Así rezaba el último parte de guerra del bando franquista leído con voz marcial por un actor. Su emisión por la radio ponía, teóricamente, punto final a aquella guerra fratricida, saldada con más de un millón de muertos, que fue la antesala de una larga dictadura de casi cuarenta años.
Desde entonces han transcurrido casi tantos años como los que tuvo la dictadura. Sin embargo, a día de hoy quedan decenas de miles de víctimas de la dictadura enterradas en las innumerables fosas comunes que cruzan el país igual que una cicatriz siniestra. Se dice de ellos que fueron enterrados dos veces. Entonces, por la Guerra Civil, y ahora, por las trabas burocráticas de todo signo político y la excusa de que “el olvido mejora la convivencia”.
Según la lista que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica le entregó al juez Baltasar Garzón cuando éste inició una causa para investigar el paradero de los asesinados por los franquistas, el número de éstos se cifra al menos en 140.000 personas. Y no deja de crecer.
Mapa de la Memoria. En él se muestran, entre otras cosas, las fosas comunes conocidas. Pinchar en el vínculo para ver en detalle.
Ya pudo comprobar el magistrado de la Audiencia Nacional nada más poner en marcha su proceso, al requerir a diversas instituciones datos sobre los desaparecidos y encontrarse con que esclarecer aquella matanza iba a ser difícil. Son muchos los recovecos legales en los que se ha basado la inmunidad de los represores o de sus cómplices pero lo peor es que una parte de la verdad quedó oculta en los años de la Transición y la blindan pactos como la Ley de Amnistía del año 1977, que es preconstitucional, o los Acuerdos suscritos en 1979 con el Vaticano.
La primera indultaba "los delitos de rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o motivo de ello, tipificados en el Código de Justicia Militar", y "los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, los funcionarios y agentes del orden público (...) contra el ejercicio de los derechos de las personas". Los segundos sancionaban que el Estado respetaría "la inviolabilidad de los archivos, registros y demás documentos pertenecientes a la Conferencia Episcopal Española, a las curias episcopales, a las curias de los superiores mayores de las órdenes y congregaciones religiosas, a las parroquias y a otras instituciones y entidades eclesiásticas".
El camino de quienes intentamos recuperar los restos de los nuestros está siendo, a causa de estas leyes de Punto Final, largo, solitario y tortuoso, puesto que las trabas legales que dificultan cualquier iniciativa al respecto son interminables y porque la ayuda oficial que hemos recibido por parte de los diferentes Gobiernos de la democracia ha sido más bien pequeña.
La última decepción, que fue muy dolorosa porque había levantado enormes expectativas, se produjo cuando el juez Garzón, que, entre otras cosas, les quería dar a las atrocidades del franquismo la categoría de crímenes contra la humanidad, un grado que evita que los delitos prescriban o sean amnistiados, fue sometido a una presión tan asfixiante a izquierda y derecha, tanto por parte del Fiscal General del Estado como de la sección más conservadora del Poder Judicial, que se vio obligado a inhibirse de la investigación en favor de los juzgados territoriales de los lugares en los que se encuentran algunas de las fosas conocidas, para que ellos decidan si siguen adelante o no.
La controvertida Ley de Memoria Histórica, en la que se dice que "el Estado ayudará a la localización, identificación y eventual exhumación de las víctimas de la represión", se queda en la práctica en meras promesas que ofrecen, como mucho, "ayuda" o "cooperación". En realidad, la Ley dice que somos los familiares de las víctimas quienes debemos llevar a cabo las exhumaciones con nuestros propios medios, es decir con nuestro propio dinero, y se desentiende del tema dejando al criterio de cada Administración Autonómica o del gobierno de la entidad local donde se ubiquen los restos para que otorgue o no la autorización para que dichas exhumaciones puedan realizarse. El Gobierno contribuye con unas subvenciones testimoniales.
La primera indultaba "los delitos de rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o motivo de ello, tipificados en el Código de Justicia Militar", y "los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, los funcionarios y agentes del orden público (...) contra el ejercicio de los derechos de las personas". Los segundos sancionaban que el Estado respetaría "la inviolabilidad de los archivos, registros y demás documentos pertenecientes a la Conferencia Episcopal Española, a las curias episcopales, a las curias de los superiores mayores de las órdenes y congregaciones religiosas, a las parroquias y a otras instituciones y entidades eclesiásticas".
El camino de quienes intentamos recuperar los restos de los nuestros está siendo, a causa de estas leyes de Punto Final, largo, solitario y tortuoso, puesto que las trabas legales que dificultan cualquier iniciativa al respecto son interminables y porque la ayuda oficial que hemos recibido por parte de los diferentes Gobiernos de la democracia ha sido más bien pequeña.
La última decepción, que fue muy dolorosa porque había levantado enormes expectativas, se produjo cuando el juez Garzón, que, entre otras cosas, les quería dar a las atrocidades del franquismo la categoría de crímenes contra la humanidad, un grado que evita que los delitos prescriban o sean amnistiados, fue sometido a una presión tan asfixiante a izquierda y derecha, tanto por parte del Fiscal General del Estado como de la sección más conservadora del Poder Judicial, que se vio obligado a inhibirse de la investigación en favor de los juzgados territoriales de los lugares en los que se encuentran algunas de las fosas conocidas, para que ellos decidan si siguen adelante o no.
La controvertida Ley de Memoria Histórica, en la que se dice que "el Estado ayudará a la localización, identificación y eventual exhumación de las víctimas de la represión", se queda en la práctica en meras promesas que ofrecen, como mucho, "ayuda" o "cooperación". En realidad, la Ley dice que somos los familiares de las víctimas quienes debemos llevar a cabo las exhumaciones con nuestros propios medios, es decir con nuestro propio dinero, y se desentiende del tema dejando al criterio de cada Administración Autonómica o del gobierno de la entidad local donde se ubiquen los restos para que otorgue o no la autorización para que dichas exhumaciones puedan realizarse. El Gobierno contribuye con unas subvenciones testimoniales.
Excavación de un fosa común de fusilados por los fascistas.
La ley no contempla para nada la tutela judicial del levantamiento de fosas. La llamada Ley de Memoria Histórica reduce a las decenas de miles de muertos en fosas comunes a la condición de simples despojos, una recogida de basura pendiente. La legislación española tiene unos protocolos legales forenses y militares para cuando se encuentran cuerpos enterrados de personas asesinadas. Hay incluso unidades de la Guardia Civil que son formados para actuar en fosas comunes en zonas donde se han cometido crímenes de guerra. Todo está previsto en la legislación vigente de España y que recoge la legislación internacional sobre crímenes de guerra.
Sin embargo la Ley de Memoria Histórica ignora todo esto, lo cual tiene un nombre para muchos expertos juristas: prevaricación, hacer una ley aberrante a sabiendas de que incumple la legislación vigente de mayor nivel. Es pues una ley que apoya ocultar y destruir pruebas de un genocidio. Cada fosa abierta y cada cuerpo exhumado es una prueba de cargo contra el franquismo; si los jueces no intervienen en el proceso, esas pruebas desaparecen.
Entretanto, España permanece como una isla en el marco del derecho internacional. Ha intervenido judicialmente en los casos de las dictaduras chilena y argentina, pidiendo la extradición de Augusto Pinochet o condenando al ex militar argentino Adolfo Scilingo por crímenes de lesa humanidad, y sin embargo, según Amnistía Internacional, "no ha sido capaz de ofrecer verdad, justicia y reparación para las víctimas de su propio país durante la Guerra Civil y el régimen franquista", lo que hace evidente la originalidad macabra de nuestro país, "que es el único caso donde no se ha avanzado prácticamente nada 70 años después de la Guerra Civil".
Muchos de los que somos hijos, nietos y bisnietos de aquellos que fueron asesinados por sus ideales somos conscientes de que, al exhumar los restos de los nuestros, apoyamos una ley que oculta pruebas, que legaliza crímenes, que ignora a las víctimas, que busca comprar nuestra aceptación del “punto final” con dinero y dividir con ello al movimiento por la Memoria.
Pero también vemos con tristeza que muchos de los hijos, de los descendientes directos ,van muriendo o son ya muy mayores. Es el llanto de los ancianos, de nuestras madres y padres, de nuestros abuelos y abuelas, lo que nos obliga a exhumar a los nuestros para darles una sepultura digna, un lugar donde sus hijos puedan, al fin, llevarles unas flores y honrarles como merecen.
Sin embargo la Ley de Memoria Histórica ignora todo esto, lo cual tiene un nombre para muchos expertos juristas: prevaricación, hacer una ley aberrante a sabiendas de que incumple la legislación vigente de mayor nivel. Es pues una ley que apoya ocultar y destruir pruebas de un genocidio. Cada fosa abierta y cada cuerpo exhumado es una prueba de cargo contra el franquismo; si los jueces no intervienen en el proceso, esas pruebas desaparecen.
Entretanto, España permanece como una isla en el marco del derecho internacional. Ha intervenido judicialmente en los casos de las dictaduras chilena y argentina, pidiendo la extradición de Augusto Pinochet o condenando al ex militar argentino Adolfo Scilingo por crímenes de lesa humanidad, y sin embargo, según Amnistía Internacional, "no ha sido capaz de ofrecer verdad, justicia y reparación para las víctimas de su propio país durante la Guerra Civil y el régimen franquista", lo que hace evidente la originalidad macabra de nuestro país, "que es el único caso donde no se ha avanzado prácticamente nada 70 años después de la Guerra Civil".
Muchos de los que somos hijos, nietos y bisnietos de aquellos que fueron asesinados por sus ideales somos conscientes de que, al exhumar los restos de los nuestros, apoyamos una ley que oculta pruebas, que legaliza crímenes, que ignora a las víctimas, que busca comprar nuestra aceptación del “punto final” con dinero y dividir con ello al movimiento por la Memoria.
Pero también vemos con tristeza que muchos de los hijos, de los descendientes directos ,van muriendo o son ya muy mayores. Es el llanto de los ancianos, de nuestras madres y padres, de nuestros abuelos y abuelas, lo que nos obliga a exhumar a los nuestros para darles una sepultura digna, un lugar donde sus hijos puedan, al fin, llevarles unas flores y honrarles como merecen.
Una mujer llora, desconsolada, ante el cuerpo de un fusilado. NOTA: Puede que se trate, en realidad,de una de las víctimas de un bombarbeo franquista sobre Lérida, según otra versión. Mantengo a pesar de las dudas la imagen ya que no deja de mostrar la desolación ante la muerte violenta de un ser querido.
Muchos ancianos no pueden asumir la exhumación No se les puede pedir a personas de 80 años que busquen a un historiador, a un antropólogo, a un arqueólogo...Por fortuna para nosotros, diversas organizaciones que trabajan por la recuperación de la Memoria Histórica, se han venido encargando, de una manera prácticamente desinteresada, de las exhumaciones y posteriormente de la identificación, cuando es posible, de los restos.
Si hoy echamos la mirada unos pocos años atrás constatamos que, a pesar de todo, ha habido un avance del movimiento social por la recuperación de la memoria. Hemos conseguido entre todos una considerable presencia mediática, un buen número de resoluciones judiciales y algunos avances legislativos, poniendo el tema de los derechos y de la recuperación de la memoria de las víctimas republicanas y de la dictadura, en el centro del debate social, político, periodístico y jurídico.
Sin embargo hoy, más que nunca, tenemos que seguir demostrando que todo lo conseguido en estos años no es suficiente. Nos queda mucho camino que recorrer y tenemos que aprender de otros países como Alemania o Argentina.
Hasta que no se repare a las victimas, no se acometa la búsqueda de desaparecidos, no se recupere la memoria colectiva y social, no se asuma el reconocimiento de los crímenes contra la humanidad perpetrados por el franquismo y no haya una ruptura definitiva con el régimen de la dictadura, no podremos llegar a una reconciliación, ni siquiera a una normalización.
Porque el derecho a la Justicia y a la Verdad es irrenunciable.
Y porque nunca prescribe.
Si hoy echamos la mirada unos pocos años atrás constatamos que, a pesar de todo, ha habido un avance del movimiento social por la recuperación de la memoria. Hemos conseguido entre todos una considerable presencia mediática, un buen número de resoluciones judiciales y algunos avances legislativos, poniendo el tema de los derechos y de la recuperación de la memoria de las víctimas republicanas y de la dictadura, en el centro del debate social, político, periodístico y jurídico.
Sin embargo hoy, más que nunca, tenemos que seguir demostrando que todo lo conseguido en estos años no es suficiente. Nos queda mucho camino que recorrer y tenemos que aprender de otros países como Alemania o Argentina.
Hasta que no se repare a las victimas, no se acometa la búsqueda de desaparecidos, no se recupere la memoria colectiva y social, no se asuma el reconocimiento de los crímenes contra la humanidad perpetrados por el franquismo y no haya una ruptura definitiva con el régimen de la dictadura, no podremos llegar a una reconciliación, ni siquiera a una normalización.
Porque el derecho a la Justicia y a la Verdad es irrenunciable.
Y porque nunca prescribe.
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Mi querido hermano Daniel:
ResponderEliminarLo que acabo de leer me deja en verdad sorprendido, desconocía que en la actualidad los descendientes de las víctimas del Terrorismo de los Sublevados contra el Orden Constitucional, tengan que arreglárselas por si solos.
Te confieso que me cuesta en parte opinar sobre lo que ocurre en tu patria por un tema de al saberme extranjero, como que no tengo mucho derecho en inmiscuirme en los asuntos de otro pueblo.
Sin embargo los crímenes son iguales en todos lados, un asesino acá es igual que uno en tu país, solo me cabe pensar, y de esto estoy seguro, que irremediablemente en algún momento se hará justicia, que tu pueblo, tu gobierno y tu justicia, comprenderán que no es cierto eso que:“el olvido mejora la convivencia”, ya que va contra del orden universal, esa necesidad casi natural de poner las cosas en su justo lugar, en un orden similar a las leyes naturales. Si alguien comete un crimen debe ser castigado, y también debe ser responsable el Estado mismo en compensar materialmente a las víctimas (en este caso sus deudos) por tanto dolor y tanto daño producido.
Estoy seguro que irremediablemente se hará justicia, no te preocupes, acá también pensábamos que las leyes urdidas por los militares iban a tornar imposible intentar de alguna forma hacer justicia. Lo único que hace falta es la "voluntad política" y luego todo se resolverá satisfactoriamente.
Daniel ya te lo he dicho muchas veces, tu dolor y el de tus nacionales es mi dolor, ya que no solo me siento hermanado por una cuestión de raza sino por el dolor, que es mucho mas fuerte todavía.
Y respecto a lo que decís de los ejemplos de Alemania y Argentina, dejame que te corrija y te recuerde que en la historia el verdadero ejemplo lo hemos dado nosotros dado que en el caso de Alemania la justicia estuvo en manos de la tropa de ocupación, no de los alemanes mismos, yo tengo el orgullo de saber que hemos sido nosotros los primeros, y hasta ahora los únicos que hemos derogado las leyes de Punto Final y Amnistía que encubría a los asesinos, y nos estamos encargando de juzgar a los criminales, de tanto horror, obviamente sabrás que no es unánime esto, hay jueces de la epoca de la dictadura que relantizan los procesos, hay un clero que viene con el conocido canto de “el olvido mejora la convivencia”, hay fuerzas que no representan a las mayorías pero si tienen mucho poder económico que piden olvidar y hay todo un sector de la oligarquia agropecuaria como la Sociedad Rural Argentina, que está disgustada con el accionar de este gobierno, vemos ahora como políticos que hace un tiempo tenían un discurso casi de izquierda como han girado hacia la derecha como Carrió, como un hijo de un industrial que se hizo rico durante el período militar y en le época del neoliberalismo salvaje de los 90 ha creado un partido como el PRO de Macri, y como los habitantes de la Capital que viven en una burbuja lo apoyan, y en el interior fogoneados por los lobbys de los Pools de siembra de la soja, como Cargill, Monsanto, Molinos, Dreyfuss, ADM, ayudados por los medios de información están intentando la vuelta de las derechas. Daniel acá el 28 de junio se juegan muchas cosas, mas de lo que te podés imaginar.
Lo que leo respecto a la complicidad del Vaticano es repugnante.
Te mando y abrazo y me solidarizo en tu dolor, y se que vas a terminar tu labor, ya que no solo te rodean tus ancestros que piden justicia, sino todos sus compañero caidos, y todos los que te leemos.
Abrazo fraterno.
Un saludo, en parte como tu sabes sin quitarle la culpa que merecen las administraciones,gran parte de esta recae sobre la sociedad porque como es sabido es una sociedad dual la que tenemos, la mitad de ella son herederos del franquismo y sino de su sistema de vida,que no quieren que se remueva la historia no les salpique a sus conciencias suponiendo que las tengan,otra parte la que nos decimos de izquierdas miramos hacia otro tipo de problemas quitandole importancia al pasado sin recordar que venimos de ahi y no se hace la presion suficiente a las administraciones aparte para que los familiares tengan su justa compensacion para devolver a cada uno a su sitio en la historia,por eso sois importantes gentes como tu y otros que con iniciativas como esta contribuis a que haya memoria y no olvido por que al final de todo los que hacen la memoria de un pueblo son sus gentes,ya sabes que yo no tengo a nadie por esas cunetas del pais pero identifico como mios a todos y cada uno de ellos,de momento en cuanto a la tan traida ley de memoria lo unico que me produce es desencanto,yo no creo en la justicia igual para todos,hasta otra.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. Es terrible ver como en España, despues de 70 años, no se haya dado una reparación digna a los que defendieron la legalidad republicana. Y que cuando se intenta hacer algo, a través de la ley de Memoria Histórica, nos quedamos a medio camino.
ResponderEliminarLa actitud pusilánime del PSOE, por tratar de no buscar enfrentamientos con el P.P. y la iglesia ha tenido como resultado una ley que no devuelve la dignidad a los represaliados, aún a sabiendas de que no por eso iban a dejar de ser hostiles con la ley.
Salud, República y Socialismo
Falta de voluntad política, pasividad social y ciertamente hipocresía para resumir en aquello de ojos que no ven... el reto, creo yo, es que las generaciones futuras no olviden y tengan claro que la guerra y la posterior dictadura fue un error y un enorme saco de injusticias y atropellos.
ResponderEliminarEn eso estamos. Saludos
Daalla, cada vez que te leo se me coge un nudo en la boca del estómago. Me meto de lleno en tus letras y la impotencia me come.
ResponderEliminarHoy, me embargó la emoción ante la imagen de la mujer ante el fusilado. Por dios que no se olvide nunca.
Besos
Lux, como siempre te agradezco tus palabras y el sentimiento que sé que va con ellas. Ya sé que parece mentira que en este país y en los tiempos que corren esté todavía así el tema de la Memoria Histórica. La dictadura dejó en verdad muchas cosas "atadas y bien atadas" y en la Transición hubo de pactarse con la derecha y la iglesia para que el ejército no volviera a dar un golpe de estado, aunque volvió a hacerlo el 23 de febrero de 1981.
ResponderEliminarLos argentinos sois los primeros en recuperar la memoria y en llevar a aquellos criminales adonde tienen que estar, es decir, a la cárcel. Acepto la corrección.
Hoy por hoy no tengo grandes expectativas de que la cosa cambie mucho en España. Haría falta un gobierno verdaderamente de izquierda y lo suficientemente fuerte para enfrentarse a los poderes fácticos.Pero la esperanza es lo último que se pierde y seguiremos trabajando para que aquellos atropellos tengan, algún día, la justicia que se les debe.
Un abrazo para mi hermano argentino.
Severino, estoy completamente de acuerdo. La gente de la derecha intenta, comprensiblemente, que no se sepan los abusos y barbaridades que cometieron sus abuelos y los privilegios que el régimen franquista les otorgó y que aún hoy siguen disfrutando. La izquierda, como siempre, es olvidadiza y enseguida se hastía de todo lo que le recuerde a la guerra civil y a la represión franquista. Ha contribuido y mucho la falta de una enseñanza verdaderamente crítica durante tantos años y el aborregamiento que fomentó y fomenta la iglesia.
Un abrazo.
Antonio, el PSOE de hoy no tiene nada que ver con aquellos SOCIALISTAS de verdad a los que perteneció mi abuelo. Los de hoy sólo tienen el nombre y viven de unas rentas y de una historia de la que, hoy día, no son dignos.
Es vergonzoso ver cómo se bajan los pantalones cada vez que la jerarquía eclesiástica los llama al orden y se dejan chulear con aspectos que parecen de poca importancia pero que no son baladíes, como los lacitos blancos de las cofradías.
Salud y República
Noel, mucho tenéis que hacer en los IES, en especial los profesores de historia, para que primero se revisen los textos que estudian los alumnos de los que lo mejor que se puede decir es que, a fuerza de no querer ser tendenciosos se quedan en "agua de borrajas", como decimos aquí, cuando no glosan explícitamente a la "cruzada", a la hora de explicar la II República, la guerra civil, la dictadura y la represión franquista, la lucha de los maquis y los guerrlleros...
Y en segundo lugar una voluntad del profesorado para que la enseñanza de todo ello tenga el espacio y el tiempo adecuado. Aún recuerdo cómo cuando estaba estudiando bachillerato, aun contando con buenos profesores, todo ello se veía deprisa y corriendo y sin profundizar porque había que terminar el programa y el tiempo apremiaba.Si eso no cambia pronto, todo lo relacionado con la Memoria Histórica será para los jóvenes como leer las Fábulas de Esopo o como esos trabajos que hay que hacer obligatoriamente pero no dejan de ser un coñazo.
Saludos.
Entre todas las trabas, y todos los palos en las ruedas, uno debe aferrarse a ese movimiento para recuperar la memoria, a ese interés que aparece en los medios, que reflejan el deseo de saber de la gente. Los procesos muchas veces parecen lentos, pero de a poco la verdad debe surgir. Un beso grande.
ResponderEliminarVerdial, cuando escribo de alguna manera espanto mis temores y mis males, como dicen que hace el que canta. Yo también me siento a veces impotente y derrotado pero luego pienso que no puedo ni debo sentirme así, pues a los derrotados de entonces no les quedamos más que nosotros. Y si les fallamos, entonces nada valió la pena de lo que hicieron. ¡Y hasta ahí podríamos llegar...!
ResponderEliminarEntre todos tenemos que conseguir que no se les olvide nunca. Así evitaremos que la historia se repita.
Un beso.
Marcela, dicen que la verdad siempre encuentra el camino. Como dice tu compatriota Lux, también estaban muy difíciles las cosas en Argentina y, sin embargo, hoy es el modelo a seguir no sólo por España sino por otros tantos países donde los crímenes contra la humanidad han sido moneda común.
No sólo por mi, sino más incluso por mi madre y otros que ya son mayores como ella, quisiera que esa verdad no se demorase demasiado.
Un beso.