Cartel de 1937 que pretende explicar qué es el fascismo y cuáles sus consecuencias.
Destinatario: comandante Antonio Vallejo-Nájera, Jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares.
«En contestación a su escrito del 10 del actual proponiendo la creación de un Gabinete de Investigaciones Psicológicas cuya finalidad primordial será investigar las raíces psicofísicas del marxismo, manifiesto que de conformidad con su mencionada propuesta, autorizo la creación del mismo».Francisco Franco BahamondeTelegrama postal 1565
23 de agosto de 1938. Vallejo-Nájera, que había estudiado en Alemania las teorías racistas nazis de las cuales era un ferviente admirador, se convertía en director de las Investigaciones Psicológicas de los Campos de Concentración. Su objetivo principal, “purificar” la raza española mediante la eliminación del “gen rojo”, del “gen del diablo”.
Para ello se valió de los mejores laboratorios posibles, los campos de concentración franquistas que la Gestapo alemana había ayudado a establecer en nuestro país.
La policía secreta nazi supervisó también los experimentos del director médico de dichos campos, Vallejo-Nájera, el cual escribió extensamente (en libros titulados Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza, Política racial del nuevo Estado, y otros) sobre la degeneración de la raza española, que según él había ocurrido durante la República. A juicio de Vallejo-Nájera se necesitaba en la España franquista una regeneración racial, debido al incremento de "tarados" y "enfermos". A esta categoría pertenecían, para él, no sólo las personas discapacitadas y enfermas, sino también, y especialmente, quienes mantuviesen cualquier postura crítica al régimen franquista.
Vallejo-Nájera promovió así las ideas racistas y prácticas genocidas nazis indicando que la "regeneración de la raza impone una política de eliminación de todos los agentes físicos, psicológicos y morales que degeneren la raza", y consideró la eliminación física, a través de asesinatos políticos, como parte de esta purificación de la raza.
En realidad, muchos de los experimentos realizados en los campos de concentración nazis en Alemania fueron realizados antes por la Gestapo en los campos de concentración franquistas. Es más, muchas de las víctimas de tales experimentos en los campos de concentración nazis fueron españoles.
Uno de los campos de concentración que escogió Vallejo-Nájera fue el de San Pedro de Cardeña, a las afueras de la ciudad de Burgos, un monasterio habilitado como centro de reclusión. Aunque había prisioneros españoles, la mayoría de sus 700 reclusos pertenecían a las Brigadas Internacionales, que padecían infames condiciones de vida, como denunciaron algunos brigadistas norteamericanos que fueron intercambiados en aquella época. Los brigadistas supervivientes recuerdan también la presencia de dos científicos alemanes y de miembros de la Gestapo que tomaban mediciones antropométricas e interrogaban a los prisioneros.
Del análisis de los Brigadistas Internacionales, Vallejo-Nájera dedujo que «los marxistas aspiran al comunismo y a la igualdad de clases a causa de su inferioridad, de la que seguramente tienen conciencia. Y por ello se consideran incapaces de prosperar mediante el trabajo y el esfuerzo personal. Si se quiere la igualdad de clases no es por el afán de superarse, sino de que desciendan a su nivel aquellos que poseen un puesto social destacado, sea adquirido o heredado».
Vallejo-Nájera ensayó un programa de reeducación política con el fin de tratar de reutilizar a estos presos en las filas del ejército franquista pero descartó enseguida ese propósito al considerar a los brigadistas como infra-humanos que ni siquiera respondían a un tratamiento rehabilitador. De esta manera, el trabajo de reeducación de estos prisioneros se limitó básicamente a obligarles a desfilar, entonar gritos franquistas y a un cursillo religioso de seis semanas que nadie superaba y que se repetía continuamente durante el periodo de cautiverio.
Su segundo grupo de experimentación estaba compuesto por 50 presas, milicianas republicanas, de la cárcel de Málaga, ciudad costera a la que consideraba proclive a la “enfermedad marxista”. El método fue similar al empleado con los brigadistas, pero en su análisis afirma: «Recuérdese para comprender la activísima participación del sexo femenino en la revolución marxista su característica debilidad del equilibrio mental, la menor resistencia a las influencias ambientales, la inseguridad del control sobre la personalidad ( ) Cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer ( ) entonces se despiertan en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas, característica de la crueldad femenina que no queda satisfecha con la ejecución del crimen, sino que aumenta durante su comisión ( ) Además, en las revueltas políticas tienen la ocasión de satisfacer sus apetencias sexuales latentes».
Y esas recomendaciones se traducen en actuaciones como separar a las madres republicanas de sus hijos lactantes, el robo de niños o el desarrollo de programas de reeducación política y moral en los campos de concentración.
Al finalizar la guerra, el psiquiatra ocupó la cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Madrid, convirtiéndose en una de las figuras más influyentes de la psiquiatría y la psicología de los años 40 y 50. Así fue premiado por Franco que de esta manera tuvo la coartada pseudocientífica perfecta para “desinfectar” el gen rojo de la raza española superior.
El Papa Pío XII bendijo esta purificación como obra de Dios, aprobó su definición como Cruzada y condecoró al general Franco con la Orden Suprema de Cristo, la más alta institución vaticana. Pío XII, el Vaticano y la Iglesia española eran conocedores de las enormes atrocidades realizadas por el régimen español, del cual la Iglesia española formó parte esencial ya que contribuyó a su represión de los rojos.
No en vano la purificación de la raza propuesta por Vallejo Nájera incluía el resurgimiento de la Santa Inquisición en contra de las personas que consideraba antipatrióticas, anticatólicas y antimilitares que corrompían la raza española.
Para ello se valió de los mejores laboratorios posibles, los campos de concentración franquistas que la Gestapo alemana había ayudado a establecer en nuestro país.
Visita de Himmler a España en 1940. Su "visita de hermandad" ayudó a crear los campos de concentración y los experimentos eugenésicos de Vallejo-Nájera.
La policía secreta nazi supervisó también los experimentos del director médico de dichos campos, Vallejo-Nájera, el cual escribió extensamente (en libros titulados Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza, Política racial del nuevo Estado, y otros) sobre la degeneración de la raza española, que según él había ocurrido durante la República. A juicio de Vallejo-Nájera se necesitaba en la España franquista una regeneración racial, debido al incremento de "tarados" y "enfermos". A esta categoría pertenecían, para él, no sólo las personas discapacitadas y enfermas, sino también, y especialmente, quienes mantuviesen cualquier postura crítica al régimen franquista.
Vallejo-Nájera promovió así las ideas racistas y prácticas genocidas nazis indicando que la "regeneración de la raza impone una política de eliminación de todos los agentes físicos, psicológicos y morales que degeneren la raza", y consideró la eliminación física, a través de asesinatos políticos, como parte de esta purificación de la raza.
En realidad, muchos de los experimentos realizados en los campos de concentración nazis en Alemania fueron realizados antes por la Gestapo en los campos de concentración franquistas. Es más, muchas de las víctimas de tales experimentos en los campos de concentración nazis fueron españoles.
Brigadistas Internacionales, prisioneros en el campo de San Pedro de Cardeña (Burgos).
Uno de los campos de concentración que escogió Vallejo-Nájera fue el de San Pedro de Cardeña, a las afueras de la ciudad de Burgos, un monasterio habilitado como centro de reclusión. Aunque había prisioneros españoles, la mayoría de sus 700 reclusos pertenecían a las Brigadas Internacionales, que padecían infames condiciones de vida, como denunciaron algunos brigadistas norteamericanos que fueron intercambiados en aquella época. Los brigadistas supervivientes recuerdan también la presencia de dos científicos alemanes y de miembros de la Gestapo que tomaban mediciones antropométricas e interrogaban a los prisioneros.
Del análisis de los Brigadistas Internacionales, Vallejo-Nájera dedujo que «los marxistas aspiran al comunismo y a la igualdad de clases a causa de su inferioridad, de la que seguramente tienen conciencia. Y por ello se consideran incapaces de prosperar mediante el trabajo y el esfuerzo personal. Si se quiere la igualdad de clases no es por el afán de superarse, sino de que desciendan a su nivel aquellos que poseen un puesto social destacado, sea adquirido o heredado».
Vallejo-Nájera ensayó un programa de reeducación política con el fin de tratar de reutilizar a estos presos en las filas del ejército franquista pero descartó enseguida ese propósito al considerar a los brigadistas como infra-humanos que ni siquiera respondían a un tratamiento rehabilitador. De esta manera, el trabajo de reeducación de estos prisioneros se limitó básicamente a obligarles a desfilar, entonar gritos franquistas y a un cursillo religioso de seis semanas que nadie superaba y que se repetía continuamente durante el periodo de cautiverio.
Cárcel de mujeres de Málaga en la que Vallejo-Nájera "experimentó" con 50 milicianas republicanas.
Su segundo grupo de experimentación estaba compuesto por 50 presas, milicianas republicanas, de la cárcel de Málaga, ciudad costera a la que consideraba proclive a la “enfermedad marxista”. El método fue similar al empleado con los brigadistas, pero en su análisis afirma: «Recuérdese para comprender la activísima participación del sexo femenino en la revolución marxista su característica debilidad del equilibrio mental, la menor resistencia a las influencias ambientales, la inseguridad del control sobre la personalidad ( ) Cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer ( ) entonces se despiertan en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas, característica de la crueldad femenina que no queda satisfecha con la ejecución del crimen, sino que aumenta durante su comisión ( ) Además, en las revueltas políticas tienen la ocasión de satisfacer sus apetencias sexuales latentes».
Detalle del cartel de la película "Raza", basada en el libro homónimo de Franco. En ambos queda claro el ideal de la "raza española" de Franco y Vallejo-Nájera.De estas conclusiones que Vallejo cita en su estudio, el psiquiatra extrae posteriormente una serie de recomendaciones para el desarrollo de políticas basadas en la higiene racial y la moral católica: se trata de “limpiar” la raza española retomando el proyecto purificador del genotipo español iniciado por los Reyes Católicos, que habían expulsado de España a los judíos, moriscos y a todos aquellos que no pertenecían a la raza pura cristiano-gótica.
Y esas recomendaciones se traducen en actuaciones como separar a las madres republicanas de sus hijos lactantes, el robo de niños o el desarrollo de programas de reeducación política y moral en los campos de concentración.
Al finalizar la guerra, el psiquiatra ocupó la cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Madrid, convirtiéndose en una de las figuras más influyentes de la psiquiatría y la psicología de los años 40 y 50. Así fue premiado por Franco que de esta manera tuvo la coartada pseudocientífica perfecta para “desinfectar” el gen rojo de la raza española superior.
La alta jerarquía católica española dando el saludo fascista en Santiago de Compostela el año 1937.
El Papa Pío XII bendijo esta purificación como obra de Dios, aprobó su definición como Cruzada y condecoró al general Franco con la Orden Suprema de Cristo, la más alta institución vaticana. Pío XII, el Vaticano y la Iglesia española eran conocedores de las enormes atrocidades realizadas por el régimen español, del cual la Iglesia española formó parte esencial ya que contribuyó a su represión de los rojos.
No en vano la purificación de la raza propuesta por Vallejo Nájera incluía el resurgimiento de la Santa Inquisición en contra de las personas que consideraba antipatrióticas, anticatólicas y antimilitares que corrompían la raza española.
En la elaboración de esta entrada me he basado en diversos artículos periodísticos, como el de Vicens Navarro, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra, "La Gestapo en España"; "Un marxista es un débil mental", de Llum Quiñonero; "En busca del Gen rojo", de Rodolfo Serrano y otros.
Esto saldra en la pagina al pulsar leer mas
Cojonuda la entrada como todas ellas
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Felipe
Donde le darían el titulo de psiquiatra a este individuo. Además de tener un total desconocimiento de lo que representa el comunismo, sus metodos y sus analisis son más propios de la Santa Inquisición que de cualquier profesional de la psiquiatría.
ResponderEliminarSalud, República y Socialismo
Daniel...acabamos de terminar en clase la G. Civil, sinceramente cuando hemos relatado ( a toda prisa ) en que consistía el conflicto y los desmanes protagonizados por los mal llamados nacionales, la cara de los muchachos es de sorpresa. Es una pena que no puedan tratarse estos aspectos con más tranquilidad, y profundizando, como tú tan bien haces, en los aspectos más cruentos del conflicto. Hoy he visitado el refugio de la G. civil de Cartagena...no se si lo habrás visto, pero la "neutralidad" con que se quiere mostrar, simplemente, sonroja ( nunca mejor dicho )
ResponderEliminarSaludos
No me extraña nada en absoluto,viendo las fotos con las que nos ilustras esta de nuevo esplendida entrada,que andaran preocupados en mejorar la raza,ironia s aparte el querer eliminar a los que piensan diferente es muestra de cobardia,ya que saben que mientras quede alguno se levantaran con la razon contra ellos y eso supone el principio de su fin,las pruebas ahi quedan con todos los años que mantuvieron el poder y al final se quedaron en simples caricaturas,el jodido gen rojo es dificil de eliminar,un saludo.
ResponderEliminarQuerido Daniel, espléndida, como siempre, tu entrada. Me la he leído con detenimiento y además me he guardado una copia. No quiero que se me olvide nada de lo que investigas. A veces, no somos conscientes de todas las tropelías que se cometieron y gracias a personas como tu, conseguis que nuestra mente no se adormezca y está atenta no solo al pasado terrible sino al fascismos actual, que haberlo haylo y bastante más extendido de lo que creemos.
ResponderEliminarGracias de verdad por tu esfuerzo. Un abrazo fuerte
Daniel, gracias por tu lucha, por tu incansable memoria y denuncia. Gracias por tener siempre palabras para los demás y por estar ahí siempre cuando más se te necesita, como le decia al amigo Navegante es increible como este mundo de la blogocosa, nos une aun sin ponernos rostro. Aunque no siempre deje mi mensaje, me encanta tu blog y lo sigo a diario. Un beso
ResponderEliminar¡Salud, Memoria y Libertad!
Gracias, Felipe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí Antonio, seguramente fue peor que Torquemada y éste ya se pasó tres pueblos torturando y quemando a gente. La inquisición tuvo un renacimiento con él.
Un abrazo.
Noel, se quiere ser tan aséptico y tan políticamente correcto que no se dice la verdad. Respecto a las caras de tus alumnos no me extraña nada. Estamos acostumbrados a oir que las torturas, los prisioneros y los asesinatos sólo ocurren en países lejanos. Cuesta admitir que aquí también, pero hay que hacérselo ver. Sigue adelante con esa labor.
Un abrazo.
Pero lo intentaron, Severino. No se cargaron a más porque no pudieron o porque pensaron que les servían de mano de obra barata. Aún así consiguieron su objetivo de amedrentar a todos, y ese miedo aún persiste.
Un abrazo.
de eso se trata, carmen, de que no se nos olvide y de que lo divulguemos en la medida de nuestras posibilidades. El conocimiento nos hace libres y la ignorancia nos puede hacer repetir la historia.
Un abrazo.
Gracias a tu labor también, Saiza, y a la de Navegante y a la de tantos otros (no tantos como quisiéramos, pero es lo que hay). Animo para ti también.
Un abrazo.
Joder.....a ver, que te digo,....me parece a mi que si este "gran español" viviera hoy dia entre nosostros estaria recluido en un hospital psiquiatrico de por vida, no se puede ser mas tarado, ignorante, y payaso que el querido Vallejo Najera, aprendiz de brujo de los maestros nazis, lameculos de el enano dictador, y asesino de compatriotas.
ResponderEliminarSin escrupulos, sin decencia, sin respeto, elimino a miles de españoles y ademas estaba orgullosos de ello.
eso le delata como el tipo de bestia inhumana que fue,un carroñero.
Un saludo amigo mio
Mientras leía, pensaba en algo parecido a lo que dice el comentarista anterior, naveganterojo. Es increíble que gente tan idiota haya podido hacer tanto daño. Uno lee sobre sus creencias y son tan ridículas que no se puede creer que tengan seguidores. Y ahí se ve también el apoyo de la gente común: siempre digo que en otro lugar, en otro momento, Hitler hubiera sido el típico loco malo, diciendo estupideces en un bar. Lo increíble fue que dijo cosas que muchos creían, por eso pudo hacer tanto daño. Lo mismo sirve para Vallejo Nájera y tantos otros.
ResponderEliminarSaludos.
Navegante y Marcela, los dos coincidís en lo mismo. A Vallejo Nájera le llamaron "el Mengele español" porque estudió sus teorías racistas y eugenésicas en Alemania, bebiendo seguramente en las mismas fuentes que su homónimo alemán. Ambos tuvieron la "suerte" de poder llevarlas a la práctica en una época, el fascismo, propicia para ello. Seguramente en otro estado de cosas no hubiesen tenido mayor repercusión o hubieran ido a la cárcel. Por eso es tan importante que no dejemos que ese caldo de cultivo racista, xenófobo y contrario a todo lo de fuera prospere. Volveríamos a animar a otros Francos y Hitlers a los que no les faltarían Mengeles y Vallejos.
ResponderEliminarUn abrazo a ambos.
Querido Daniel, te aseguro que desconocía por completo esta página de los horrores que sucedieron en tu Patria, no sabía que habían experimentado con seres humanos estrategias de ese corte, es sin duda una monstruosidad, típica de una peli de Ciencia Ficción, "gen español" es vergonzoso que gente de nuestra cultura sostuviera tamañas pelotudeces.
ResponderEliminarY la foto esa de los curas es por si sola horroroza, pienso cuando leo esto en las miles de familias como la de tu abuela que quedaron a la merced de estas bestias sanguinarias, no lo puedo creer.
Te mando un abrazo
Te aseguro, Lux, que muy poca gente de aquí lo conoce. Se destapó hace un par de años con algunos libros y un par de documentales de la televisión que dieron mucho que hablar. Pero la gente tiende a no creérselo. Le dan más crédito a todo lo que pasa fuera de aquí y a juzgar los crímenes contra la humanidad de otros países (con toda razón, evidentemente)que a lo que pasó aquí. Se tiende a pasar de largo sobre las atrocidades del franquismo porque resulta incómodo, porque sería horrible comprobar que nuestra flamante democracia española ampara a los asesinos y a sus cómplices como la iglesia.
ResponderEliminarYo también, cada día, compadezco más y admiro más a mi abuela por lo que tuvo que pasar. Si la hubieras conocido, Lux, hubieras visto que tenía más orgullo y dignidad en una uña de su mano que todos aquellos asesinos juntos.
Un abrazo.
Hace poco publiqué en uno de mis blogs la biografía de Torquemada y todo los horrores que su figura y la Inquisición hicieron en su cruzada. Créeme que difiere muy poco de esta entrada tuya, por supuesto, con las diferentes connotaciones de las distintas épocas.
ResponderEliminarClaro que como esta última es tan reciente, parece que impacta más.
Cada entrada tuya, magistrales por cierto, tienen algo en común con alguna vivencia en mi vida relacionada con el tema ¿casualidad?.
Un ejemplo, del que no estoy segura de haberte hablado alguna vez, es que la finca colindante con mi casa (yo vivo en las afueras), hoy convertida en una granja-taller de la asociación Paz y Bien, fue en su día un reducido campo de concentración durante la guerra civil. La finca en cuestión estuvo mucho tiempo abandonada hasta que hace años fue cedida a la asociación.
Todos desconocíamos lo que fue en su día. Si alguna vez te contara como lo descubrimos, te quedarías sorprendidísimo, porque raya la irrealidad.
Un abrazo
Verdial, algo me puedo imaginar pero seguro que, como tú dices, me quedaría corto. Ojala que esa granja haga más bien y dé más paz (como dice su nombre) a quienes trabajen en ella y la utilicen, que daño hizo cuando fue utilizada como campo de concentración.
ResponderEliminarHablas de casualidad. Yo no creo en ella. No sé cuál sera la razón de lo que te preguntas, pero seguro que la hay.
Un abrazo.