"Por España, y el que quiera defenderla, honrado muera. Y el que traidor la abandone, no tenga quien le perdone, ni en tierra santa cobijo, ni una cruz en sus despojos, ni las manos de un buen hijo para cerrarle los ojos."
Aunque pronunciado siglos antes, este brindis de Diego Hernando de Acuña, capitán de los Tercios de Flandes, ilustra a las claras el odio cainita y el fanatismo religioso del ejército sublevado en 1936 hacia los "traidores rojos", hacia los vencidos.
En octubre de 1977 los principales partidos políticos de la izquierda española acordaron, con los responsables de la dictadura, dejar de lado el pasado y no exigir justicia para las miles de víctimas del franquismo. En el origen de la democracia que se recuperaba se inscribió una Ley de Amnistía que dotó de impunidad jurídica y política a todos los responsables de numerosas violaciones de derechos humanos. Paradójicamente, la citada ley fue aprobada con los votos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y del Partido Comunista de España (PCE). Las dos formaciones políticas que deberían haber luchado por la reparación a las víctimas, consideraron que era más oportuno el establecimiento de una ley “de punto final”.
Militares, jueces, políticos y muchos más no hubieron de temer por su seguridad. Bien cubiertas sus espaldas, se dedicaron a engrosar las filas del llamado franquismo sociológico. Los fervorosos seguidores del Movimiento se convirtieron, de un día para otro, en demócratas de toda la vida. Y "aquí no ha pasado nada", se decían, siempre que no se nombrara la larga noche oscura del régimen.
Al margen de esos partidos políticos, en los últimos años se ha iniciado en España un proceso de recuperación de la memoria histórica relacionada con la guerra civil y la dictadura franquista. Se trata de un proceso estrictamente social, protagonizado principalmente por los hijos, nietos y los bisnietos de los republicanos que perdieron la guerra civil y padecieron la dictadura, que han decidido dignificar de forma colectiva su memoria familiar. Una generación que no participó en el pacto de silencio sobre el que se edificó la transición y se ha puesto en marcha para “olvidar el olvido”. Soldados franquistas exhumando los cuerpos de sus compañeros.
Sin embargo, se dice que no hay nada nuevo bajo el sol. Se da la circunstancia de que la Ley de Memoria Histórica la inventó un dictador, el mismísimo Franco, cuando sólo era un general golpista. El fue el primero en pedir un censo de desaparecidos de la guerra; el primero en encargar a un grupo de expertos un protocolo de exhumación, y el único en preservar por ley las fosas comunes para que no se construyera sobre ellas. Todo únicamente para las víctimas de su bando.
Durante los años posteriores a la guerra civil, entre 1939 y 1942, el general Franco ordenó la apertura de una gran investigación para determinar quiénes y cuántos habían sido “sus muertos” durante la guerra. Una fiscalía creada específicamente para ello, reunió toda esa información en lo que se conoce como Causa General.
Como consecuencia de ello, miles de muertos franquistas fueron exhumados y enterrados “en sagrado” en cementerios y sus familias recibieron numerosos beneficios por parte del Estado: puestos en la administración, becas para estudios y comercios que necesitaban una licencia administrativa, como estancos o administraciones de lotería. En la memoria de muchos de nosotros están tantos acomodadores de cine que por la mañana eran policías o tantos conserjes de centros públicos que debían su puesto al largo dedo franquista.
Placa a los "caídos por Dios y por España". Iglesia de Corral de Almaguer (Toledo).
La dictadura de Franco recordó siempre su victoria en la Guerra Civil, llenando de lugares de memoria la geografía y la sociedad españolas. Ya antes de finalizar la guerra, un decreto de la Jefatura del Estado de 16 de noviembre de 1938 proclamaba "día de luto nacional" el 20 de noviembre, en memoria del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera un día como ése de 1936, y establecía, "previo acuerdo con las autoridades eclesiásticas", que "en los muros de cada parroquia figurará una inscripción que contenga los nombres de los Caídos, ya en la presente Cruzada, ya víctimas de la revolución marxista". Ese fue el origen de la colocación en las iglesias de placas e inscripciones conmemorativas de los "caídos por Dios y por la Patria", que el viajero puede ver todavía hoy pegadas o esculpidas en las viejas piedras de los templos religiosos de muchos lugares de España.
La consagración definitiva de la memoria de los vencedores de la Guerra Civil llegó, no obstante, con la construcción del Valle de los Caídos, "el panteón glorioso de los héroes", como lo llamaba fray Justo Pérez de Urbel, catedrático de historia en la Universidad de Madrid, apologista de la cruzada y de Franco y primer abad mitrado de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. El monumento fue inaugurado el 1 de abril de 1959, tras casi veinte años de construcción en la que trabajaron numerosos "rojos cautivos" y prisioneros políticos. Aquel era un lugar grandioso, para desafiar "al tiempo y al olvido", homenaje al sacrificio de "los héroes y mártires de la Cruzada".
Las viudas de estos “héroes y mártires” recibieron, desde 1936, generosas pensiones vitalicias, algo que las esposas del bando enemigo no lograron hasta 1979. Pero ni de lejos de la misma cuantía. Los investigadores han encontrado pensiones de más de 1.200 pesetas, una verdadera fortuna para aquella época en la España de la posguerra. La piedad por los caídos no está reñida con el beneficio económico.
La consagración definitiva de la memoria de los vencedores de la Guerra Civil llegó, no obstante, con la construcción del Valle de los Caídos, "el panteón glorioso de los héroes", como lo llamaba fray Justo Pérez de Urbel, catedrático de historia en la Universidad de Madrid, apologista de la cruzada y de Franco y primer abad mitrado de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. El monumento fue inaugurado el 1 de abril de 1959, tras casi veinte años de construcción en la que trabajaron numerosos "rojos cautivos" y prisioneros políticos. Aquel era un lugar grandioso, para desafiar "al tiempo y al olvido", homenaje al sacrificio de "los héroes y mártires de la Cruzada".
Las viudas de estos “héroes y mártires” recibieron, desde 1936, generosas pensiones vitalicias, algo que las esposas del bando enemigo no lograron hasta 1979. Pero ni de lejos de la misma cuantía. Los investigadores han encontrado pensiones de más de 1.200 pesetas, una verdadera fortuna para aquella época en la España de la posguerra. La piedad por los caídos no está reñida con el beneficio económico.
El dinero para sufragar dichas pensiones salió, en gran medida, del dinero y de los bienes que las comisiones de incautaciones robaron a las viudas de los republicanos asesinados. Y también de la explotación de miles de trabajadores esclavos, no sólo en el Valle de los Caídos, sino también en la construcción de carreteras, presas para embalses, puertos, fortificaciones,… Con la promesa de que así redimirían su pena, muchas empresas españolas se lucraron con los trabajos forzados de miles de personas.
Esquela franquista.
Entretanto, los otros muertos, los miles y miles de “rojos e infieles” asesinados durante la guerra y la posguerra, no existían, porque no se les había registrado o se había falseado la causa de su muerte "Fractura en la base del cráneo", "herida por arma de fuego", se escribió en los libros de defunción. Habían sido abandonados en descampados, montes, tapias de cementerios o fosas comunes, muchas de las cuales se han destruido con las obras de ampliación de los cementerios o de construcción de carreteras u otras obras públicas y privadas.
Por eso sus familias, sus hijos, nietos y bisnietos, todavía los buscan hoy, ayudados por diferentes asociaciones y foros para la recuperación de la memoria histórica. Sólo quieren un poco de recuerdo y dignidad, mucho menos de lo que obtuvieron las familias de los “mártires de la cruzada”, que dispusieron de cuarenta años para auto-reparar su memoria y a quienes aún hoy la iglesia católica se empeña en beatificar en aras de lo que entiende por “perdón y reconciliación”.
Los familiares exigimos que, para que se dé ese perdón y esa reconciliación debe derogarse la Ley de Amnistía de 1977, tomando las medidas legislativas adecuadas para garantizar el reconocimiento de la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la guerra civil y la dictadura franquista. Una comisión de expertos independientes deberá encargarse de restablecer la verdad histórica sobre las violaciones de los derechos humanos cometidos en dichos períodos. Por último, aunque no por ello menos importante, exigimos la exhumación e identificación de los cuerpos de nuestros antepasados y una adecuada indemnización por habérnoslos arrebatado y por el sufrimiento ocasionado.
Hasta que no se abran las fosas no podrá cerrarse la herida.
Me he basado, en esta ocasión, en tres artículos periodísticos. El primero, Lo que queda del franquismo, de Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. El segundo, La guerra civil española. Olvidar el olvido, la recuperación de la memoria histórica en España, de Santiago Macías, Vicepresidente de la ARMH (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica).Por último, el artículo de Natalia Junquera Franco inventó la Memoria Histórica, del cual salió la inspiración para esta entrada.
Esto saldra en la pagina al pulsar leer mas
Estimado Daniel...si es que poco hay que añadirse a este artículo tan brillante y tan apasionado que redactas. Realmente, cuando paso por Madrid, en dirección a mi tierra, y veo "la cruz de los caídos" ahí en pie, sintiendo tan de cerca otros sitios, como el mismo Escorial, me doy cuenta que este país en el que vivimos no ha sabido comportarse como tal, en desacorde con esa historia que pudiera haber sido y que, simplemente, nos arricona de Europa , como aquel país al otro lado de los Pirineos. Qué pena.
ResponderEliminarUn abrazo
Evidentemente ...Hasta que no se abran las fosas no podrá cerrarse la herida...Hasta que no se abran las fosas y hasta que no se dignifiquen sus restos y su Memoria :Las páginas de la historia no se pueden-al menos no se deben -pasar sin antes leerlas...
ResponderEliminarPor cierto :La piedad por los caídos no está reñida con el beneficio económico..no...ni con los golpes de pecho tampoco....
Querido Daniel: no dudo que irremediablemente se va a terminar derogango la Ley de Amnistía de 1977, no es nuevo eso, fijate que tambié esa misma maniobra la empleó Pinochet y también lo hicieron en Sudáfrica, pero no dudo que tu reclamo es el grito de mucho miles y que finalmente van a lograr que se haga justicia.
ResponderEliminarLa realidad y la sociedad va a terminar conspirando para que se logre un justo equilibrio, estoy seguro de eso.
Te mando un abrazo fraterno.
Desgraciadamente no estoy nada seguro, como dice el comentarista anterior, de que se derogue la Ley de Amnistía. Hubiera bastado haberlo hecho junto a la Ley de la Memoria Histórica. Sin embargo, no sólo no se hizo sino que además se promulgó una ley que se queda a medias. Este gobierno si no se le presiona no tiene el mínimo interés de ir mas allá, y así lo ha manifestado.
ResponderEliminarCreo que el camino es el que tú y otro venimos siguiendo, la constante denuncia, mantener viva la memoria y reclamar con insistencia y sin pausa que se derogue esa ley y que se cumpla y se complete la de la Memoria Histórica (de corte alcance y que se incumple).
Salud y República
Opino como RGlmazan la ley de amnistia no se derogara, tuvo su ocasion y no se hizo ,sin embargo salio una ley de memoria capada en muchos aspectos quien intenta que la justicia entre en el asunto es poco menos que cruzificado,tenemos unos politicos a los cuales no les interesa porque no les da reditos en forma de votos y socialmente a la mitad de la sociedad se la trae al fresco que la otra mitad quiera dignificar a los suyos,ya se sabe "eso paso hace mucho tiempo ,dejemoslo estar" o se lo merecian por rojos ,en fin yo soy bastante pesimista en lo que a hacer justicia se refiere,al menos no muy pronto,un saludo.
ResponderEliminarHay en esta entrada tantas cosas que comentar...
ResponderEliminarLo primero que la Ley de Amnistía de 1977 debe derogarse, aunque soy pesimista en ese sentido. No creo que esté a la vuelta de la esquina. Como bien dice el comentarista anterior, hay otros asuntos de intereses mayores para ellos.
También sobre las pensiones de las viudas del régimen. En mi familia por parte de mi padre se daban los dos casos (que ironía ¿verdad?), aunque no hubo diferencias familiares por causa de las ideas políticas.
Recuerdo que mi abuela tenía guardada una esquela mortuoria de un primo suyo en la que se se veía su foto y se leía: "en memoria de este héroe que murió por Dios y por la Patria..."
Sin embargo otro primo hermano suyo fue fusilado con 17 años, delatado por el párroco, porque estaba mirando como ardía una iglesia, y no se sabe dónde está enterrado. No tenía derecho a ser héroe.
Yo nunca he estado en el Valle de los Caídos, a pesar de haber visitado Madrid en diversas ocasiones. Tiene que doler mucho pisar ese suelo.
Un abrazo
Noel, he estado varias veces en El Escorial, bien cerca del valle de los Caídos y nunca se me ha pasado por la cabeza ir a conocerlo. Creo que me pondría enfermo en aquella atmósfera de triunfo de quienes mataron a mi abuelo y a tantos otros y construyeron aquel "monumento" a la memoria de los suyos y el escarnio de "los rojos". Tienes razón, España siempre ha tenido a gala ser "diferente". Así nos ha ído.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como bien dices, Juan José, el duelo no se acaba hasta que se cumplen todos los ritos. Aún falta mucho para eso, pero en ello estamos.
Un abrazo.
Lux, me gustaría ser optimista sobre eso pero creo que estamos muy lejos aún de que se derogue esa ley. Nos harían falta unos auténticos partidos de izquierda con lo que hay que tener para dar un puñetazo encima de la mesa y acabar con la hipocresía de unos y el negacionismo de otros. Habrá que intentar que se avergüencen de ellos mismos, de traicionar a todos los que cayeron entonces por defender sus ideas.
Un abrazo.
Rafael, no nos queda más remedio que dar y dar la lata todo lo que podamos como moscas cojoneras. Si somos muchos no nos espantarán fácilmente.
Salud y República.
Severino, tienes razón pero te digo lo mismo que a Rafael. No sé cuándo pero si sé que el que la sigue la consigue.Inasequibles al desaliento.
Un abrazo.
Verdial, me parece que tienes para escribir sobre esto, no un blog, sino varios. Yo tampoco quiero visitar esa enorme fosa común franquista, aunque sé que hay muchos republicanos enterrados también. Esas piedras tienen que rezumar sufrimiento y muerte.
Te mando un abrazo fuerte, compañera.
Salud y República.
Has hecho un recorrido muy completo sobre ese tema tan doloroso, la glorificación de unos y la demonización y el olvido de los que, defendiendo la legalidad, resultaron vencidos. Esa figura de condena al olvido es muy antigua, ya la practicaron los pueblos antiguos, desde luego egipcios y los romanos, aunque no la inventarion ellos. Era una forma de castigo muy intensa, porque una vez muertas las personas que los conocieron en vida, nadie más las volvería a recordar, pues se borraban todas las inscripciones que hicieran referencia a ellos, borraban todas las trazas...Como ves, es un odio ancestral. Un abrazo, querido amigo.
ResponderEliminarGracias Isabel, es cierto lo que dices. A raiz de lo que voy leyendo descubro que la costumbre de borrar de la memoria a los anteriores gobernantes se remonta a la noche de los tiempos, como pone de manifiesto Justo Serna (¿te suena?) al hablar de la negativa de Aquiles a entregar los restos de Héctor a su padre para que le dé unas exequias dignas. O la persecución que Tutmosis III hizo a la memoria de su madrastra Hatshepsut intentando borrar todo rastro de su gobierno.O tantos otros ejemplos.No hay nada nuevo bajo el sol, ni siquiera en este aspecto, ¿verdad?
ResponderEliminarGracias por tu aportación, tan acertada como siempre.
Otro abrazo para ti, amiga.
Me ha impresionado tu entrada por la que te doy la enhorabuena. Sin embargo soy pesimista como algunos de tus comentaristas en que en algún momento decidan derogar la Ley de Amnistía del 77. Si el PSOE no se atreve, y visto lo visto no se atreve, no se hará.
ResponderEliminarFelicidades por tu blog. Me hago seguidora de él. Un abrazo
Gracias, Carmen, por tus amables palabras y por el seguimiento. Entiendo tu pesimismo y el de mucha gente. Yo también lo tengo, aunque me lo callo y la "procesión va por dentro". Sin embargo, siempre me digo que lo que merece la pena no se consigue sin esfuerzo ni sacrificio, sin épocas de luz y épocas de oscuridad. Ahora quizás estemos en horas bajas, pero debemos seguir caminando por el túnel. Antes o despúes, volveremos a salir a la luz.
ResponderEliminarHabía visitado ya tu blog a través del de Severino. Ahora voy a devolverte la gentileza de seguirte también.
Un abrazo.
Siempre que te leo tenga esa doble sensación: de dolor, por las injusticias cometidas, pero también de esperanza, porque yo creo que las voces que leo en este blog y en otros que hablan tanto de la guerra civil en España, como de nuestros desaparecidos, y seguramente hay muchos más que aún no encontré, van a ser más fuertes que las leyes que dependen de conveniencias políticas. Obviamente que uno desea que un gobierno reconozca la verdad de una vez por todas, pero, ahí sí soy pesimista, no podemos quedarnos esperando milagros. Y acá, en cada uno de tus relatos, se ve que pueden intentarlo, pero la historia no la escribe un tirano.
ResponderEliminarBesos.
Sí Marcela, has captado muy bien lo que siento cuando escribo. Siempre estoy nadando entre las aguas superficiales de la esperanza y las profundas del pesimismo. No tengo fé en el gobierno actual. Es el heredero de aquellos socialistas que, como mi abuelo, dieron la vida por sus ideales. Al partido de Zapatero le mataron miles y miles de afiliados. Tendría que haber dado un golpe encima de la mesa y sacar adelante unas leyes que verdaderamente recuperaran la Memoria de los que cayeron y pusiera punto final, de verdad, a la impunidad. Sí que creo en la gente y en las asociaciones memorialistas. Pero nuestro gran enemigo es el tiempo y el olvido.
ResponderEliminarBesos.
¿Co mo van esas gestiones David?.
ResponderEliminarSaludos y animos.
Salud,República y Laicismo.
Van por buen camino, Juan José. Pronto publicaré una entrada sobre el tema.
ResponderEliminarDaniel
DANIEL ALGO PASA QUE DICE QUE SUBISTE UN POST HACE DOS HORAS Y ACA EL ULTIMO ES EL DEL 19/4?????
ResponderEliminarA Lux y a todos los amigos y amigas que comentáis aquí. Creo que haciendo una prueba le di al botón "publicar" sin caer en la cuenta de que pensariáis que había actualizado el blog. De momento no es así, aunque lo parezca. Hasta el domingo no habrá entrada nueva. Mis disculpas a todos y os sigo leyendo.
ResponderEliminarUn abrazo.