Uniforme del campo de Mauthausen. Fuente: Heraldo de Aragón
« Para estos españoles recibí órdenes especiales; no podían escribir y nadie debía saber que se encontraban en el campo, dado que eran prisioneros de guerra franceses; habían tenido problemas con el gobierno de Vichy; para librase de ellos se había creado una comisión de liquidación en Berlín por orden de Serrano Súñer, Ministro de Relaciones Exteriores de España. La cesión data de 1941. Los españoles ya no debían existir. El comienzo había sido exitoso, pero estos españoles no eran tan fáciles de matar como los polacos ».
Son palabras del director de Mauthausen, Franz Zieireis en el juicio de Núremberg. Así habla de quienes, en tiempos mejores para él, llamaba "sus cerdos", los españoles sometidos a sus vesanías.Tratados como una incómoda mercancía, la España franquista en alianza con la Francia colaboracionista y con los nazis decidió el exterminio de millares de españoles exiliados. Se les aplicó el decreto “Nacht und Nebel” ("noche y niebla"), nombre en clave para la “solución final”. Entrarían en el campo y sólo podrían salir «por el humo de la chimenea».
Franz Ziereis, tercero por la izquierda, comandante del campo de Mauthausen, aparece sonriente del brazo de otros altos jerarcas nazis. Fuente: Valka.czSucesivos trenes iban descargando presos, de todas las nacionalidades, en la estación de Mauthausen. Los españoles recuerdan cómo, tras varios días con sus noches encerrados sin agua ni comida, haciendo sus necesidades en un rincón del vagón de carga, entre vómitos y diarreas, veían una alta chimenea de la que salían humo y llamaradas. El olor que despedía era nauseabundo pero, al principio, creyeron que se trataba del sistema de calefacción. No sospechaban aún la magnitud del horror que les esperaba ni que aquellas llamas eran provocadas por la combustión de los cuerpos de tantos asesinados.
Formando una columna en la estación, eran flanqueados por una nutrida guarnición sujetando feroces perros. Fanáticos jóvenes de la SS se encargaban de levantarles del suelo resbaladizo a culatazos en caso de caída, pisándoles las manos al intentar coger un puñado de nieve que apagara su tenaz sed, pese al intenso frío reinante. Cerrando la marcha del triste cortejo iban dos camiones que no dudaban en atropellar a cualquiera que, imposibilitado de seguir, se cruzara en su camino.
Auschwitz, 1944. Puede verse el arco por donde entraban los trenes, y los presos junto a los vagones de tren y los soldados nazis. Fuente: Mis Viajes por el MundoLlegados al campo, se les tatuaba su número de preso, se les vestía con el famoso pijama de rayas y se les identificaba con un triángulo azul de apátrida y, paradójicamente, con una “S” de “Spanier”. Un contrasentido más en medio de tanta locura.
Muchos supervivientes recuerdan el recuento de prisioneros en una explanada de unos doscientos metros de largo y unos cincuenta de ancho (la "Appel Platz") sobre una espesa capa de nieve. Formados de a cinco, en posición de firmes; estaban entre una y doce horas así. Veían caer a compañeros y no podían ayudarles; quien moviese la cabeza era apaleado hasta la muerte. El récord fueron 40 horas seguidas, bajo cero, y se saldó con 500 muertos, que iban desplomándose en la formación. Lo hemos visto en decenas de películas, sin sospechar que, entre las víctimas, había españoles…
Por cualquier tontería se les sometía a sesiones de latigazos. Tenían que contar cada golpe en alemán y, si se equivocaban, volvían a empezar. La necesidad hizo que muchos de los supervivientes terminasen dominando la lengua de Bach y de Kant.
Recuento de prisioneros en el campo de Sachsenhausen, situado en la población de Oranienburg, Brandeburgo (Alemania). Fuente: Foro Segunda Guerra MundialLos “kapos”, presos de confianza de los SS, tenían derecho de vida y muerte sobre los deportados, permitiendo a los más sanguinarios ascender a grados superiores en el escalafón del campo. Obedecían ciegamente las órdenes de los SS y cada madrugada despertaban a los prisioneros a latigazos al sonar una campana que daba inicio a la jornada. El recuento de prisioneros incluía los que habían muerto cada noche, cuyos cadáveres debían colocar los compañeros que quedaban vivos a su lado.
Evitar a los kapos más crueles, a los que no disimulaban su odio hacia los “Roten Spanier” (“rojos españoles”), era la mayor preocupación. Desconocían su verdadero nombre, pero los españoles, siempre imaginativos, deseosos de no formar parte de los kommandos bajo mando de los más brutales los bautizaron con nombres que los identificaban. Todos ellos, sin excepción, procuraban evitar a quienes más gozaban con sus torturas y, en la cantera, al mayor criminal de ellos, que apodaban "Charimba" y a otro al que por su corpulencia designaban como "King Kong".
Los "kapos", reclutados entre los peores criminales, eran los lacayos de los SS. Se convirtieron así en los mayores asesinos del régimen concentracionario nazi. Fuente: La Segunda Guerra MundialAunque no estaba incluido entre los campos de exteminio, Mauthausen lo fue tanto como cualquiera, pues allí el hombre valía hasta donde llegaban sus fuerzas para trabajar. Cuando ya eran incapaces de hacerlo, su destino era, invariablemente, el mismo: la cámara de gas.
La razón de existir de este campo era la cantera de granito de Steinbruch-Wienergraben, una de las más famosas trituradoras de prisioneros de aquel sistema criminal. Su escalera de 186 peldaños fue construida en el invierno de 1940-41 por los españoles. Y se recuerda que cada uno de sus peldaños costó la vida de 10 de nuestros compatriotas.
La cantera de Mauthausen. La piedra extraida llego a utilizarse para pavimentar las calles de Linz y de Viena. Algunos prisioneros, desesperados, se dejaban caer por el precipicio de la cantera para poner fin a sus vidas. Los más débiles eran empujados al mismo por los SS. El "salto del paracaidista" le llamaban. Fuente: Diario de NavarraSegún una orden de Heinrich Himmler, los prisioneros de los campos de concentración debían ser formados como canteros para construir obras suntuosas después de que los nacionalsocialistas ganasen la guerra. Forzados a subir los malditos 186 escalones de la cantera con un pesado bloque de piedra a la espalda, los prisioneros de Mauthausen eran rápidamente debilitados hasta que sucumbían por extenuación. No en vano los habitantes de aquella región, conocida como “la Siberia austriaca”, la llamaban “Totenberg”, la “montaña de la muerte”.
Mauthausen fue pronto conocido entre los deportados como “el campo de los españoles” ya que, unido al gran número de prisioneros de esta nacionalidad se encontraba el hecho de que fueron los primeros en ocupar el campo, dándose la circunstancia de que incluso llegaron a ser albañiles españoles presos los que lo construyeron.
La escalera de 186 escalones que subían los presos, cargados con piedras de 20 kilos, en el campo de Mauthausen. Su función no sólo era la de transportar el granito, sino además la de ir exterminando a los prisioneros, tanto por el duro trabajo de cargar con las piedras por esos 186 escalones, como por el peligro de que alguna de esas piedras cayera sobre la persona que iba detrás. Fuente: Noticias FrigilianaAdemás el alto grado de organización y de solidaridad entre ellos (del cual hablaremos en el próximo artículo) evitó que el número de víctimas fuera mayor. Así y todo, un superviviente francés llegó a afirmar que «cada piedra de Mauthausen representa la vida de un español».
Una simple ojeada a un mapa bastará para comprobar que los nazis transformaron Alemania y los países ocupados por sus ejércitos en un inmenso campo de concentración. La explotación y exterminación de los prisioneros se centralizaban en 22 campos principales, en muchos de los cuales hubo también prisioneros de nacionalidad española.
Principales campos de exterminio nazis en Europa, enero de 1944. Fuente: USHMMComo en el de Buchenwald, en las inmediaciones de Weimar donde los supervivientes, como el escritor Jorge Semprún, recuerdan el hambre perpetua, la falta permanente de sueño, las vejaciones de los Kapos, las torturas de los SS., el trabajo en las fábricas de armamento, el humo del crematorio, las ejecuciones públicas, los recuentos interminables bajo la nieve de los inviernos, el agotamiento, la muerte de los compañeros…
Hubo también españoles anónimos en la base de Peenemünde, en la costa báltica de Alemania, en cuyas instalaciones subterráneas el científico alemán Von Braun llevaba a cabo la puesta a punto de las terroríficas bombas aladas V-1 y V-2.
Prisioneros trabajando en la construcción de las instalaciones subterráneas de la base de Peenemünde, que tuvieron que acelerarse en previsión de ataques aéreos británicos. Fuente: 2ª Guera MundialMención aparte merece el campo de Ravensbrück, situado cerca de Berlín, por donde llegaron a pasar unas 150.000 mujeres de 23 nacionalidades, de las que 92.000 serían exterminadas.
Supervivientes de un número indeterminado de presas españolas capturadas por la GESTAPO en Francia recuerdan con horror aquel escenario de las más abyectas experiencias seudo-médicas. Los médicos hacían abortar a todas aquellas cuyo embarazo superase los ocho meses. En cuanto a las demás, el médico jefe del campo, el doctor Treite, se especializó en asistir al parto para, acto seguido, estrangular o ahogar al recién nacido (en ocasiones los mataba lanzándolos contra la pared), en presencia de la madre, para estudiar sus reacciones psicológicas y sus secuelas posteriores.
Algunos bebés librados de momento de una muerte inmediata, sirvieron sin embargo de cobayas en muchas otra técnicas de exterminación, tras las cuales, de no morir, quedaban mutilados o tarados para siempre.
Grupo de niños, completamente consumidos, supervivientes de Ravensbrück. Fuente: I Survived the 20th Century HolocaustEspañoles hubo también en otros muchos campos de exterminio. En Bergen-Belsen, Dachau, Esterwegen, Flossenburg, Dora-Mittelbau, Neuengamme, Sachsenhausen (Alemania); Terezin (Checoslovaquia); Natzwailer-Struthof, Schirmek (Francia/Alsacia); Auschwitz-Birkenau, Stutthof, Treblinka (Polonia)…
En uno de sus mejores poemas León Felipe habla de una de esas fábricas de muerte –Auschwitz- cuya monstruosa crueldad no pudieron ni siquiera imaginar los imaginativos poetas que en sueños descendieron a los infiernos.
Ni Dante, ni Virgilio, ni Blake, ni Rimbaud descubrieron en el transcurso de sus alucinantes pesadillas nada tan espantoso.
Fuentes documentales
Bibliografía
- Bermejo, B. y Checa, S. Libro memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945). Ministerio de Cultura, Madrid, 2006.
- Constante, M. Los años rojos. Españoles en los campos nazis. Círculo de Lectores, Barcelona, 2005.
- Constante, M. Yo fui ordenanza de los SS. Pirineo, Zaragoza, 2000.
- Semprún, J. El largo viaje. Seix Barral, Barcelona, 1976.
- Suñer, R. De Calaceite a Mauthausen. Memorias de Raimundo Suñer. Centro de Estudios Bajoaragoneses, Alcañiz, 2006.
- Wingeate, D. Spaniards in the Holocaust: Mauthausen, the Horror on the Danube. Routledge, London, 2000.
Revistas digitales
- Muerte no accidental de un anarquista español: el escritor Benigno Bejarano muere en un campo de exterminio. J. M. Labrador. Universidad Complutense de Madrid. ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura CLXXXV 739 septiembre-octubre 2009.
- La tragedia de millares de españoles bajo el nazismo: Los cerdos del comandante. E. de Guzmán. Tiempo de Historia, núm. 52, 01-03-1979.
Prensa digital
- Gallegos en el infierno nazi. E. Rolland. La Voz de Galicia, 26-09-2009.
- El retorno a Mauthausen del preso 4100. D. Barcala. Público, 09-05-2010.
- Mauthausen, un infierno en la tierra. Z. Rodríguez. El Mundo, 05-05-2010.
- Un nuevo censo descubre 450 presos españoles más en los campos nazis. B. Cazorla. El País, 30-01-2009.
- Un estudio cifra en 1.011 los aragoneses presos en campos de concentración nazis. M. García. Heraldo de Aragón, 08-03-2009.
Webgrafía
- Mauthausen, tumba de españoles. 60 años después. Fuente: ZonaForo Meristation.
- Teniente Bruckner. El Capado. Fuente: Holocausto en Español.
- Los albaceteños muertos en campos de concentración nazis. Fuente: Albacete-Fotos
Material audiovisual
- Mauthausen, el campo de los españoles. Fuente: YouTube
- Españoles en el Campo de Exterminio Mauthausen. Fuente: TvDocumentales
Nuevamente un brillante análisis de esa guerra mundial donde estuvimos todos involucrados...y donde los anónimos fueron los q sufrieron las consecuencias de la barbarie.
ResponderEliminarNuevamente Daniel, con tu permiso, te cojo el texto...para q mis alumnos no vean solo el conflicto a través del cine ... gracias
El horror, un escalofrio irreprimible, rabia y por que no confesarlo, unas lágrimas, es lo que sucesivamente e in crescendo he ido sintiendo, experimentado... Daniel una vez más GRACIAS por permitir que nada, nada quede en el olvido.. Por recordar que en los campos de concentración TAMBIÉN fueron martirizados y muertos un número ingente de Repúblicanos... Tremendo testimonio el que nos das.
ResponderEliminarTes Posts devraient ètre traduits dans toutes les langues possibles, ils le méritent..
Bisous, Daniel,avec ma gratitude et mon émotion.. Tu es SENSATIONNEL!
Terrible realidad la que tuvieron que soportar los españoles exiliados en Francia y que tras la caida de ésta por los alemanes fueron arrastrados a los campos de exterminio nazis
ResponderEliminar¡Estremecedor!
Saludos
Hace años visité un campo de concentración cerca de Berlín y ya solo la contemplacion de sus instalaciones daba escalofio.
ResponderEliminarSalud, República y Socialismo
Cuanta atrocidad junta,se hiela la sangre solo de pensarlo.
ResponderEliminarUn besico
La barbarie mayor del s.XX. Leyendo los datos y los detalles te vienen nauseas y escalofríos.
ResponderEliminarTremendo e imprescindible documento.
Salud y República
Por mas que lo sepamos ,que lo leamos una y otra vez siempre te hiela la sangre,hasta donde somos capaces de llegar,nos vemos.
ResponderEliminarRecuerdo lo que sentí en Camboya, en Phnom Penh, en la carcel que tenía Pol Pot para los disidentes. Recuerdo que en la entrada había un cartel que más o menos decía que a más gritos, más tortura y que no había piedad para ningún prisionero. Era tan terrible la atmosfera que yo me salí. No pude aguantarlo.
ResponderEliminarEsto me ha venido a la memoria cuando leía tu crónica. La maldad no tiene límites y nos hace dudar del caracter humano de nuestra especie.
Gracias como siempre por tu gran esfuerzo de investigación.
Un abrazo
Gracias, Noel. Por supuesto que puedes utilizarlo con tus alumnos. Ya me conformaría yo con que cuando vuelvan a ver una película de esta temática piensen que pudieran estar hablando de sus compatriotas, si no de suspropios antepasados.
ResponderEliminarUn abrazo
Selma, merci pour tes mots si gentils.Oui, il serait joli que ces posts furent lus par le plus grand nombre de personnes. L'histoire ne dois pas se répéter.
Bisous
Felipe, estremecedor en verdad. Procuremos que se sepa.
Saludos
Lo creo, Antonio. Debe de ser porque hasta las piedras destilan el sufrimiento que vieron.
Salud y República
Buda, es espeluznante sólo pensarlo.
Besicos
Rafael, también es imprescindible que lo divulguemos. Poca gente sabe de esto.
Salud y República
Severino, no hay límites para la crueldad. Homo homini lupus.
Nos vemos
Carmen, me has hecho caer en la cuenta de lo poco que sabemos de lo que pasó en Camboya con aquel régimen asesino de los jemeres rojos. No me sorprende que no pudieras verlo. Creo que hay lugares que por mucho tiempo que pase siempre conservan en su atmósfera el horror y las ignominias cometidas en ellos.
Un abrazo
Una vez mas , los españoles sacamos lo mejor de nosotros cuando peor estan las cosas........la solidaridad en los peores momentos.
ResponderEliminarLo malo es que parece que hasta que no llegamos hasta lo peor no aparece esa solidaridad.....
Por cierto, los divisionarios presos en Rusia mas de una década en campos de trabajo soviéticos .....son la otra cara de la misma moneda.
Tienes razón en lo primero, anónimo. Nuestra forma de ser es así: hace falta que las cosas se pongan muy feas para que tomemos conciencia de que es la unión y la solidaridad las que nos pueden sacar del atolladero.
ResponderEliminarEn cuanto a lo segundo, no nos confundamos. Los republicanos fueron abocados a los campos de exterminio por un cúmulo de circunstancias en las que nada tuvieron que ver. Los divisionarios azules fueron voluntarios, llenos de ardor guerrero contra el bolchevismo. Bien contentos puede vérseles en películas de la época a su partida. Tan contentos como cuando echaron a medio millón de compatriotas por la frontera francesa y se desentendieron de lo que podía pasarles.
Por lo tanto, NO, nada tienen que ver los unos con los otros.
Salud y República
Como tantas veces te copio este texto y el anterior, para republicarlo.
ResponderEliminarTambién lo hacía con Ernesto Cruzado Catalán, del blog: Testigo; que había pasado por los campos de concentración franceses, tras la victoria de los golpistas, financiados por las Altas Esferas, Económicas y Patriotas.
Todo esto viene a que ayer mismo le incineraron, debía ser mayorcito y ya hace un año estuvo ingresado un tiempo.
Me enrrollo, buena tarde -aquí llueve- PAQUITA
Paquita, siento mucho esa pérdida. Deben de ser muy pocos los que quedan con vida de aquella época por lo que tenían que ser muy jóvenes cuando llegaron a los campos.
ResponderEliminarUn abrazo. Aquí no llueve pero la tarde ha estado muy fea.
Los divisionarios mayoritariamente tambien eran, en su mayoria, republicanos.......porque republicano es quine no creer en la monarquía. Tan idealistas como mínimo como muchos republicanos del bando opuesto que acabaron en el los campos de concentración que el artículo indica.
ResponderEliminarQuedemosnos al menos con que no es necesario a lo peor para expresar la solidaridad nacional.
PATRIA Y REPÚBLICA
Anónimo, como no soy - ni pretendo ser- historiador, desconozco si hubo algún republicano en la división azul.
ResponderEliminarEs posible que alguno tuviera que ir, forzado por los vencedores, para hacerse acreedor al “perdón” de los mismos, incluso para tratar de salvar su vida o la de sus familiares. Paradojas así ha habido y habrá siempre. Pero esas excepciones no pueden ni mucho menos hacer comparables, como te decía tras tu anterior comentario, a los españoles claramente fascistas de la división azul de los republicanos –englobando en este concepto no sólo a los puramente antimonárquicos como planteas, sino a todas las variadas ideologías propias de los españoles deportados a los campos nazis-.
En cualquier caso, vuelvo a repetir, los divisionarios fueron VOLUNTARIOS, entusiastas fascistas que querían, según ellos, “devolver la visita” a los comunistas rusos que habían ayudado a la España republicana. Y los republicanos fueron EXILIADOS por su causa, huéspedes a la fuerza de los campos de concentración franceses, DEPORTADOS muy a su pesar a los campos de exterminio nazis de toda Europa, MASACRADOS por haber defendido la libertad y la democracia en cada lugar en el que estuvieron.
No me alegro de la desgracia de nadie ni del sufrimiento de los divisionarios en el infierno blanco de Rusia, pero hay que decir claramente que encontraron lo que fueron a buscar por lo que no se puede pedir “solidaridad nacional” al nieto de un republicano que fue asesinado impunemente por un escuadrón de la muerte falangista, por aquellos que después de sumir a nuestro país en una guerra civil y de ocasionar la muerte y el sufrimiento de millones de compatriotas se fueron a intentar seguir haciendo lo mismo en Rusia.
En fin, anónimo, como ya te dije anteriormente, no nos confundamos que ya somos mayores.
Salud y Republica
Esta informacion deberia hacerse mas publica. No tenia ni la menor idea de estos horrores. Descansen en Paz, todas estas personas, que sufrieron semejantes atrocidades, Y ojala nunca se repita.
ResponderEliminarAsí es,anónimo. Muy pocas personas en nuestro pais son conscientes de que hubiera españoles, tantos españoles, en los campos nazis de exterminio. La Historia los ha olvidado, ayudada por el interés de nuestros sucesivos gobiernos en silenciarlo. Poco a poco se van conociendo detalles de aquella infamia, detalles que nos hacen preguntarnos cómo fue posible que unos humanos presuntamente civilizados causaran tantísimo daño a quienes simplemente pensaban de distinta manera.
ResponderEliminarHoy se estima que unos seis mil republicanos que ya habían sufrido lo suyo tras la guerra civil y el exilio, murieron entre las alambradas nazis víctimas del hambre, del trabajo esclavo, de las enfermedades y de los malos tratos.
Es obligación de todos los que tenemos conciencia hacer lo que esté en nuestra mano por darlo a conocer.
Te recomiendo la lectura de "Los últimos españoles de Mauthausen" de Carlos Hernández de Miguel, Ediciones B, algunos de cuyos capítulos ha adelantado recientemente el Diario Público.
Gracias por tu comentario.