"Van a matarnos, pero venceremos". Dibujo del artista gallego Castelao, de la serie "Galicia Mártir". Tomado de la web Castelao na rede. Máis vivo e necesário que nunca
Son las 4 de la madrugada de un día de julio de 1937 en la cárcel de Torrero, situada al sur de la ciudad de Zaragoza. El nuevo capellán de la prisión, el fraile capuchino Gumersindo de Estella, se dispone a cumplir el ritual que, desde hace aproximadamente un mes, lleva realizando. Asistir espiritualmente a los reos de muerte de la prisión, en especial en los momentos previos a su fusilamiento.
De Estella es consciente de que otros religiosos que realizan sus funciones en la prisión, así como el director y los guardias lo miran con cierta suspicacia. Saben que él realiza su trabajo de forma totalmente voluntaria. Esto lo distancia de la mayoría de los capellanes de prisiones franquistas, que se han metido a esto por los buenos sueldos que reciben y/o para satisfacer su deseo de venganza contra las “hordas rojas”.
Gumersindo de Estella ha visto ya demasiados cadáveres de republicanos asesinados en las cunetas navarras por los requetés y los falangistas. Ha visto también, horrorizado, el alborozo de sus compañeros frailes en el convento, dándose festines con las gallinas “requisadas” en los pueblos donde se han realizado las matanzas. Sus reticencias ante este clima de violencia y bajeza moral han tenido la culpa de que su Provincial en Pamplona le haya desterrado a la capital aragonesa.
La Cruz, símbolo de la paz, abandera sin embargo esta columna requeté de carlistas que marchan por pueblos, ciudades y frentes asesinando a sus semejantes. Origen incierto de la imagen, tomada al igual que el pie de foto de la web Todos los Rostros
“Queda destinado a Zaragoza, vaya hoy en el primer tren”.Ya se escuchan en el pasillo los pasos de los condenados conducidos por los guardias. De Estella esconde apresuradamente el cuaderno donde va escribiendo sus memorias. Sabe que debe ser muy cauto pues en ellas expresa unas críticas muy graves al sistema penitenciario franquista y a la iglesia cómplice. Las represalias, si salen a la luz, serán terribles.
“Estaré allí mejor que aquí, porque aquí no vivo entre hermanos, sino entre espías y acusadores falsos”.
Los presos entran ya en la estancia que hace las veces de capilla. Un altar improvisado en una mesa, con todo lo necesario para la misa. En la pared, un retrato de Franco y, debajo del dictador, un crucifijo. A ambos lados de la mesa, dos velas.
Elegido por los franquistas para que los presos se confiesen por última vez, el retrato de Franco, quien ha firmado sus sentencias de muerte, está allí para humillarlos aún más. Con el tiempo, y a costa de asumir un gran riesgo, el fraile conseguirá que el director de la cárcel retire el retrato del dictador.
Prisioneros republicanos en Zaragoza. La imagen se ha obtenido de Ceges-Soma, un archivo oficial belga, y tomada de la web Todos los rostrosHoy son 7 los condenados a muerte que van a pasar allí su última hora de vida. Algunos son soldados republicanos, otros han sido detenidos en la zona nacional acusados de espionaje o desafección al régimen. De Estella sabe que la propaganda franquista describe a los presos como "jóvenes radicales y exaltados", pero no es verdad. La mayoría son maduros padres de familia, de entre 30 y 40 años. Muchos tienen incluso más de 60 años. Hay bastantes ateos y agnósticos, pero la mayoría son católicos más o menos practicantes que han renegado del clero por la implicación de éste en la guerra y en la represión. Muchos están allí precisamente por la delación del cura de su pueblo, que se venga así de la persecución anticlerical de la etapa más revolucionaria o simplemente porque da rienda suelta a rencores personales.
Uno de los presos, a quien el capuchino invita a buscar consuelo en la confesión y la comunión le dice:
"No señor, no me invite a practicar la religión. Las derechas están matando en nombre de la religión y hacen la guerra en nombre de la religión. Y una religión que les inspira tanta crueldad, no la quiero".De Estella no se extraña de estas palabras y luego escribirá en su cuaderno:
“La culpa de su fusilamiento la tenía el cura de su pueblo porque, a una con el alcalde, dio malos informes de él (…) ¿Ignoraba ese clérigo que las leyes de la Iglesia prohíben al sacerdote actuar de acusador o testigo en procesos de los que puede seguirse pena capital? Si lo ignoraba era inútil para el sagrado ministerio; si no lo ignoraba era indigno de celebrar el santo sacrificio de la Misa” …
"Ultimos momentos de los condenados", uno de los dibujos de Juan Pons que realizó en 1940 sobre escenas cotidianas de la cárcel de Torrero. Imagen de la web Amigos de SerrabloYa son las 6. Los presos, atadas las manos, suben a un autocar junto con los guardias y los frailes. En coches particulares, el director de la prisión, el médico, el secretario… El trayecto hasta las tapias traseras del cementerio (detrás del mausoleo de Joaquín Costa en aquella época) es corto.
Los presos son colocados en fila mirando hacia la tapia. Algunos se avienen a besar el crucifijo que les ofrece de Estella. Otros, vuelven orgullosamente la cabeza rechazándolo.
Suena la descarga, fuerte, ya que hay cinco soldados por cada preso. Estos caen derribados por las balas. Entre gritos desgarrados y respiraciones agónicas, Gumersindo de Estella se acerca a darles la absolución antes de que el teniente de turno venga a descargarles dos o tres tiros de gracia. Lo hace tan rápido que el capuchino casi no tiene tiempo de apartarse, de ahí que el cordón de su hábito esté teñido de sangre. A las 7, todo ha terminado.
Iglesia de San Antonio de Padua, en Zaragoza. Situada junto al convento de los Capuchinos, donde vivía Gumersindo de Estella, y muy cerca de la prisión de Torrero y del cementerio de la ciudad, alberga el Sacrario Militare Italiano, un monumental mausoleo de los combatientes italianos aliados de Franco, muertos durante la G.C.E. Imagen de la web Turismo de ZaragozaDía tras día de Estella va desgranando en su diario parecidas ejecuciones. En ocasiones ocurren hechos que, en otras circunstancias, harían reir. Como cuando el autocar llega a las tapias del cementerio para fusilar a los 8 condenados de ese día y nadie da orden de bajar del vehículo. Así va pasando el tiempo hasta que el fraile pregunta qué pasa. La respuesta, que se han olvidado los cartuchos.
No sólo se fusilaba en las tapias del cementerio. Las riberas del Canal Imperial de Aragón a su paso por Torrero y por Valdespartera fueron lugar de innumerables ejecuciones extrajudiciales desde julio de 1936.El 6 de noviembre de 1939, cuando Gumersindo de Estella llega al cementerio acompañando a los 16 condenados de ese día, observa una novedad. Han levantado una larga valla de tablones de más de dos metros de alto. Y entre esa valla y la tapia queda un espacio de un metro que ha sido llenado de tierra. Las miles de balas descargadas desde julio de 1936 han destrozado la tapia y los disparos traspasan ya la pared, alcanzando a los ataúdes de los nichos del cementerio.
La guerra termina oficialmente, pero los fusilamientos no cesan. La mayoría de esos fusilados que constan en los libros de registro del cementerio -más de 3.000 durante la guerra y casi 500 durante la posguerra- fueron enterrados en fosas comunes. Allí permanecieron durante la dictadura de Franco, mientras que ya en 1941 se construyó en el cementerio una capilla-osario para los "caídos de la Cruzada de liberación" y unos años más tarde, en 1953, se levantó en la plaza del Pilar un gran "monumento a los héroes y mártires de nuestra gloriosa Cruzada".
Monolito "En memoria de cuantos cayeron por la Libertad y la Democracia, 1936-1939 y Postguerra". Imagen tomada de la web del cementerio de Zaragoza.En 1979, al efectuar unas obras en el cementerio, se descubrieron dos grandes zanjas de 500 metros de longitud por dos de anchura con los restos de numerosos asesinados. En aquella España recién salida de la dictadura nada se hizo por identificarlos, localizar a sus familias, darles una digna sepultura. Con algunas excepciones, los restos fueron trasladados a otra fosa común, enterrados de nuevo en el silencio, aunque el primer Ayuntamiento democrático de Zaragoza levantó allí un monolito en memoria de "cuantos murieron por la libertad y la democracia". En ese mismo cementerio, hoy, en su entrada principal, lo primero que el visitante contempla es la "gran cruz del monumento a los héroes y mártires de la Cruzada", trasladado allí en 1992 desde la plaza del Pilar.
Monumento a los "héroes y mártires de la Cruzada", situado junto a la entrada principal del cementerio de Zaragoza.Las Memorias del P. Gumersindo de Estella -un diario de la asistencia espiritual que ejerció con los reos, condenados a muerte en la prisión de Zaragoza, desde 1937 a 1941- ocultas por miedo a las represalias, fueron publicadas en 2003, dando así cumplimiento al deseo del autor de ser un testimonio para generaciones futuras.
Portada de la edición de las Memorias de Gumersindo de Estella.Este libro, duro como pocos de leer, llenas sus páginas de horror, nos da una idea de la desesperación, la humillación y el dolor sin medida que sufrieron los condenados a muerte en una cárcel franquista como la zaragozana prisión de Torrero. Diseñada para 250 reclusos, se hacinaban en ella más de 6000 presos, llegando a convivir 18 reclusos en una celda individual. A esta situación, ya de por sí insoportable, se unían el hambre, los piojos y las frecuentes palizas sufridas por los presos políticos a manos de los presos comunes, que se ganaban así la aprobación de los carceleros.
Imagen de la portada del interesante libro de Iván Heredia Urzáiz "Delitos políticos y orden social. Historia de la Cárcel de Torrero (1928-1939), de Mira Editores.La prisión correccionalista y humanitaria con la que soñaban los dirigentes de la II República se convirtió, tras el alzamiento militar, en un lugar donde reinaban el terror y la muerte.
En cuanto a Gumersindo de Estella, merece nuestro reconocimiento, pues demuestra que no todos los religiosos compartieron la actitud vengativa de la Iglesia, ya que formó parte de aquel grupo minoritario de eclesiásticos que defendieron la neutralidad de la misma en el conflicto, así como el perdón y la reconciliación.
El capellán, con uniforme militar, bendice antes de cada combate a las tropas golpistas de requetés que han de seguir cometiendo delitos de lesa Humanidad y crímenes de guerra contra los leales al gobierno republicano. Origen incierto de la imagen, tomada al igual que el pie de foto de la web Todos los Rostros.Una reconciliación que, si un día se alcanza, deberá edificarse sobre la Memoria, nunca sobre el olvido.
Fuentes documentales:
- De Estella, Gumersindo. "Fusilados en Zaragoza (1936-1939): tres años de asistencia espiritual a los reos". Mira Editores, 2003. Las citas textuales que aparecen en esta entrada están tomadas de este libro.
- Ramos Fernández, Iván. "Gumersindo de Estella: Cordero entre Lobos". Trébede, Mensual Aragonés de Análisis, Opinión y Cultura, nº 74, abril de 2003.
- "Un testigo de los fusilamientos en Torrero durante la Guerra Civil. Ven la luz los cuadernos del capuchino Gumersindo de Estella". Artículo de Roberto Miranda en El Periódico de Aragón de 1 de noviembre de 2003.
- "Una oración antes de morir", artículo de Antón Castro en Heraldo de Aragón de 27 de octubre de 2003.
- "Morir en fila. El diario de un padre capuchino detalla el horror de la represión franquista en Zaragoza", artículo de Julián Casanova en El País de 14 de diciembre de 2008.
- Diversas páginas web y blogs, algunos de cuyos enlaces aparecen en la entrada.
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Amigo Daniel
ResponderEliminarSólo dos cosas quiero decirte hoy
1/Gracias por seguir mostrándonos las fechorías de estos...(no quiero manchar tu casa)
2/ Con el dibujo de Juan Pons(últimos momentos de los condenados)me han dado ganas de vomitar.
Un abrazo muy fuerte
Un Domingo más acudo,Daniel, para leer con suma atención los horrores que se vivieron en esa tu Tierra. Los testimonios, hoy sorprendentemente nos ofreces el de este capellán Gumersindo de Estella.
ResponderEliminarValioso fue que apuntara todos estos horrorosos episodios... Pero en contrapartida tantos de su gremio actuando de la manera más vil...
Te agradezco y espero estas lecciones cada Domingo, Daniel.
Un beso.
Muy buen post querido Daniel y no dudo que hubo buena gente entre los curas, yo concoci acá en la argentina a un cura vasco Iñaki de Aspiazu que inclusive como era conocido de la familia fue el que bautizó a mi hermano, era republicano y muy conocido acá en su epoca, inclusive despues trabajo en el servicio carcelario en la recuperación de los convictos.
ResponderEliminarQue baño de sangre impresionante, se me hace que son mas las víctimas por asesintatos y fusilamientos que muertos en el frente.
Es impresionante el cuadro de los que espera su ejecución, me recuerda a la peli esa tan buena de la televisión inglesa que trataba sobre el fusilamiento de García Lorca.
Te mando un abrazo
PD: Torrero es el mismo barrio donde vive Severino no???
Abrazo
"No señor, no me invite a practicar la religión. Las derechas están matando en nombre de la religión y hacen la guerra en nombre de la religión. Y una religión que les inspira tanta crueldad, no la quiero".
ResponderEliminarEste párrafo es una cátedra sobre el horror que en el mundo causan las religiones, y su carácter fanático y controlador.
Un saludo, Daniel.
Ya sabes que estamos cerca,si esas tapias hablaran,tambien sabes que hoy la antigua carcel ha sido demolida,no estaria mal una placa o algo que nos recordara,no su existencia que a los zaragozanos es dificil que se nos olvide ya que siempre se asociara torrero a la carcel,sino que nos recordarán los hechos alli ocurridos eso tambien es memoria historica no solo retirar, tambien señalar,ya habia oido hablar del capuchino,gentes como el demuestran que ante todo somos seres humanos aunque algunos se empeñen en negarlo,un saludo.
ResponderEliminarPara Lux decirle que Torrero es mas barrio tuyo que mio,tu naciste en el,yo fui importado de otro.
Es cierto lo que dices, Felipe. Esos dibujos de Juan Pons pertenecen a un penado de la cárcel de Torrero que dibujaba en su diario lo que veía a diario. Algunos de esos dibujos, por no decir todos, reflejan cómo les fueron comiendo las conciencias y cómo el miedo se enseñoreaba de sus vidas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Selma, ellos fueron pocos, muy pocos. Pero con su testimonio, pues algunos fueron asesinados por los propios falangistas y gente de su calaña, pusieron de manifiesto que aquello no fue una cruzada, sino un crimen contra la humanidad barnizado por la religión.
Un beso.
Lux, te mando un enlace muy serio (http://www.sbhac.net/Republica/Victimas/Repre.htm) para que te hagas idea de cifras. Tienes razón: fue un auténtico baño de sangre.
Y sí, severino vive en torrero, a un tiro de piedra de la cárcel, que ya ha sido demolida. En su lugar hay ahora una plaza, un espacio ciudadano, donde los niños juegan y los ancianos se sientan a la sombra de un laurel que antes estaba en el patio de la enfermería de la cárcel. ¡Qué de cosas contaría ese árbol si pudiera hablar!
Yo mismo viví al lado mismo de la cárcel hasta hace pocos años, y viendo desde el balcón el cementerio donde asesinaron a tantos republicanos. Torrero es mi barrio, aunque ya no viva en él. Siempre lo llevo en el corazón.
Un abrazo
Noel, tienes toda la razón. En pocas palabras y bien sencillas hay toda una tésis sobre el integrismo religioso.
Saludos
Estoy de acuerdo, Severino. Está bien que vayan desapareciendo esos lugares de ignominia, pero si no hay un recordatorio físico de lo que allí hubo y de lo que pasó, el olvido y el desconocimiento serán lo habitual. Quizá sea eso lo que buscan.
Saludos
Tremendaslas descripciones de este sacerdote, que fue una escepción entre todos los curas comprometidos complices de la represión franquista.
ResponderEliminarGracias por ayudarnos a conocer estos hechos.
Salud, República y Socialismo
Gracias Daniel, por mostrarnos y desmigarnos este libro, diario de Gumersindo de Estella, el cual no conocía y nos ayuda a saber un hecho más, del tremendo genocidio que se cometió en toda España. Que la Memoria no se silencie, ni se Olvide. Un beso
ResponderEliminar¡Salud, Memoria y Libertad!
Yo también pienso que fueron más las personas asesinadas y fusiladas que los muertos en en el frente,y que raro resulta encontrar entre el clero,a una persona que no compartiese esa actitud vengativa de la iglesia.Me pregunto,sí la iglesia,habrá leido o tendra conocimiento de las memorias de este capellán.Como siempre una buena entrada y un beso muy fuerte.
ResponderEliminarComo siempre me ocurre al leer tus textos, tan bien documentados, me quedo con el corazón encogido, aunque leo de la primera a la última línea. Es importante conocer todo esto con sus detalles dolorosos, con lo que tiene de heróico en unos y de vileza en otros, para que no vuelva a repetirse más.
ResponderEliminarMe gusta mucho el cambio que has hecho en el blog.
Un abrazo muy fuerte.
Sí Antonio, incluso hay quien dice de él que fue un cordero entre lobos. Creo que tuvo que sufrir mucho para, sin dejar de ser fiel a una iglesia en la que creía, al mismo tiempo convivir con tantos a los que su condición eclesiástica les favorecía ala hora de cometer sus crímenes.
ResponderEliminarSalud y República.
Saiza, el testimonio de Gumersindo de Estella tiene el valor añadido de pertenecer a un capellán franquista de prisiones. Esto debería de hacer pensar a tantos revisionistas como hay, pero me temo que seguirán en las mismas.
Salud y República.
Algunos hubo, Buda. Pero a la iglesia le trae sin cuidado. No en vano se ha preocupado de beatificar a los curas que mataron en zona republicana. Pero de los que mataron los propios fascistas, que también hubo unos cuantos, de esos no se acuerdan. Ni quieren.
Un beso
Fíjate, Isabel, que la gente de ideología de izquierda o republicana tendemos a ser, modestia aparte, ecuánimes a la hora de reconocer que de todo hubo en los dos bandos. He visitado muchos blogs a los que podríamos considerar sin ambages "fachas" y no hay nada ni remotamente parecido.
Me alegro de que te gusten los cambios. Mi trabajo me ha costado, y mis sudores, no creas. Pero creo que ha merecido la pena. Gracias por decirlo.
Un abrazo
Me estás planteando un "gran" problema con la aparición de un texto a la semana... porque la única manera de que pudiera republica-rlos todos -en principio de Aragón-, sin que los aplace "sinedie", sería dedicarte un espacio semanal (parezco una editora de pro "tratando" con un potencial cliente)...
ResponderEliminarBueno, eso es cosa mía, que se dice.
Te lo copio.
MÁS: Veo que utilizas imágenes de Todos los rostros ¡me alegro! me pareció -cuando lo conocí- una fuente valiosa de información gráfica y más.
Y MÁS: He leído tu 1º entrada, tras tus vacaciones "blogueras", en la que mencionas tus andaduras por la montaña ¡me alegro también!... de que te sientas cercano a ella, no sólo geográficamente.
Y MÁS MÁS: Torrero me suena mucho de habérselo oído nombrar a mis amigos zaragozanos, alguno vive allí o cerca ¿tiene que ver con el ACTUR?
Acabo, que te estoy cansando.
Un abrazo desde Madrid. PAQUITAn
publicación mensual
Amigo, tuve la suerte de poder leer el libro de Gumersindo de Estella, aunque para serte sincero me costo horrores poder acabarlo, era tanta la violencia que ese hombre vivio, tanto el odio que le rodeaba, que llego a decir que renegaria de sus creencias si aquello continuaba.
ResponderEliminarDesgraciadamente continuó por mucho tiempo.
Un abrazo y gracias por tus entradas tan directas y crudas
Paquita, tranquila con lo de la publicación. Haz lo que te venga mejor. La pçagina de Todos los Rostros es genial en todos los sentidos. Creo que voy a poner un enlace permanente en mi blog. En cuanto a la montaña, hace mucho que casi no voy. Pero cuando estoy la disfruto intensamente.Por último, al Actur y Torrero están situados de punta a punta de Zaragoza, uno al norte y otro al sur.
ResponderEliminarUn beso
Navegante, ya vi que le dedicaste una estupenda entrada hace tiempo. A mi me da mucha pena pues tuvo que estar desgarrado entre seguir fiel a una iglesia hipócrita, violenta y vengativa o serlo a lo que él creía que tenía que ser el evangelio. Y siempre temiendo por su propia vida.
Un abrazo muy fuerte
Querido Daniel, llevo un buen rato en tu casa poniéndome al día ya que los dos últimos domingos no pude leerte.
ResponderEliminarSiempre me conmocionas. Incluso a veces siento que se me eriza la piel. En serio. Es tanta la ignominia que a veces resoplo porque me falta el aire. He ido a ver uno de los enlaces (Todos los rostros) y me ha parecido un sitio muy interesante.
Gracias por tu gran esfuerzo. Un beso muy agradecido
Entiendo lo que dices, Carmen. Cualquier persona bien nacida sale conmocionada cuando se entera de tantos horrores. Y tienes razón en cuanto a lo de Todos los Rostros. Es una página imprescindible.
ResponderEliminarOtro beso para ti.
Cada vez más interesante tu página amigo Daniel. Ya iba siendo hora de que alguien se atreviera a escribir de la represión fascista en España. En este país sigue siendo un tema tabú...
ResponderEliminarJavier
Como ya te he comentado en tu otro blog, siempre reconforta el saber que existireron buenas y nobles personas en medio de tanto horror.
ResponderEliminarEs sorprendente como nos siguen sobrecogiendo, aún conocedores de tantas historias, las crueles matanzas y vejaciones que se produjeron. Al menos a mí ponen la piel de gallina.
Un abrazo