19 febrero 2012

Franco: conspiración y asesinato. Nuevas investigaciones.

El general Amado Balmes, considerado por muchos el primer muerto de la G.C. El País

El año pasado, el historiador Ángel Viñas publicó "La Conspiración del General Franco". En este libro establece la tesis de que el comandante militar de Las Palmas, el general Amado Balmes, fue asesinado por orden de Franco, su inmediato superior.

En este blog nos hicimos eco en su momento (1) de unas investigaciones muy bien llevadas, que contestaban la versión del vuelo del Dragon Rapide contada por la historiografía franquista  y que afirmaban que la clave para los planes de Franco fue la muerte “providencial” del gobernador militar de Gran Canaria, Amado Balmes, por un disparo de su propia pistola.

A mucha gente le pareció una excentricidad que Viñas se centrara en un único asesinato y más teniendo en cuenta la posterior carrera del golpista Franco. Además, desde la publicación del libro ha sido atacado desde la derecha y la extrema derecha que no han ahorrado descalificaciones al mismo, "algunas tan absurdas como las que me piden un documento firmado por Franco con la orden para ejecutar al general Balmes”, como afirma el autor.

El general Balmes, según la versión de la historia oficial de la guerra de los vencedores, renovada hoy por los pseudohistoriadores revisionistas, habría fallecido a causa de un desgraciado accidente dos días antes de iniciarse la sublevación en Canarias, al disparársele una pistola cuando hacía prácticas de tiro y trató de desencasquillar su pistola apoyándola sobre su estómago.

Durante décadas, la muerte de Balmes, la ruta del Dragon Rapide, han alentado hipótesis desestimadas como locuras rencorosas por quienes detentaban el monopolio de la verdad oficial.

Recorrido del "Dragon Rapide", según la versión más extendida.  Comentando la actualidad
La causa accidental de su muerte ya había sido puesta en duda por algunos historiadores e incluso personajes de la época. El propio Francisco Franco Salgado-Araujo, primo y ayudante de Franco, duda en sus memorias de ese «accidente» tan oportuno y se inclina por un suicidio y hasta por un probable asesinato.

El libro de Viñas, fruto de una investigación exhaustiva en secciones recientemente desclasificadas de diversos archivos, aportaba argumentos decisivos para desmontar lo que aún es la versión canónica del 18 de julio de 1936.

El autor defendía que la muerte de Balmes fue un asesinato dentro de un complot maquinado por Franco para garantizar el triunfo de la sublevación en Las Palmas. No habría sido, pues, circunstancial la llegada desde Tenerife el 17 de julio a Las Palmas de Franco para asistir al sepelio del general fallecido. Lo que le dio, así, la oportunidad de apoyar la preparación de la sublevación en Las Palmas y de viajar a Tetuán para ponerse al mando del ejército sublevado de Marruecos en el «Dragon Rapide», el cual le esperaba en el aeródromo de Gando.

Viñas aportaba también serios indicios de que algunos servicios o, al menos, algunos servidores de la Inteligencia británica estaban al corriente, si no implicados en la conspiración.

Para curarse en salud, Viñas no señalaba con el dedo al autor material del asesinato de Balmes para no acabar en los tribunales, denunciado por algún heredero que podría exigir una orden por escrito de una operación golpista que, como no podía ser de otra manera, había sido secreta.

 El diario ABC explicó el "accidente" de Balmes, subrayando el viaje de Franco a Las Palmas. Lo que no cuenta el periódico es que el avión Dragon Rapide que llevará al general hasta Tetuán ha sido contratado por su corresponsal en Londres, Luis Antonio Bolín. Era un encargo del propio director y propietario de ABC, Juan Ignacio Luca de Tena, otro de los grandes conspiradores del golpe que derivó en guerra civil. El financiero -antes contrabandista- Juan March apoya económicamente esa operación como otras de la sublevación y la guerra civil. Imagen y pie de foto: El foro de todos
Sin embargo, recientemente ha publicado una versión ampliada sobre su teoría sobre el homicidio de Balmes, en la que  cerca al asesino con detalles claves recopilados en los archivos militares.

Esta segunda entrega se adentra en la hoja de servicios del asesino, cuyo nombre se niega a desvelar el historiador por consejo de sus asesores legales. La identidad del mismo, un oficial de la guarnición militar de Las Palmas,  se encuentra sin embargo entre las páginas de la obra. El autor afirma que es fácil deducir su filiación, la filiación del individuo  que guardó el secreto que más podía desestabilizar al "generalísimo": ordenar el sacrificio de un compañero de carrera. Y además, aún en tiempo de paz.

Entre los problemas operativos con que Franco tropezó figuraba la eventual reacción de la poderosa guarnición de Las Palmas, que comandaba Balmes, viejo conocido suyo, ante el llamado "alzamiento nacional". Franco ya había tanteado a Balmes en mayo y se había entrevistado secretamente con él a principios de julio sin lograr convencerle. Esto “obligaba” a eliminarle.

El caso es que  el encargado de hacerlo, varios días después del alzamiento viajó para encontrarse con Franco, que le encomendó misiones especiales de contacto con los levantados en el Sur de España... Siempre en deuda  con su agente especial, el dictador no dejaría de protegerle ni de encomendarle incluso responsabilidades políticas.

Entierro de Balmes en Las Palmas. Estudios Melillenses
El mayor mérito de la obra de Viñas es que desmonta la mistificación que los historiadores franquistas construyeron sobre el alzamiento del 18 de julio y su mitología de la salvación de la Patria. Siempre presentaron a Balmes como un decidido partidario de la sublevación. Incluso se le imputó la extraña costumbre de desencasquillar la pistola apoyándola en el bajo vientre.

Ambas fantasías se contradicen al conocer que su esposa, tras el fallecimiento, tocó en muchas puertas para obtener como pensión el sueldo completo que le correspondía a Amado Balmes como general. La reclamación llevó a la incoación de un expediente que obtuvo resultado denegatorio, bajo el argumento de que la muerte había tenido como único responsable al fallecido, y por tanto no tuvo lugar en acto de servicio. No será hasta 1942, seis años después del trágico final del general, cuando la administración militar acepta la reclamación.

El desprecio a la viuda del general, no sólo cuestiona la divulgada generosidad de Franco con los suyos sino que también exhibe su ansiedad por enterrar un episodio muy espinoso para él. Más bien parece la venganza contra la viuda de un militar que no se plegó a las exigencias de Franco de secundar su golpe contra la República, es decir, por ser un desafecto a la sublevación.

 Se extiende la rebelión. Las noticias de la sublevación en África han llegado a toda España. En Madrid, la prensa republicana lo cuenta como un hecho aislado. Imagen y pie de foto: El foro de todos
En cuanto a la versión oficial  del “accidente” con la pistola es risible de puro disparatada. Parte del  enigmático deseo de Balmes de ir a comprobar en solitario, con la única compañía de su chófer, el funcionamiento de varias armas. Allí, en el campo de tiro, se encasquilla una de las pistolas. Al intentar corregir la anomalía la apoya en el estómago, y se le dispara. La acción resulta mortal de necesidad. Su maniobra, absolutamente estúpida y sospechosa para un militar con su experiencia.

La auténtica verdad sobre la muerte de Balmes y los prolegómenos de la guerra civil ha estado sepultada bajo toneladas de polvo y de mentiras. Pero poco a poco va encontrando su camino para aflorar a la superficie.

Trabajos como el de Ángel Viñas, desmontando la espesa capa de equívocos que han envuelto durante décadas el “episodio germinal de la guerra civil”,  son impagables.


NOTAS

(1) Ver "Franco:conspiración y asesinato", publicado el 4 de septiembre de 2011.


Fuentes documentales

Bibliografía

RUEDA, A. Vengo a salvar a España: biografía de un Franco desconocido.  Nowtilus, Madrid, 2011.
VIÑAS, A. La conspiración del general Franco (edición revisada y ampliada). Y otras revelaciones acerca de una guerra civil desfigurada. Crítica, Barcelona, 2012. 

Revistas de Historia 

- "La trama. La muerte de Balmes. El secreto que Franco se llevó a la tumba". La Aventura de la Historia, nº 152 (2011), pp.56-61.
- "13-19 de julio de 1936. La semana más sangrienta". X. Casals. Clío: Revista de Historia, nº 117, 2011, pp. 23-33.  

Prensa digital 

- "16 julio 36: "extraño" accidente del general Balmes". A. Viñas. El País, 16-02-2012.
- "Ángel Viñas cerca al asesino de Balmes". J. Durán. La Provincia, 17-02-2012

05 febrero 2012

¡Más que nunca...con Garzón!



 Nunca antes las víctimas de los crímenes del franquismo habían declarado en un tribunal español. El día 1 de febrero pudieron hacerlo.No era el contexto que hubieran deseado, porque no se iba a juzgar los crímenes que sus progenitores y ellas mismas sufrieron, sino la supuesta prevaricación del juez Baltasar Garzón por haber iniciado, sin competencia legal y obviando las leyes de Amnistía y de Memoria Histórica, unas diligencias sobre esos crímenes. 

 Fue pues, a pesar de todo, un momento histórico para los derechos humanos en este país. Pudieron relatar ante un tribunal cómo se llevó a cabo la desaparición de sus familiares y su infructuosa búsqueda. Es lo más cerca que han estado de la justicia que llevan reclamando más de 70 años. 

La Memoria Viva
Ésta es una de las muchas paradojas del juicio: la derecha pro-franquista que ha sentado a Garzón en el banquillo porque considera “un atentado al honor” de aquel régimen que se abra un procedimiento legal sobre sus crímenes, ha conseguido justamente lo contrario. Que los familiares puedan al fin ventilarlos en el tribunal y en toda clase de medios, tanto en España como en el mundo. 

España aparece en la  prensa internacional como un país con un sistema legal  en entredicho que ha iniciado un linchamiento judicial contra Baltasar Garzón, su juez más conocido, por haberse atrevido a investigar los crímenes del franquismo. El juez que abrió camino en el derecho internacional con la causa contra Augusto Pinochet se sienta ahora en el banquillo precisamente por intentar aplicar esta misma doctrina en España. 

Todas las crónicas periodísticas explican el juicio porque Garzón rompió un tabú y el pacto de silencio de los partidos sobre la guerra civil y la dictadura, pero sitúan el origen de la "caza de brujas" en el sumario Gürtel, el entramado  de financiación ilegal relacionado con el Partido Popular. 

El juicio a Garzón sería sobre todo una advertencia a sus colegas, en especial a los magistrados que quieren hacer de la justicia, en nombre de la democracia, un arma contra todas las corrupciones y manipulaciones. “No luches contra los poderosos porque éstos te destruirán”. 

La Memoria Viva
El interés del juez Varela por mejorar la acusación de los ultraderechistas de “Manos Limpias” ha puesto de manifiesto su falta de imparcialidad. Aunque el sentido de este juicio es la defensa de la impunidad para los crímenes cometidos por el franquismo, se cuidan mucho de mostrarlo así y por lo tanto se centran en la artimaña jurídica sobre prevaricación que el juez instructor  aconsejó al sindicato “Manos Limpias”.  

A pesar de todas las irregularidades de este proceso, personalmente considero que el juicio a Baltasar Garzón es una oportunidad única para juzgar los crímenes de la dictadura franquista. 

El juicio demostrará que existen razones más que suficientes para investigar la desaparición de más de 113.000 españoles, tal como denunciamos los familiares de las víctimas y las asociaciones memorialistas puesto que se trata de desapariciones y ejecuciones permanentes cuyos efectos son también permanentes mientras no aparezca la víctima. 

El juicio probará también la incapacidad de este país para hacer justicia, impidiendo el derecho de las familias a la verdad, a la justicia y a la reparación. Y que las leyes de amnistía o de punto final no tienen validez ante crímenes contra la humanidad o genocidio. 

Los familiares de las víctimas han rendido testimonios escalofriantes de lo que pasó durante una guerra que aplastó a la República, un régimen democrático, y durante los negros y largos años de la dictadura.  

Público
La derecha de este país siempre quiso ocultar lo que la historia sabe, evitar que los crímenes de Franco se hicieran públicos.  

Pero ha logrado justamente lo contrario haciendo que sea juzgado en su propio país el juez que extendió la jurisdicción universal a la persecución de delitos contra la humanidad. 

Por ello hago mías las palabras de esperanza de Carlos Slepoy, abogado especializado en Derechos Humanos, que presenta con diversas organizaciones argentinas una querella para que se juzguen los crímenes de la guerra civil y la dictadura españolas: "estamos cada vez más cerca del fin de la impunidad". 

Mucho le debemos a Baltasar Garzón. Gracias a gente como él los crímenes de tantas dictaduras contra los derechos humanos no han caído ni caerán en el olvido. 

Desde aquí rindo homenaje a su probidad, a su profesionalidad, a su independencia, a su coraje… 

¡Fuerza, Garzón! ¡Estamos contigo!