencionadamente, al suelo. Aprovechando ese instante en que la atención de los guardias estaba en la cartera, sacó el papel del bolsillo y se lo tragó.

Cartel taurino de la plaza de toros de Córdoba, 1937. En una corrida como ésta estuvo a punto Philby de ser desenmascarado. Fuente: ventadeantigüedades
Otras versiones afirman que no era un solo papel sino una libreta de códigos de la que se había librado antes, en previsión de que pudiesen descubrirla la policía o los servicios de seguridad de Franco.

Entre las actividades de espionaje de Philby para los soviéticos se encontraba la de la escritura de falsas cartas de amor entremezcladas con palabras en código, dirigidas a una ficticia muchacha parisina que supuestamente vivía en el 78 de la rue Grenelle. Unos años más tarde, Philby se enteraría, para su asombro y furia, de que esa era nada menos que la dirección real de la embajada soviética en París, por lo que había podido haber sido descubierto o desenmascarado.

El espionaje obsesionaba a ambos bandos. En la imagen un cartel republicano alusivo a la necesidad de ser discretos. Fuente: ElCantodelBuho
Pero el episodio que estuvo a punto de costarle verdaderamente la vida fue el que, paradójicamente, le aseguraría la confianza de los franquistas y la mejor ocasión de acabar con el general golpista, cumpliendo así las órdenes recibidas.

En diciembre de 1937, en las cercanías de Teruel, una bomba explotó frente al automóvil en el que estaba viajando Philby junto a los corresponsales de Associated Press, de Newsweek, y de la agencia Reuters. El segundo murió en el acto, en tanto que los otros dos pronto fallecerían a causa de sus respectivas heridas. No obstante, el afortunado Philby sólo sufriría una herida menor en la cabeza.

Philby (dcha.), aparatosamente vendado en la cabeza, charla con otros compañeros periodistas en Caudé (Teruel) tras haber salido vivo de un ataque de la artillería republicana. Fuente: CorbisImages
Este hecho, unido a que los informes de Philby aparentaban ser tan favorables a la causa franquista, hicieron que el 2 de marzo de 1938 recibiera personalmente la "Cruz Roja al Mérito Militar", de manos del propio general Franco. Algunas versiones sostienen que no fueron sus encendidos artículos sino sólo el opinable mérito de no haber muerto con el disparo, casualmente además de un cañón del 12,40 ruso -el famoso «chis-pun»-, lo que movió a Franco a condecorarle.

Sin embargo, ni en esta ocasión ni en otra posterior en la que Franco concedió a Philby una entrevista, pudo intentar el doble espía atentar contra él. Hay que reconocer que la misión, a causa del temible sistema de seguridad del militar, equivalía al suicidio. La escolta personal del “Generalísimo” estuvo durante toda la guerra, y después de ella, compuesta por requetés navarros procedentes en su mayoría de los Tercios de Lácor, Montejurra, y María de las Nieves, que garantizaban la seguridad en los alojamientos y en el cuartel general. El entorno exterior lo vigilaban guardias civiles y legionarios, a los que se añadían un batallón de escolta y la Guardia Mora.

Uniformes de la Guardia Mora de Franco que, amén de la protección que le ofrecía al dictador, le aportaba también una imagen de pompa y boato. Fuente: Por TierraMaryAire
Además, y sin que se hayan podido conocer los motivos, según recogen documentos recientemente desclasificados por los británicos y los rusos, Philby recibió notificación de Moscú para que se abortara el plan de asesinato.

En
noviembre de 2001, en esa desclasificación de documentos del KGB apareció uno donde se explica cómo un intermediario británico, siguiendo órdenes de Nicolai Lejov, jefe de la policía secreta soviética, entró en contacto y posteriormente envió a España a un joven inglés "periodista, de buena familia, idealista y fanático antinazi", disfrazado de corresponsal, con la misión de asesinar al general Franco; al lado de la descripción del "joven inglés" hay una anotación a mano: "prob. Philby" (probablemente Philby).

En todo caso, no existe hoy documentación alguna que revele cuándo fue
retirado o archivado el proyecto ruso de magnicidio. Algunas fuentes afirman que Philby nunca hubiera tenido agallas para cometer un crímen que, a buen seguro, hubiera cambiado el desarrollo de la Guerra Civil.

Las cenizas de Philby reposan en el cementerio moscovita de Kuntsevo, reservado a Héroes de la Unión Soviética. Fuente: PassportMoscow
Sin embargo, los soviéticos no concedían a ningún cobarde la Orden de Lenin con la que fue condecorado. Ni tampoco se la otorgaron por servicios intrascendentes. Fue uno de los mejores agentes dobles de la historia, cuyo engaño hizo un daño terrible al servicio secreto inglés, del que tardaría años en recuperarse.

Philby
murió apaciblemente una madrugada de mayo de 1988. Moscú lo despidió como a un héroe y en Occidente la repercusión alcanzó niveles insospechados.

En su
lápida luce aún hoy una estrella dorada, toda una alegoría ya que siempre se consideró un hombre afortunado.

La misma fortuna que acompañó durante toda su vida a un sanguinario criminal que, una vez más, se había librado, para desgracia de millones de sus compatriotas, de ser asesinado.






Fuentes documentales


Bibliografía


- Basset, R.
El enigma del almirante Canaris: historia del jefe de los espías de Hitler. Crítica, Barcelona, 2006.
- Martínez, J. La Batalla del Ebro. Crítica, Barcelona, 2006.
- Ros, M. La guerra secreta de Franco
(1939-1945). Crítica, Barcelona, 2002.
- Waller, J. The unseen war in Europe. espìonage and conspiracy in the Second World War. Random House, New York, 1996.


Revistas digitales

- Kim Philby: Living a lie. B. Volodarsky. HistoryToday, 01-08-2010.

Prensa digital


-
Kim Philby 'was ordered by Stalin to kill Franco'.C. Milmo. The Independent UK, 14-11-2001.
- Stalin planeó asesinar a Franco. BBC Mundo, 14-11-2001.
-
Trabajando para el enemigo. J. Reverte. El País, 18-03-2007.
- La Guerra Civil Española fue la "universidad del espionaje" para Kim Philby. El País, 13-08-1980.
- La pasión de un doble agente. A.C. Clarín, 01-04-2006.
-
La vida loca de un espía múltiple. J. Soler. El País, 19-10-2008.

Webgrafía

-
Con licencia para matar...a Franco. Fuente: El Gran Capitán

Material audiovidual

- "Los que quisieron matar a Franco", documental realizado con la colaboración de TVE, Televisió de Catalunya y el Ministerio de Cultura. Fuente: YouTube
- Spy web: Cambridge Stories. Fuente: YouTube
-
Kim Philby 1955. Fuente: YouTube

06 marzo 2011

Objetivo: Matar a Franco (1). El complot de los cabos.



Imagen del Cabo José Rico, tomada de una fotografía familiar. Fuente: El Mundo

La mayoría de la gente cree que nunca se intentó atentar contra Franco. Sin embargo, en los archivos del servicio secreto del Ejército y de la Guardia Civil constan cinco intentos de asesinato al general golpista, todos ellos convenientemente silenciados.

Además, la investigación realizada por el equipo de guionistas del documental "Los que intentaron matar a Franco" ha encontrado pruebas y testimonios de al menos siete intentos más urdidos para acabar con su vida.


A partir de la Guerra Civil, todos quisieron matar a Franco: anarquistas, comunistas, falangistas y monárquicos. Todos los intentos fracasaron porque Franco contaba con un férreo sistema de seguridad imposible de franquear. Pero la causa fundamental del fracaso fue que a sus autores les sobraba valor y les faltaba frialdad. Fueron, en su mayoría, idealistas desesperados a los que les faltó profesionalidad.


Portada de "Los que quisieron matar a Franco", película documental que narra los diversos intentos de acabar con Franco desde poco antes de la sublevación de 1936 hasta el ultimo en 1964. Fuente: La Tertulia de los Vientos
Los primeros intentos habrían tenido lugar incluso antes de producirse el golpe de estado franquista. El 14 de julio de 1936, tan sólo cuatro días antes del estallido de la contienda, Antonio Vidal, un destacado anarquista afincado en Tenerife, estuvo involucrado en un intento frustrado contra el general, por entonces comandante militar de Canarias, en la sede de la Comandancia de la capital tinerfeña, que fracasó en el último momento por la traición de otro anarquista.

Antonio Vidal evitó que lo detuvieran ocultándose bajo una lápida del cementerio de San Rafael y San Roque de la capital tinerfeña y después consiguió escapar, iniciando a partir de entonces una brillante carrera como espía al servicio de la República.

Franco con oficiales y jefes de las guarniciones de Canarias, en un almuerzo celebrado en el Monte de la Esperanza, tras unas maniobras. Fuente: El País
De mayor trascendencia fue el intento conocido como “el Complot de los Cabos”. Todo comenzó al filo de la medianoche del 17 de julio de 1936, momento en que empezaron a darse los primeros pasos para llevar a cabo la sublevación. En la ciudad de Ceuta, al Regimiento de Infantería del Batallón del Serrallo número 8 se le ordenó participar en la toma del control de la ciudad norteafricana.

A él pertenecían los cabos veteranos José Rico y Pedro Veintemillas, soldados profesionales pero de profundas convicciones republicanas. Los dos suboficiales patrullaban por las calles de la ciudad en cumplimiento de las instrucciones recibidas cuando observaron como grupos de falangistas detenían a civiles y asaltaban sedes de partidos políticos, mientras pegaban pasquines en las paredes con el bando firmado por Franco que establecía el estado de guerra, la disolución de los partidos y la prohibición del derecho de reunión.


Portada del Diario La Voz del 18 de julio de 1936. Aún no se le daba a la sublevación la importancia que tendría. Fuente: Rayos y centellas
Cuando en las primeras horas del 18 de julio Rico y Veintemillas regresaron al cuartel, se reunieron con los también cabos Anselmo Carrasco y Pablo Frutos. Entre los cuatro estuvieron discutiendo acaloradamente como podían frustrar la sublevación contra la República.

En ese mismo día, durante una segunda reunión, José Rico presentó un plan para matar a Franco que él mismo lideraría. Cuando el general entrase en el patio central de la comandancia para pasar revista a las tropas, él le dispararía a bocajarro. En ese momento, los demás implicados reducirían al resto de las tropas apuntándolas desde las ventanas del primer piso del acuartelamiento, impidiendo así cualquier intento de resistencia.

Una vez conseguido su objetivo, un segundo grupo iría a la ciudad para informar del atentado y conseguir el apoyo de la población.


El teniente coronel Yagüe anuncia desde un balcón de Ceuta la llegada de Franco a la ciudad para hacerse con los mandos del alzamiento militar- EFE-. Fuente: El País
Los cabos y soldados implicados lo habían planeado todo con detalle. Sabían que Franco aterrizaría en Tetuán a bordo del famoso avión Dragon Rapide y que en pocas horas se presentaría en la comandancia de Ceuta.

Sin embargo, la tensión que atenazaba a los jóvenes soldados de reemplazo ante la trascendencia del atentado provocó que uno de ellos fuese a ver al coronel al mando del cuartel para contarle los planes del complot que se estaba organizando. Alarmado por la información, el coronel detuvo a todos los implicados antes de que Franco llegase.

Casi una veintena de soldados fueron conducidos en una camioneta destartalada a la fortaleza militar del Monte Hacho. Para entonces, Franco acababa de llegar a Tetuán, capital del protectorado. La mañana siguiente tenía previsto visitar Ceuta.

Llegada de Franco al aeropuerto de Tetuán en el Dragon Rapide. Fuente: Proyecto integrado 2
Allí debieron de pasar casi un año de duros interrogatorios a la espera del consejo de guerra Dos de los compañeros de José Rico, los cabos Veintemillas y Marcos ni siquiera tuvieron la oportunidad de tener ningún tipo de juicio, porque en la madrugada del 21 de enero del 37 fueron asesinados con un tiro en la cabeza, por una patrulla de falangistas que les sacó de su celda.

El 17 de marzo de 1937 concluyó el consejo de guerra contra 37 militares y dos civiles, que fueron acusados de organizar un complot para matar a Franco, en el que estuvieron implicados en total 41 personas, sumando los dos cabos que mataron antes del consejo.

La sentencia decretó la pena de muerte para cinco de ellos, a ocho les condenaron a cadena perpetua, 13 fueron condenados con penas de cárcel y otros 13 fueron absueltos.

Muros de la fortaleza militar de Monte Hacho (Ceuta) junto a los cuales fue fusilado el Cabo José Rico y otros cuatro implicados en el complot. Fuente: Blog de Ceuta
Se dice que el juez insultó a los procesados y les dijo con desprecio que no eran españoles y que eran todos “unos cobardes traidores a la patria”, por lo que José Rico se levantó y dirigiéndose a los miembros del consejo les espetó con una gran dignidad:

“Juré defender una España democrática y la defiendo porque soy español; los traidores a la patria sois vosotros”.

Un mes más tarde se ejecutó la sentencia.

El Complot de los Cabos fracasó pero, ¿y si hubiera triunfado? Según varios historiadores la muerte de Franco no habría cambiado la guerra por varias razones. Primero porque ni él mismo pensaba que iba a ser generalísimo -los cabecillas Mola y Sanjurjo murieron en accidentes aéreos-.

Restos de la avioneta con la que se estrelló el general Sanjurjo. Su muerte alteró la organización de la cúpula dirigente de los sublevados, ya que por sus méritos militares estaba destinado a ser el general en jefe del alzamiento. Fuente: I.T.E.
En segundo lugar porque la República no podía ganar sin Francia y Reino Unido. Por último, porque la premura del golpe llevó a Franco a no visitar el cuartel desde donde Rico se proponía perpetrar el atentado.

Sin embargo, en lo que también coinciden los estudiosos de este período es en afirmar que la dictadura posterior hubiera sido muy diferente si hubiera sido otro y no Franco el que hubiera alcanzado el poder.

Nunca lo sabremos...



Fuentes documentales

Bibliografía


- Bayo, E. Los atentados contra Franco. Plaza y Janés, Barcelona, 1976.

- Fonseca, C. Tiempo de memoria. Temas de Hoy, Madrid, 2009.

- Romero, A. Objetivo: matar a Franco. La Falange contra el Caudillo. Ediciones Barbarota, Madrid, 1994.

- Sánchez Montoya, F. Ceuta y el Norte de África 1931-1944, República, Guerra y Represión. Ed. Natívola, Granada, 2004.


Revistas digitales


"José Rico, un militar republicano que se enfrentó al alzamiento franquista". S. López Arnal. El Viejo Topo, nº 241, febrero de 2008.


Prensa digital


- "Franco tenía que morir en Tenerife". S. Rincón. La Opinión de Tenerife, 14-07-2010.
- “Quiso matar a franco el 19 de julio”. El Mundo, 29-03-2009.

- “En vísperas del 18 de julio de 1936 intentaron matar a Franco”. S. Rincón. La Opinión de A Coruña, 25- 07-2010.

- “Una herida en el alma”. Y. Recio. Heraldo de Soria, 28-02-2011.

- “Las 12 vidas de Francisco Franco”. A. Aguilar. El País, 30-01-2006.


Material audiovisual


- "Los que quisieron matar a Franco", documental realizado con la colaboración de TVE, Televisió de Catalunya y el Ministerio de Cultura. Fuente: YouTube