30 octubre 2011

Espías de Franco (2). La Quinta Columna.

Cartel de Gallur alertando sobre la Quinta Columna. BNE
Verano de 1936. Ha comenzado el asedio de Madrid. El general Mola, uno de los golpistas de julio, realiza una alocución radiofónica. En un alarde de vanidad, afirma: “Tengo cinco columnas para tomar Madrid. Cuatro de ellas rodean la ciudad. La quinta ya está dentro”.

Mola se refería a las cuatro columnas que avanzaban sobre Madrid, la que venía desde Toledo, la de la carretera de Extremadura, la de la Sierra y la de Sigüenza. Con la mención de una quinta aludía a la que estaba formada por los simpatizantes del “Movimiento”, que dentro de la capital trabajaban clandestinamente en pro de la victoria franquista.

El término Quinta Columna, para designar a los que trabajan en una guerra para el ejército desde el seno de la población civil, recogiendo información, haciendo sabotajes, etc, fue utilizado por primera vez por el general ruso Suvorov en la guerra contra los turcos (1768-1784). Pero ya algunos historiadores de la antigüedad como Tucídides o Polibio reconocieron en las guerras del pasado el caso del enemigo interior.

El involuntario hallazgo verbal de Mola, que también ha sido atribuido por otros autores al general Varela e incluso al mismo Franco, hizo rápidamente fortuna incorporándose a todos los idiomas, pasando a utilizarse en guerras posteriores para designar a las personas potencialmente desleales a la comunidad en la que viven y susceptibles de colaborar de distintas formas con el enemigo.

Control popular de las entradas y salidas de Madrid. Cuesta del zarzal
Así, fueron llamados “quintacolumnistas” los franceses que, residiendo dentro de Francia, esperaban el triunfo de la Alemania nazi. El término también se extendió a los ciudadanos holandeses y noruegos que mostraban más simpatía hacia el Tercer Reich que hacia su propio pueblo, apoyando la invasión de sus países de origen.

El internamiento de ciudadanos de origen nipón de la Costa Oeste de los Estados Unidos tras el ataque japonés a Pearl Harbor se justificó diciendo que podrían actuar como una quinta columna. El mismo argumento se utilizó en Gran Bretaña con la detención de muchos residentes alemanes, detenidos en la Isla de Man hasta el final del conflicto.

Sin embargo, con sus desafortunadas declaraciones, Mola provocó un intenso clima de desconfianza entre los madrileños sitiados. Esta suspicacia terminó desembocando en una fuerte acción represiva que culminaría con detenciones masivas, encarcelaciones y fusilamientos de todo aquel que fuese sospechoso de ser «quintacolumnista».

El origen de la Quinta Columna estuvo en la Falange. Dos destacados miembros de la organización fascista, Valdés Larrañaga y Fernández Cuesta fueron sus primeros motores. Controlados por el SIM republicano, terminaron siendo canjeados y pasaron a la España nacional.

Manuel Valdés (en el centro de pie) junto a Primo de Rivera (a su izquierda)
y otros militantes de la Falange en la cárcel Modelo de Madrid. 1936. El Mundo
 Pero el personaje verdaderamente clave en todo el sistema de espionaje franquista fue el coronel Ungría. Su historia es una mezcla de aventuras, episodios espectaculares y lagunas desconocidas para los historiadores. De origen francés –fue compañero de escuela de De Gaulle- su vida parece la de un espía de novela.

A lo largo de los tres años de guerra, Ungría unificó  a los diversos grupos de la Quinta Columna –que actuaban separados-, los coordinó desde los servicios centrales de Burgos y les dio una organización de corte alemán lo que, según el SIM republicano, supuso gran parte de su éxito.

Los grupos o células de la Quinta Columna solían estar formados por cinco miembros pero no todos se conocían entre si. Cuando era detenido uno de ellos, nunca podía delatar a todos, en especial a los que ocupaban la cúspide de la pirámide. Unos grupos obtenían la información y otros la recopilaban y la pasaban a la zona nacional para lo cual utilizaban las embajadas de paises como Chile, Suecia, Perú o Finlandia.

En los primeros momentos de la guerra, la labor prioritaria de los quintacolumnistas fue sacar de la zona republicana a quienes consideraban comprometidos. Obispos, nobles y militares lograron así marchar a la España de Franco.

Plaza de Atocha, julio 1936. Registro de automovilistas. Fotos militares
Los sabotajes y los bulos, tan fácilmente propagables entre una población hambrienta y bombardeada, eran otro de los frentes de la Quinta Columna. Aunque nunca se pudo comprobar, los indicios culparon a los servicios fascistas de la explosión de un polvorín subterráneo situado entre las estaciones de Lista y Diego de León del Metro. La onda expansiva descarriló a todos los trenes que circulaban por la línea L2, recorriendo el túnel en dirección Sol y barriendo las estaciones de Lista, Goya, Príncipe de Vergara, Retiro, Banco de España, Sevilla y Sol. Murieron oficialmente 98 personas pero pudieron ser muchas más.

El número exacto de víctimas no fue dado a conocer por el gobierno republicano para no dar alas al derrotismo fomentado por la Quinta Columna, basado en realizar comentarios desfavorables sobre la República y propalar bulos para mermar la confianza en la victoria
Familias enteras se veían obligadas a hacer su vida diaria en las estaciones del Metro de Madrid por temor a los bombardeos Andén 2
La emisión de moneda falsa, la manipulación de fichas en los juzgados, las infiltraciones en partidos y sindicatos –llegaron a descubrir curas con el carnet de la CNT- fueron también especialidades de los espías nacionales. Mención especial merecen los médicos quintacolumnistas, que certificaron la “inutilidad" de muchos jóvenes falangistas para no tener que ir al frente.

Para realizar estas actividades, la Quinta Columna contaba no sólo con la ayuda de los simpatizantes. También poseía casas y centros muchas veces bajo protección extranjera. Por ejemplo, en la calle Marqués de Cubas Telefunken servía de tapadera para un centro de la Quinta Columna donde sus componentes recogían por medio de potentes aparatos de radio los mensajes en clave de Radio Club portuguesa y Radio Burgos, con consignas para los espías.

Pero el objetivo prioritario de la Quinta Columna era más bien militar: conocer los efectivos, los planes, las posibilidades del enemigo. Gran importancia tuvo para ellos controlar los movimientos de la aviación republicana, sus salidas, sus movimientos… tarea en la cosecharon notables éxitos.

Las Brigadas Internacionales tampoco se vieron libres de las infiltraciones. En el verano del 37 el general Walter, que mandaba el batallón alemán, mando fusilar tras un juicio sumarísimo a siete de sus oficiales acusados por el SIM de trabajar para Franco. 

El peso de la investigación y de la represión de las actividades quintacolumnistas era dirigido por el Servicio de Información Militar Republicano, formado por jóvenes de absoluta lealtad al régimen nacido en 1931.

Detención de miembros de la Quinta Columna. Noticia del "ABC. Diario republicano de iz­quierdas" (25-IX-1937). Cuesta del zarzal
El SIM tuvo que luchar con la falta de un cuerpo de policía leal. La indiferencia y la desgana eran la tónica general pero además bastantes llegaron a colaborar activamente con la Quinta Columna, entorpeciendo las investigaciones, facilitando documentación falsa, certificando muertes a quienes les convenía desaparecer…La victoria de los nacionales les trajo su compensación. Franco les permitió seguir en sus puestos y algunos, como Aniceto Diana, llegó a ser jefe de la Dirección General de Seguridad.

También fue muy importante la colaboración de muchos funcionarios con los franquistas, intentando contemporizar con un ejército que ya se encontraba a las puertas de la capital.


Los "moros" del Tercio, fuerza de élite del Ejército de África, acampados en las afueras de Madrid. (Archi­vo de la Filmoteca Española). Cuesta del zarzal
Precisamente Radio Burgos comunicó en clave la inminente entrada de Franco en Madrid. Los quintacolumnistas se fueron preparando para ello, volviendo a aparecer en la ciudad las camisas azules. De hecho, ya habían iniciado en secreto las negociaciones entre el bando sublevado y el general Casado en febrero de 1939, las cuales culminarían con la entrega de la capital.

Llegó entonces el momento de gloria de los quintacolumnistas. Muchos se escudaron en sus acciones para evitar los expedientes. A otros les sirvió para escalar puestos en la administración, la policía, la política… Muchos no habían participado en nada pero con la ayuda de amigos consiguieron comprar un buen “historial”.

Lo más triste fue, sin embargo, que muchos actuaron como testigos de cargo en los juicios y en los fusilamientos.





Fuentes documentales

Bibliografía


ALCOCER, S. La Quinta columna. (Madrid 1937). G. del Toro Editor, Madrid, 1976

CERVERA, J. Madrid en guerra. La ciudad clandestina. Alianza, Madrid, 1998.

HEIBERG, M. y  ROS, M. La trama oculta de la guerra civil. Los servicios secretos de Franco 1936-1945 . Crítica, Barcelona 2006.

SOLER, J. R. y  LÓPEZ BREA, F.J. Soldados sin rostro. Los servicios de información, espionaje y criptografía en la Guerra Civil española.

Inédita Editores, Barcelona, 2008  
 
Revistas digitales

- Cervera, J. La radio: un arma más de la Guera Civil en Madrid. Historia y Comunicación Social, nº 3, 1998, páginas 263-293.

- Juanes, T. La Quinta columna, espías de Franco. Tiempo de Historia, año IV, nº 46, páginas 4-9, septiembre 1978.


Prensa digital


- La Quinta Columna. J.J. Saer. El País, 01-06-2002.

- Los quintacolumnistas dominaban la Justicia de la II República, según experto. F. Vázquez. El Confidencial, 01-03-2009.


Webgrafía


- Quinta Columna. T. Muñoz Molina. Letralia.

- Historia del Metro de Madrid. WikiPedia

10 comentarios:

  1. como siempre, esclarecedor,emotivo, riguroso y sin duda de una utilidad para el desarrollo de conceptos, episodios y análisis de esta vergüenza que tuvimos que soportar

    mis felicitaciones

    ResponderEliminar
  2. No conocía estos hechos y me ha parecido muy interesante,una vez más gracias por dármelo a conocer.

    Un besico

    ResponderEliminar
  3. Lo peor de todo fue, como tu dices, la actuación de los quintacolumnistas después de acabada la guerra.
    Muchos republicanos fueron fusilados por las denuncias de los quintacolumnistas.
    Salud, República y Socialismo

    ResponderEliminar
  4. Noel, gracias por tus palabras, como siempre esperadas y apreciadas.
    Un abrazo

    Buda, cada vez se sabe más de todo esto pero hay que divulgarlo.
    Besicos

    Sí, Antonio. entonces llegó la hora de la venganza.
    Salud y República

    ResponderEliminar
  5. Didactica la entrada de hoy,tantas veces escuchando nombrar en pelis lo de la quinta columnay que salga de la boca de un cafre ,cuando menos curioso,nos vemos.

    ResponderEliminar
  6. Quién lo iba a decir, Severino.
    Nos vemos

    ResponderEliminar
  7. Trabajar en la sombra desde dentro, en esas condiciones, no debió ser demasiado difícil: camuflados entre la población civil, ¿quién conoce a quien? No sabía que el término "quintacolumnista" fuera de acuñación franquista.
    Disculpa que últimamente pase menos por aquí, se me acumulan (y se complican) las ocupaciones familiares y laborales y a veces apenas mantengo la nariz fuera del agua. Es una satisfacción regresar y ver que sigues poniendo artículos interesantísimos. Un abrazo, querido amigo.

    ResponderEliminar
  8. Nada que disculpar, Isabel. Te entiendo perfectamente porque tambien me pasa lo mismo a mi.Ven cuando puedas y cuando quieras.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Al igual que Isabel, tampoco yo sabía que el término "quintacolumnista! fuera cosa del franquismo. No es de extrañar su actuación terminada la guerra.

    Excelente trabajo Daniel, de nuevo tengo que darte las felicitaciones.

    Un abrazo

    ResponderEliminar