25 abril 2010

Represión fascista en La Rioja. Los grandes cementerios bajo la luna.

Portada del disco-libro del grupo de rock pamplonés Barricada titulado "La tierra está sorda", un trabajo dedicado por entero a reflejar el sufrimiento del bando perdedor en la Guerra Civil Española. Cada canción toca una temática distinta. "Llegan los cuervos" trata sobre las "sacas", cuando llegaban a las cárceles con listas de nombres y apellidos y los llevaban a fusilar a tapias de cementerios o a las cunetas. Fuente: SotoEnCameros
Primavera de 1975, cerca de Lardero (La Rioja). Sobre un oscuro fondo montañoso destaca una vaguada que desciende suavemente hasta el borde mismo de la carretera. Entre las altas hierbas silvestres brilla el rojo de las amapolas. El bucólico paisaje se asemeja al cuadro de un impresionista.

Sin embargo, aunque no lo parezca, se trata de un cementerio. Bajo esas flores yacen los cuerpos acribillados a balazos de más de 400 hombres, mujeres y algunos niños asesinados entre el 10 de septiembre y el 15 de diciembre de 1936.

Familiares depositando flores en la fosa de La Barranca en 1979, antes de dignificar el lugar convirtiéndolo en el cementerio civil que hoy es. Fuente: RepresionRioja
Ninguno de ellos fue detenido, interrogado, juzgado legalmente, condenado y ejecutado con arreglo a las leyes vigentes entonces en España. Asesinados en medio de las sombras de la noche o a la luz incierta del amanecer, fueron enterrados en grandes zanjas abiertas en la tierra, muchas veces por las propias víctimas minutos antes de su ejecución. Aquella vaguada se convirtió así en uno más de los muchos gigantescos cementerios clandestinos bajo la luna que horrorizaron al escritor católico francés Bernanos.


"Hay que sembrar el terror... hay que dejar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros". (General Emilio Mola, Instrucción Reservada nº 1, Madrid, 25 de mayo de 1936). Fuente: Fideus
La Rioja era una pieza clave para la sublevación en el norte de la Península. Su situación geográfica –cruce de caminos entre el País Vasco, Navarra, Aragón y Castilla- y el control que se podía ejercer sobre el valle del Ebro y, por lo tanto, sobre el eje de comunicaciones que lo recorre longitudinalmente, convertían a la provincia en un enclave estratégico de primera magnitud.


El 19 de julio el ejército sublevado se hace con el control de la ciudad de Logroño. Dos días más tarde, con el refuerzo de tropas de la Columna Escámez y de Requetés llegados de Navarra, toda la región está en manos de los golpistas que han liquidado sin problemas algunas breves escaramuzas bélicas. La provincia de Logroño quedará desde entonces en plena retaguardia, pasando a ser, en el lenguaje de la época, “plaza ocupada”.


Así se pusieron en práctica los planes diseñados por Mola para que en las retaguardias no se diera ningún tipo de problemas y pudieran seguir avanzando hacia otras plazas del territorio nacional. Tal diseño ocasionó que a
lrededor de 2000 riojanos fueran asesinados en una represión perfectamente planificada y cuantificada que suponía, como en otros muchos lugares del país, el 1% de la población total. Y eso en una región en la que nunca hubo frente de batalla

Requetés riojanos saliendo de Logroño. Fuente: Requetés
Desde el mismo 17 de julio de 1936 los sublevados, en aplicación de las directrices del general Mola, practicaron el asesinato premeditado y masivo de civiles y militares como herramienta para imponerse por el terror, barriendo toda posibilidad de un futuro resurgimiento de las ideologías y organizaciones derrotadas por la fuerza militar.

Las fuerzas locales de extrema derecha como la Falange se sumaron de forma entusiasta a la sublevación militar que llevaban tiempo esperando y para la cual se estaban preparando. La milicia del Carlismo, el Requeté, había adoptado la forma de un ejército encuadrando jerárquicamente a jóvenes bajo el mando de militares retirados por la Ley de Hazaña y de activistas entrenados en Italia, como habían convenido en el Pacto de Roma con Mussolini.



"Dios, Patria y Rey" era el lema de los carlistas alzados contra el Gobierno legal republicano. Confesaban sus pecados y comulgaban antes del combate, para --con la bendición de sus capellanes-- seguir cometiendo las mismas faltas, atrocidades y delitos cinco minutos después. Había que esparcir la semilla de la muerte por toda España.Fuente: TodoslosRostros
La estrategia de ambas organizaciones paramilitares fue la utilización calculada de una violencia extrema que inculcara un miedo paralizante en la sociedad, a través de una sangrienta represión y un control férreo de la población. No sólo se buscaba evitar las posibles resistencias a la rebelión, también se pretendía dar un escarmiento ejemplar a todos aquellos que se habían significado en la etapa republicana defendiendo las reformas.


La mayoría de los asesinados eran sacados de sus domiclios por grupos de desconocidos y aparecían horas o días después en una cuneta, en el monte, junto a las tapias de un cementerio... muertos por "heridas de arma de fuego" o como "consecuencia de la guerra" o, simplemente, "muertos en descampado".


A muchos de los enterrados en La Barranca de Lardero los traían en camiones y automóviles desde la cárcel de Logroño o desde otros lugares habilitados como prisiones, como “La Industrial” o el Frontón "Beti-Jai". También provenían de las “sacas” de cárceles improvisadas en Haro y en Alfaro.


El desaparecido frontón "Beti-Jai", en Logroño, fue utilizado como cárcel de exterminio. Cientos de personas pasaron allí sus últimas horas antes de ser "sacados", "paseados" hacia la muerte. Fuente: Errioxa
Prácticamente no hay pueblo en La Rioja que no tenga a alguno de sus vecinos enterrado en la fosa de La Barranca. Los asesinos intentaron, sin éxito, mantener en absoluto secreto el lugar de las ejecuciones y el número de las mismas. Pero les fue imposible, pues algunos de los que participaron en los crímenes se lo dijeron a familiares o amigos presumiendo de su intervención en los mismos.

Sin embargo, durante muchos años los familiares de los asesinados sólo podían hablar en voz baja de La Barranca, aterrados por la posibilidad de caer en la próxima “saca” si osaban hacerlo en público.


Con el correr de los años algunos familiares, desafiando el peligro y siendo objeto de insultos y amenazas, se atrevieron a acudir a colocar sobre las fosas ramos de flores. Su número fue aumentando, colocaron cruces en el lugar donde reposaban sus deudos, cruces que fueron arrancadas y destruidas una y otra vez.


Las "Viudas de Villamediana", jóvenes en 1936, ancianas ya en esta imagen de 1979. Fuente: RepresionRioja
El tiempo pasaba. Las viudas jóvenes de 1936 se convirtieron en ancianas, los hijos se casaron y tuvieron hijos a su vez, pero año tras año en los primeros días de noviembre y en mayo las fosas recibían una ofrenda floral en recuerdo de los desaparecidos.

Así hasta 1976, cuando los familiares pudieron celebrar, por primera vez, de forma solemne, pública y casi “oficial” su visita a las tumbas de los seres queridos. En el año 1979 sé pudo llevar a la práctica una idea largamente acariciada: vallar y arreglar las fosas allí existentes al aire libre, creando un cementerio civil que sirviera de homenaje a los muertos y de recuerdo a las generaciones futuras.


Cementerio civil de La Barranca, tras las obras realizadas por los familiares. Fuente: RepresionRioja
Fueron los propios familiares los que realizaron y costearon los trabajos. Alejandro Rubio Dalmati, un chileno nacionalizado español, realizó desinteresadamente un monumento conmemorativo.

Alzado junto a la puerta del recinto, labrado en piedra y con una altura de 6 metros, el monumento muestra por un lado los cuerpos de un obrero manual y de otro intelectual de los muchos que allí cayeron. Por otro, una impresionante imagen de los campesinos inmolados en este lugar y en el frente la de una mujer joven y bella caída en el suelo luego de ser acribillada a balazos.


Celebración del 30º aniversario del cementerio de La Barranca en 2009. Fuente: SotoEnCameros
El pedestal tiene grabada esta leyenda:

"Este horror ya fue… 1936

Hoy no queremos ni odio
ni venganza, pero sí dejar
testimonio para que estas
locuras no se repitan… 1979"


En las mentes y en los corazones de los familiares no hay rencor, sino un deseo de justicia y recuperación de la dignidad perdida y de la Memoria Histórica.


La verdadera paz no pudo lograrse ni en la posguerra, por razones obvias, ni en la transición, en un momento político en el que se tenía que hacer un ejercicio de amnesia colectiva para construir la democracia y mirar al futuro.


Pero es hora ya de que la luz y el reconocimiento públicos sean el bálsamo que cierre las heridas no cerradas.


Toda una generación de hombres y mujeres honrados, que creían en la justicia social, fue aniquilada por la barbarie.


No podemos ni debemos dejar que sus crímenes sigan impunes.


No hay verdadera paz sin justicia.




Fuentes documentales

Bibliografía y publicaciones PDF

- Alonso Castroviejo, J.
Venganza y represión durante el franquismo. Brocar, Cuadernos de investigación histórica, nº 21, 1997.
- Álvarez Fernández, J.I.
Memoria y trauma en los testimonios de la represión franquista. Anthropos, Barcelona, 2007.
- Beevor, A.
La Guerra civil Española. Crítica, Madrid, 2005.
- Guzmán, E.
El horror fue aquí. Revista Tiempo de Historia, nº 87, 1982.
-
Ruiz Pérez, J. La guerra Civil. En Pradejón Histórico, Ayuntamiento de Pradejón y Universidad de La Rioja, Logroño, 2004.

Revistas digitales


- Cruz, R.
Olor a pólvora y patria. La limpieza política rebelde en el inicio de la guerra de 1936. Hispanianova, revista de historia contemporánea, nº 7, 2007.

Prensa digital


- El cementerio civil de La Barranca cumple 30 años. Fuente: Rioja2.com, 14-04-2009.
- Un cementerio civil sobre la fosa común de los fusilados en 1936 en Logroño. Fuente: El País, 02-11-1984

Webgrafía


- La implantación del franquismo por el terror. Fuente: Galeón

- El apoyo social al bando nacional durante la guerra civil. Artículo de J. L. Orella. Fuente: ReligionEnLibertad

-
Los requetés. Tradición sanguinaria. fuente: Unidad Cívica Navarra por la República
-
Represión en La Rioja en la Guerra Civil. Fuente: Bermemar

Material audiovisual


-
"La Barranca, tierra madre". Vídeos de YouTube. Fuente: Las Malas Lenguas






12 comentarios:

  1. conocía un poco la historia de la Rioja.

    En esa zona tan cercana a Navarra, el papel de los carlistas fue especialmente despreciable...

    Aun desfilan, de vez en cuando...hasta cuando ??

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Tan despreciable como lo que hicieron en La Rioja es lo que que hicieron en otras provincias como la nuestra ,donde los propios vecinos del pueblo,vendian a todo aquel que tuviera una ideologia distinta ,solo por unas monedas o por rencor.un beso.

    ResponderEliminar
  3. Yo tambien conocia un poco esta historia donde miembros de una familia entera eran asesinados y solo los mas jovenes lograron salvarse y como bien dices,no hay verdadera paz sin justicia.
    Un besico

    ResponderEliminar
  4. Pues yo no conocía este episodio y me ha impresionado. Así estamos, que este Estado no sea capaz de actuar ante tanta ignominia y que sean los propios interesados quienes tuvieron que sufragar los gastos de un cementerio para que reposaran dignamente los restos de sus familiares. Y mientras, mirando a otro lado... No ha cambiado casi nada, querido Daalla.

    Salud y República

    ResponderEliminar
  5. Noel, tienes razón. El tufillo a incienso y el integrismo de sus creencias fue y seguirá siendo nefasto.
    Saludos

    Cierto, Mimi. Muchos tuvieron la excusa perfecta para apropiarse de los bienes o para vengarse de rencillas personales.
    Un beso

    Buda, así es. Por eso hay tantas guerras, poque reina la injusticia.
    Un beso

    Rafa, poco ha cambiado en verdad. El caso de estos familiares no es ni mucho menos aislado, lamentablemente.
    Salud y República

    ResponderEliminar
  6. Exacto mi querido amigo. Porque no hay paz sin justicia es que es necesaria la obra del Juez Garzón, no se puede repetir el error de Sudáfrica o El Salvador, hay que investigar, hay que proceder para buscar justicia, eso es lo que nos dignifica como seres humanos, no hay que temer a volver la vista atrás, precisamente los que hablan tanto en tu tierra como acá de poner un manto de olvido no son otros que cómplices del horror que temen a la justicia, por la sencilla razón que se saben culpables y cómplices.
    Te mando un abrazo

    SALUD Y REPUBLICA!

    ResponderEliminar
  7. Lux, eso es muy cierto. Una espléndida viñeta de eneko lo explica estupendamente: "La herida quiere que se recuerde. el cuchillo quiere que se olvide". (http://infiernocanario.blogspot.com/2007/10/el-humor-de-eneko.html).
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Conocía algo de esta historia, aunque no en toda su integridad.
    Un abrazo.
    Salud, República y Socialismo

    ResponderEliminar
  9. Antonio, como ves es la historia siempre igual pero siempre diferente de tantas personas en este país.
    Salud y República

    ResponderEliminar
  10. Otro de tantos lugares de nuestra geografia no hay que parar hasta que consigamos que la historia deje a cada uno en su sitio,que sean nuestros abuelos los verdaderos heroes y que dejen de presumir los nietos de muchos de esos falangistas que protagonizaban las sacas de contar con uno en su familia,en los libros de historia debe de quedar reflejado quien es quien en nuestra historia,nos vemos.

    ResponderEliminar
  11. Efectivamente no hay paz sin justicia, y precisamente una falta de ella es lo que se intenta hacer con el Juez Garzón. Este hombre es necesario para la paz de tantas femilias que desean que sus seres asesinados descansen en paz.

    Me ha impresionado enormemente el monumento de La Barranca. No lo conocía. Lo he buscado en interner para verlo mejor y verdaderamente se me llenaron los ojos de lágrimas.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  12. Verdial, debe de ser impresionante ciertamente. Y no sólo por su hechura, sino por lo que tantas familias han hecho para dignificar a los suyos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar