.post blockquote { width:275px; margin: 10px 0 10px 50px; padding: 10px; text-align: justify; font-size:15px; color: #e1771e; background: transparent; border-left: 5px solid #e1771e; } blockquote { border-left:3px solid #CCCCCC; color:#776666; font-style:italic; padding-left:0.75em; } Fusilados de Torrellas: octubre 2009 http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=UTF-8" />

Grandes asesinos fascistas (y V). Antonio Castejón, el carnicero de Zafra, de Puente Genil, de Almendralejo, de Mérida,de...

1. Al comandante Antonio Castejón, al mando de la 5ª Bandera de la Legión y del 2º Tabor de Regulares de Ceuta, se le recuerda como el carnicero de Zafra, de Puente Genil y de innumerables lugares que aún se estremecen con su recuerdo. Aparece ascendido a coronel en la imagen, que procede de la web Bazarnacional

Noche del 7 de agosto de 1936. Las tropas rebeldes se encontraban a pocos kilómetros de Zafra (Badajoz). Habían tomado el pueblo más cercano, Los Santos de Maimona, en la carretera general entre Sevilla y Badajoz, tras haber machacado con el bombardeo de la aviación a los milicianos de Puigdéndolas. Con cerca de 300 bajas, su entusiasmo y su arrojo no habían sido suficientes para frenar a unas tropas experimentadas en el combate.

Zafra
estaba aterrorizada ya que la gente sabía ya de la “limpieza” que estaban realizando Asensio y Castejón en las poblaciones tomadas por sus columnas mixtas de legionarios, regulares y “moros”.


2. Zafra (Badajoz). Vista desde los Torreones del Palacio. Fototipia Laurent (1900). Imagen de la web Rincones Extremeños, Archivo y Biblioteca de la Diputación de Cáceres.
El alcalde socialista, José González Barrero, que había arriesgado su vida al oponerse a que los presos de derechas del pueblo fueran asesinados, estaba preparando la evacuación de la población. Aún estaba lejos de saber que, años más tarde, sería asesinado por aquellos que habían conservado la vida gracias a él.

3. José Gonzaléz Barrero, último alcalde republicano de Zafra, fotografiado en el despacho del director de la cárcel de Alicante momentos antes de salir liberado de ella. Tuvo siete hijos, tres de los cuales eran niñas. Dos de ellas, a las que llamó España y República, murieron a poco de nacer. La tercera, Libertad, sobrevivió. Libertad, que actualmente vive en Zafra y aparece en el documental de YouTube al que se hace referencia más abajo, suele repetir orgullosa las palabras de su padre. "Perdí a España, perdí a la República, pero me queda...la Libertad".
Imagen de la web de la población de Valencia del Ventoso, de donde era originario José González.
Con la primera luz del día, dos coches blindados avanzaron hacia Zafra; uno llevaba pintado en el capó un corazón de Jesús y el otro la cara de Azaña con dos cuernos, y eran seguidos por soldados rebeldes y legionarios capitaneados por el comandante Antonio Castejón.

Este militar africanista, ya se había ganado una justa fama de sanguinario en la represión de los barrios obreros de Triana y de la Macarena en Sevilla, así como también en la “liberación” de bastantes poblaciones de los alrededores de la capital andaluza, como Alcalá de Guadaira y Arahal entre otras, llegando hasta Puente Genil en la provincia de Córdoba.


Especialmente dura fue la represión que encabezó en esta población cordobesa. Tras ser tomada gracias al bombardeo de la aviación y a la desproporcionada superioridad numérica y de preparación de las tropas al mando de Castejón, éstas procedieron a fusilar a todos los hombres que encontraban en las calles, en sus casas, en cualquier lugar… La matanza fue horrorosa. Varios cientos de personas fueron fusiladas ese mismo día. Algunas fuentes estiman que fueron más de mil.


4. Postal antigua de Puente Genil (Córdoba). La imagen está tomada de la web de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Córdoba), AREMEHISA.
Así cumplía Castejón las órdenes de Queipo de Llano que ya había preparado el camino de la masacre con su discurso del 23 de julio en Radio Sevilla:

(…) "Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad" (…)


5. Caricatura de Queipo de Llano en Radio Sevilla. Imagen tomada de la entrada La ràdio a Salamanca durant la Guerra Civil de la web L'Altra Ràdio.
No es extraño pues que, con estos antecedentes, la columna de Castejón avanzase hacia Zafra pensando que iba a ser un nuevo paseo militar, como así fue en realidad. Entraron en la población sin ninguna oposición y, tras liberar a los presos de derechas, formó con ellos una nueva Comisión Gestora en el ayuntamiento, tal como habían hecho en otras poblaciones ya tomadas.

A Castejón “le gustaba” ejercer la represión de una forma matemática. Cuando tomaba una población quería que las gentes de “orden”, los habitantes simpatizantes con la sublevación militar, le presentaran una lista de quienes se hubieran destacado por sus ideas de izquierdas o republicanas. El número tenía que ser, invariablemente, el 1% de la población total.


6. Republicanos asesinados en el avance por tierras andaluzas y extremeñas de la columna Castejón.
En el caso de Zafra, este número ascendía a la cantidad de 70 personas (en 1936 la población era de unos 7000 habitantes). Tras su elaboración, la lista se expuso en una habitación y los habitantes de derechas pudieron entrar y tachar el nombre que creían oportuno. Pudieron efectuar hasta tres tachaduras, pero, para eliminar unos, había que reemplazarlos por otros nuevos, con el fin de mantener siempre el mismo número.


El párroco Daniel Gómez Ordóñez, tras un largo tira y afloja, consiguió sacar varios nombres. Finalmente quedaron 48. Poco a poco, los ocupantes realizaron las primeras detenciones; en muchas plazas había grupos de presos, todos con las manos en alto.


A las 12 del mediodía, la columna de Castejón se preparó para dejar Zafra. Los militares abandonaron la localidad por la misma carretera por donde habían entrado siete horas antes. Los seguía una larga hilera de 48 reos.

7. Republicanos asesinados en el avance por tierras andaluzas y extremeñas de la columna Castejón.Esta imagen y la anterior están tomadas de la web Todos los Rostros, la cual lo ha hecho asímismo a partir de fotogramas a baja resolución de la British Pathé y de YouTube.
Una vez en las afueras, comenzaron los fusilamientos: los mataron en grupos de siete, de modo que el resto de los detenidos veía lo que les esperaba. A cada trecho fusilaban un grupo y la carretera que une Zafra con Los Santos de Maimona quedó sembrada de cadáveres.

Mientras, en Zafra continuaba la represión, ahora a cargo de la nueva Junta Gestora nombrada a dedo por los militares. En los primeros meses de ocupación, eliminaron a más de 200 personas en un pueblo de 7.000 habitantes, caracterizado por no haber tenido ni una sola víctima de derechas durante la Segunda República. Hay evidencias de que, en su mayor parte, la represión fue encomendada a la Falange.


8. Pasquín de 1936 editado en Zafra. Ilustra de forma incuestionable el protagonismo de los falangistas en la represión puesta en marcha por los sublevados. Imagen de la entrada Un hueco a la izquierda en el frente anti Garzón, del blog de José María Lama, Las piedras del Río
Todos estos asesinatos contaban, como no podía ser de otro modo, con la bendición apostólica de una iglesia que desde el principio se declaró a favor de los golpistas prestándoles con entusiasmo todo su apoyo moral, ideológico, material y humano. Éste ultimo se personifica, en el caso de Zafra, en la figura del “padre” Juan Galán Bermejo que, al contrario que su compañero Daniel Gómez, que hizo lo que estuvo en su mano para reducir la lista de los fusilados, se encargaba de señalar a los que iban a ser ajusticiados, llegando incluso a realizar el “trabajo” personalmente.

Al "padre Galán" se le acusa de ser el autor material de 750 asesinatos. Pero nunca dejó de tener la conciencia tranquila... La suya era una misión divina.
Imagen de la entrada Un cura para todos los males...Divine Intervention del blog Zombi-blogia
Juan Galán Bermejo, que había sido el cura de Zafra y ahora capellán de la 11ª bandera del 2º Regimiento, estaba entre los asaltantes de la columna Castejón. Descubrió a un miliciano escondido en un confesionario de la catedral y lo mató con su pistola. No era ésta la primera de las ejecuciones privadas del “padre” Galán, que estaba orgulloso de todas. “Esta pistola ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios", se jactaba de decir. Con su pistola siempre bajo la sotana, se dice que fue el autor directo de cientos de asesinatos. No en vano declaraba, a preguntas de Marcel Dany, de la Agencia Havas, que

“Todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá”.


9. Curas ensotanados y armados con fusiles. Origen desconocido de la imagen, que está tomada de la entrada "Miguel Hernandez. Poema del Cura Verdugo", en la web La Comunidad del diario El País
Y así, con la complacencia de Dios, las columnas de Castejón, de Asensio y de Tella., todos ellos a las órdenes de Yagüe y, en última instancia de Franco y de Queipo en Sevilla, continuaron su implacable avance hacia Madrid.

Las horribles matanzas que efectuaron camino de la capital de la nación en Mérida y, sobre todo, en Badajoz, de la que ya nos hemos ocupado en este blog ("La doble matanza de Badajoz": 1ª parte y 2ª parte) constituyeron, si hemos de hacer caso al “padre” Galán, tan sólo procedimientos de exterminio de las “ratas marxistas”, de los obreros y jornaleros de izquierdas a los que aplicaron, con idéntico odio racista, los castigos colectivos ampliamente utilizados contra los nativos marroquíes en sus aldeas del Rif.


10. Procesión de la Macarena de Sevilla, el 18 de octubre de 1936. Queipo de Llano, en el centro de la imagen, agradecía así la ayuda divina que estaba recibiendo en su tarea de limpieza de las "ratas marxistas". Más adelante donaría a la Virgen todo un símbolo: su fajín de general. El cual es lucido por la imagen de la Macarena en fechas señaladas como la Semana Santa.
Imagen de la web Hispanismo
Entretanto, Dios aplaudía. La “cruzada” en su nombre aún tenía que derramar mucha más sangre antes de sentirse aplacado.



Fuentes documentales


Bibliografía


- Álvarez Rey, Leandro. "Andalucía y la Guerra Civil: estudios y perspectivas". Diputación de Sevilla, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2006.
- Bahamonde, Antonio. "Un año con Queipo de Llano: memorias de un nacionalista". Ed. Espuela de plata, Sevilla, 2005.
- Casanova, Julián y otros. "Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco". Crítica, Barcelona, 2004.
- Juliá, Santos y otros. "Víctimas de la Guerra Civil", Temas de Hoy, Madrid, 1999.
- Preston, Paul. "Latifundistas y militares en la represión del sur". Colaboración para las jornadas Dos siglos de imagen en Andalucía y recogidas en un volumen homónimo.

Prensa digital
- "Guerra Civil: camino hacia Badajoz", artículo de Gloria Pajuelo para el diario Extremadura al Día
- "Zafra. Exigen la retirada del obelisco que rinde homenaje al comandante Castejón".Artículo de José Victor Pavón para el diario Hoy
- "El comandante Antonio Castejón Espinosa. Entre el mito y la realidad. Un episodio contradictorio de la Guerra Civil en Utrera", artículo de José Díaz y Javier Castejón para el diario Utrera. Información

Páginas web y blogs

- "Iglesia, fascismo y represión". Entrada de la web Unidad Cívica Navarra por la República
- "Algunos curas concretos". Entrada del foro de la web La Guerra Civil Española
- "Antonio Castejón Espinosa", entrada de la WikiPedia
- "Zafra, espejo del holocausto". Web La Memoria de los Nuestros
- "El avance la columna Castejón por tierras andaluzas y extremeñas". Web Todos los Rostros
- "José González Barrero: primer alcalde socialista de Zafra". Entrada de la web de la población de Valencia del Ventoso (Badajoz).

Material audiovisual


- "Extremadura amarga". Excelente documental de YouTube en el que el cantautor Luis Pastor repasa con su música, con los testimonios de testigos de aquellos años y con la opinión de prestigiosos historiadores, algunos episodios de la Guerra Civil en esta comunidad. El visionado, de 53 minutos de duración, está dividido en cinco partes de unos 10 minutos cada una. Recomiendo ver la primera, que trata de la represión llevada a cabo por Castejón en Zafra.

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Grandes asesinos fascistas (IV). Gregorio Haro Lumbreras y la Columna Minera de Río Tinto

1. El Río Tinto, en la provincia de Huelva. Su nombre viene dado por el color rojo intenso de sus aguas, debido a un pH bajo que permite que el ión férrico se encuentre en disolución. Ríos del mismo color, ríos de sangre, corrieron por la Cuesta del Caracol el 19 de julio de 1936 al ser los mineros de Río Tinto traicioneramente tiroteados por los hombres del comandante de la Guardia Civil Gregorio Haro Lumbreras. La imagen pertenece a la web Curiosidades de la Microbiología.

Era un sábado cualquiera en Nerva, población de 17.000 habitantes en la cuenca minera de Huelva. El sol de julio calentaba sin piedad. Los que no estaban trabajando, dormían la siesta. Algunos tomaban café o jugaban a las cartas en las tabernas. Muchos escuchaban la radio, sentados bajo el aire que movían los ventiladores de techo.

De repente, a eso de las cuatro, la copla que cantaba la Piquer en las ondas de “Unión Radio Sevilla”, se interrumpió dando paso a una voz ronca, masculina, militar… una voz desconocida hasta entonces pero que pronto se haría odiosa:

“(…) se declara el estado de guerra…(…) serán pasados por las armas los directivos de los sindicatos…(…) todas las armas serán entregadas…(…) espero que no tendré que tomar ninguna de las medidas anunciadas en bien de la Patria…
Sevilla, a 18 de julio de 1936
El general de la División : GONZALO QUEIPO DE LLANO”
La gente de Nerva, los mineros, escuchaban atónitos cómo el general Queipo de Llano, hasta entonces Inspector General de Carabineros, se había autoproclamado General en Jefe de la 2ª División del recién formado Ejército del Sur, declarando el Estado de Guerra que el fascista general Franco había dispuesto para derrocar al gobierno de la República, el gobierno democráticamente elegido por el pueblo.

2. Queipo de Llano era odiado por las diatribas y exabruptos que lanzaba, a través de las ondas de Radio Sevilla, contra los republicanos. Estos intentaron ridiculizarle en varias ocasiones aludiendo a su afición por las prostitutas y el alcohol, como en esta caricatura, aunque parece ser que era abstemio debido a una afección hepática. Imagen de la web Cartoones. Humor gráfico con una mirada histórica
Aquel sábado había dejado de ser un sábado cualquiera. La noticia corrió de boca en boca, como la pólvora, mientras los modestos aparatos de radio vomitaban marchas militares. Desde Marruecos, el ejército de África pasaba a la península. Los fascistas marchaban sobre Sevilla iniciando la rebelión contra el gobierno.

En Nerva, Río Tinto, Valverde, Peña de Hierro, Mesa de los Pinos, San Juan del Puerto, Zalamea la Real, Campillo… los mineros, aguerridos, curtidos en el trabajo y en la lucha social, tuvieron claro desde el principio lo que se avecinaba.


Y así, comenzaron a requisar a la empresa minera automóviles y camiones. Con ellos recorrieron los pueblos de la cuenca minera, intentando organizar milicias en defensa del régimen republicano.


3. Concentración de los mineros de la cuenca hacia 1900, probablemente en Río Tinto. Su fama de combativos venía ya de 1888, cuando fueron tiroteados por los soldados debido a sus protestas contra la compañía minera inglesa por el durísimo trabajo y la inhalación de gases nocivos. La imagen pertenece a la web El rincón de Neftalí.
Reunieron todas las escopetas de caza que pudieron. En Nerva y otras poblaciones, los milicianos rodearon el cuartel de la Guardia Civil exigiendo armas para defender a la República. Los guardias, tras unos instantes de tensión insoportable, se las entregaron sin saber qué harían con ellos. Pero nada malo les hicieron. Aliviados, pudieron marcharse a sus casas. Un mes más tarde, esos mismos guardias utilizaron, a sangre fría, sus armas fascistas contra el pueblo que, incluso en aquellos instantes de exaltación, había respetado sus vidas.

El gobierno envió, ese mismo día, a un diputado para organizar una columna minera que se trasladase a Sevilla para luchar junto a los trabajadores que resistían en el barrio de
Triana contra las tropas de Queipo. A eso de las 12 de la noche la columna salía de Nerva; la componían mineros y trabajadores de los sindicatos CNT y UGT que habían requisado a la Rio Tinto Company Ltd. 15 camiones, 4 automóviles y 250 kg de dinamita.

4. Vehículo de la compañía minera de Río Tinto, requisado y acondicionado por los mineros para poder luchar contra las tropas franquistas.
En algunos pueblos del camino se les unieron algunos mineros más. Las cifras que barajan los historiadores son dispares, ya que oscilan entre los 200 y los 500 hombres. En lo que todos están de acuerdo es en lo pobre y variopinto de su armamento, compuesto de la dinamita, algunos fusiles requisados a la guardia civil y muchas escopetas de caza. Y en que les sobraba corazón y les faltaba preparación.


Las autoridades militares republicanas de Huelva reforzaron a la columna minera con un contingente mejor armado y preparado para el combate compuesto por 120 efectivos de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto. Pero cometieron un gran error al encomendar inexplicablemente el mando al comandante de la Guardia Civil, Gregorio Haro Lumbreras, que ya había estado implicado, tres años antes, en una sublevación antirrepublicana.


Haro Lumbreras, que tenía órdenes de esperar a los mineros en La Palma del Condado, las desobedeció, saliendo hacia Sevilla unas horas antes que la Columna Minera. Una vez llegados allí, se hicieron pasar por tropas republicanas, siendo aclamados por los obreros que luchaban en el barrio sevillano de Triana. Pero en realidad se pusieron al servicio de Queipo, con quien ya se habían puesto previamente de acuerdo.


Queipo ordenó a Haro Lumbreras salir al encuentro de la Columna Minera a la que había traicionado. Cruzando Santiponce y Camas, llegó al cruce de carreteras de La Pañoleta, donde preparó una emboscada.


5. Actual rotonda de La Pañoleta, barriada de Camas (Sevilla). En las cercanías de este lugar, conocido vulgarmente como "rotonda de los pisos Cipriano", donde en 1936 se cruzaban las carreteras de Huelva y de Mérida, tuvo lugar la emboscada de Haro Lumbreras a la Columna Minera. La imagen es de la web Sevilla21 y la información del blog de Manolo Cayuela.
Cuando la mañana del domingo 19 de julio aparecieron los primeros camiones de la columna, Haro Lumbreras y sus hombres les esperaban ocultos tras los matorrales. Dejando pasar a parte de la columna, abrieron fuego de ametralladoras contra los mineros quienes, sorprendidos y rodeados, no pudieron hacer otra cosa que parapetarse como pudieron en los camiones y automóviles. Haro, sabedor de que llevaban dinamita, ordenó disparar contra los vehículos. Un automóvil, un Packard propiedad del director de la compañía de Rio Tinto, hizo explosión dejando desperdigados y destrozados los cuerpos de 25 mineros.

El humo provocado por la explosión favoreció que un buen número de los mineros pudiesen escapar de la encerrona, aunque los hombres de Haro Lumbreras lograron capturar a 71, tres de los cuales morirían a causa de sus heridas.


6. Barricada republicana en la plaza de San Julián de Sevilla. Imagen de la web Estampas de la Guerra Civil
Con ellos volvió triunfante Haro Lumbreras a Sevilla, donde comenzó a llamársele “El Héroe de la Pañoleta” por haber conseguido destrozar a unos hombres mal armados y organizados que, según se encargaría la propaganda de Queipo en difundir por la radio, venían a “volar la Giralda y la catedral”, bulo que se propaló con éxito entre la población de Sevilla y que ha llegado hasta nuestros días.

Los prisioneros restantes pasaron por diferentes prisiones antes de ser recluidos en el barco prisión Cabo Carboeiro, anclado en el muelle de Tablada, en el Guadalquivir. Allí fueron mantenidos como rehenes hasta que se consiguió la rendición de la zona minera.


Juzgados en un simulacro de Consejo de Guerra, fueron sentenciados a ser fusilados (excepto uno que se libró por tener sólo 16 años) por “rebelión militar”, ellos que ni eran militares ni habían desobedecido a sus mandos, como habían hecho precisamente quienes ahora les asesinaban.


7. Audiencia Provincial de Sevilla, en la plaza de San Francisco. Los prisioneros de la Columna Minera son condenados en un juicio sin esperanza. No está claro si la fotografía corresponde al momento de su entrada o de su salida.
Una madrugada les llevaron a diferentes lugares de Sevilla, en especial a aquellos que más se habían distinguido en la lucha contra los sublevados: Murallas de La Macarena, descampado en Amate, calle Pagés del Corro; otros en La Pañoleta, San Julián, Plaza del Pumarejo y tapias del cementerio de San Fernando. Allí fueron pasados por las armas, sirviendo de “escarmiento público”. Todas las ejecuciones contaban con el beneplácito y la bendición del Cardenal Segura.


8. Monolito instalado en la muralla de la Macarena de Sevilla erigido en homenaje a los republicanos asesinados en este lugar, entre ellos algunos de los integrantes de la Columna Minera, en los primeros días de la sublevación fascista. La imagen pertenece a la web Monolitos rojos, monolitos cofradieros, que muestra "otra visión" sobre el tema.
En cuanto a Haro Lumbreras, fue nombrado gobernador civil y militar de Huelva. Su mandato coincidió con la represión más dura que sufrió la provincia, en especial la Cuenca Minera de Río Tinto. Cada día fusilaban a decenas de personas que pagaron muy cara su oposición al golpe fascista. A tales niveles llegó el ensañamiento, que en Río Tinto tuvieron que habilitar una gran fosa para "echar desde una cubeta" los restos humanos y cadáveres que se iban amontonando sin identificación. La cal viva hizo el resto.

9. Fosa común de algunos mineros de Riotinto fusilados en los días posteriores a la toma de la cuenca minera por las tropas nacionales. Imagen tomada, al igual que la nº 4, la nº 7 y la nº 10, de La huella de la Memoria, de la web Gente de Camas (Sevilla)
Haro Lumbreras llevaba a cabo con tal celo su misión de limpieza de elementos “marxistas” que hasta los propios alcaldes franquistas decían que cumplió con exceso su “elevada” misión.

Nunca sabremos qué hubiera pasado si la columna minera hubiera conseguido parar a
Queipo en Sevilla cuando aún no tenía la ciudad totalmente controlada. Es muy posible que el curso de la guerra hubiera sido otro. Lo cierto es que la decisión de nombrar a Haro Lumbreras como jefe de la parte militar de la columna destinó a ésta al fracaso y a los mineros a la muerte.

10. El comandante Redondo y sus requetés andaluces posan sonrientes tras la "liberación" de Río Tinto. La Columna Redondo se hizo tristemente famosa por la sangrienta represión que llevó a cabo.
Los mineros onubenses fueron los primeros en oponerse masivamente por las armas al fascismo, sacando los colores a las democracias europeas que no quisieron hacerlo cuando aún estaban a tiempo. Nuestro homenaje a la solidaridad que demostraron con los trabajadores de Sevilla para combatir a quienes pretendían liquidar la democracia, la libertad y la dignidad de todo un pueblo.


11. Los heróicos mineros onubenses no han sido olvidados, como lo demuestra esta placa del monolito erigido en su memoria por el ayuntamiento de la localidad de Camas (Sevilla) en el lugar de los hechos. La imagen pertenece a la web Cosas de Andalucía
Y también nuestra memoria para aquel traidor y asesino de masas, Gregorio Haro Lumbreras, comandante de la Guardia Civil, que empleó sus armas contra el pueblo traicionando su confianza y traicionando al gobierno de la República que las había puesto en sus manos para defender la legalidad vigente y no para utilizarlas como verdugo del fascismo.


Nunca lo olvidaremos.




Fuentes documentales

Bibliografía

- Álvarez Rey, Leandro. "Andalucía y la Guerra Civil: estudios y perspectivas", Diputación de Sevilla, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2006.
- Beevor, Anthony. "La Guerra Civil Española", Crítica, Barcelona, 2005.
- Casanova, Julián y otros. "Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco". Crítica, Barcelona, 2004.
- Juliá, Santos y otros. "Víctimas de la Guerra Civil", Temas de Hoy, Madrid, 1999.

Prensa digital

- "Viva España", artículo del diario ABC, edición de Sevilla, de 20 de julio de 1936.
- "En memoria de Queipo de Llano", artículo del diario ABC, edición de Madrid, de 18 de marzo de 1951.
- "Los muertos sin nombre de Río Tinto", artículo de Lola Galán para el diario El País, de 25 de marzo de 2007

Revistas digitales

"Una de mártires...la Columna Minera". Artículo de La Garceta de Nerva, Órgano de expresión de la Asamblea Local de Izquierda Unida de Nerva, número especial noviembre de 2006.
- "Los expedientes de incautación de bienes. El caso del partido judicial de Aracena (Huelva, 1936-1939)", artículo de Pedro J. Feria Vázquez y José M. Vázquez Lazo para la revista de Historia Actual Online, nº 18.

Páginas web y blogs
- "Verano de 1936: De Riotinto a La Pañoleta, una pesadilla hecha realidad". Artículo de Fernando Repiso para la web Cosas de Andalucía
- "Nerva, los mineros, Pañoleta y Camas, unidas desgraciadamente por la historia". Entrada de la web Gente de Camas (Sevilla)
- "La Pañoleta", entrada de Wikipedia.
- "Wikiproyecto: historia de la provincia de Huelva", entrada de Wikipedia
- "Alzamiento Nacional en Sevilla", artículo de Sevillapedia
- "Bando de Estado de Guerra de 18 de julio de 1936, Sevilla", entrada de WikiSource

Material audiovisual

- "Nerva y Minas de Río Tinto", documental de YouTube






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Grandes asesinos fascistas (III). Pepe, El Algabeño, matador de toros y de rojos.

Fotografía de Pepe, el Algabeño, de su época de torero. La imagen pertenece a la web Toreros antiguos y debe tomarse con reservas, pues podría pertenecer a su padre, que toreó también con el mismo nombre.
Hijo y sobrino de matadores de toros, pero nunca llegó a ser un gran torero. Su estilo era demasiado “tosco y campero” aunque El Cossío, la “biblia” de la tauromaquia, señala que sobresalía en la suerte de matar ya que siempre "hincaba la espada hasta el puño".

Esta frase no sólo describe el toreo de José García Carranza, alias El Algabeño, sino también su forma de ser en la vida. De temperamento violento y maneras intimidatorias, era un auténtico fascista, involucrado ya desde 1931 en acciones subversivas contra la República. Junto a otros conspiradores derechistas, asesinó a cuatro obreros en el Parque de María Luisa de Sevilla. Este hecho, y su talante claramente provocador, le ocasionaron el atentado de un anarquista, quedando herido de varios disparos dentro de su coche cuando salía de la plaza de toros de Málaga en 1934.

Pepe, el Algabeño, entrando a matar en la plaza de toros de Bayonne (Francia). Posiblemente se trate de la corrida del 28 de septiembre de 1929, en la que sufrió una grave cogida que fue la causante, al decir de muchos, de su retirada del toreo. Imagen de la web de eBay
En 1936, la gente del toro, en su gran mayoría antirrepublicanos viscerales, optó por apoyar la causa del ejército sublevado. Algo normal, teniendo en cuenta la condición de terratenientes de los ganaderos y la situación de los toreros que, aunque hubieran salido del pueblo, se encontraban claramente desclasados.

Producido con éxito el golpe militar en Sevilla, Algabeño, al frente de una cuadrilla de pistoleros, se ofreció enseguida a Queipo de Llano para realizar el trabajo sucio de la represión encabezada por este militar golpista. Bien formando parte de la camarilla de guardaespaldas de Queipo, bien al frente de grupos de voluntarios de extrema derecha (“bandas negras”, como eran conocidos entre el pueblo) Algabeño se dedicó primero a la represión en los barrios obreros de Sevilla.

Civiles voluntarios de extrema derecha de Sevilla se aprestan a empuñar las armas apoyando a los golpistas contra la República. Gorro cuartelero y brazalete con el escudo de la Falange por todo uniforme. Imagen de la web Estampas de la Guerra Civil en Sevilla
En esta labor lo acompañaban hombres armados, jóvenes como él, atraídos por los atributos de la masculinidad y movidos por intereses de clase que justificaban la “limpieza” de los adversarios políticos que preconizaba Queipo de Llano en sus soflamas radiofónicas.

Pero en lo que verdaderamente destacó, y por lo que pasó a formar parte del imaginario fascista, fue en el llamado “saneamiento de los campos”. Desde el principio del golpe militar, unidades voluntarias e irregulares de caballería financiadas por el capital latifundista andaluz, se hicieron dueñas de la campiña, buscando, acosando y asesinando a cuantos jornaleros les parecieran sospechosos de izquierdismo.

Fuerzas de la Policía Montada saliendo del pueblo de Azuaga, en Badajoz. Al mando de otro asesino, el comandante Erquicia, verdadero precursor de estas columnas paramilitares que llevaron el terror a grandes territorios de Extremadura y de Andalucía. Imagen de la web Escuadrones de Caballería de Requetés.
Su funcionamiento, altamente jerarquizado, respondía a un esquema claramente medieval. Un “señorito”, el dueño de un cortijo, o uno de los caciques de cualquier pueblo, aportaba a sus expensas varios caballistas armados, junto con el equipamiento y varios criados, también montados, para servirles.

Siguiendo los cauces anquilosados e inamovibles de la tradición, se oía misa antes de salir de partida. La misa la presidía, cómo no, el señorito, seguido de sus hijos mayores. Las mujeres se encontraban, gracias a Dios, refugiadas y a salvo en Sevilla, o quizás en Biarritz, Cascais o Gibraltar.

Postal del antiguo Hotel Majestic (hoy Meliá Colón) de la plaza de Canalejas de Sevilla. Sede de la aristocracia y de los militares facciosos, entre ellos muchos aviadores italianos y alemanes, allí se alojaron personalidades como Yagüe, Varela y el propio José García Carranza, el Algabeño. Imagen de la web Ganga.es
En un segundo plano se situaban el administrador de las fincas, el aperador (*) y el manijero(**). A nadie se le pasaba siquiera por la cabeza moverse del lugar asignado. Una arenga que finalizaba con un “¡Viva España!” y la bendición del cura era la señal para que la columna se pusiera en marcha con sus componentes armados con escopetas, situados tan jerárquicamente como en la misa y bien dispuestos para la caza del “rojo”. Al final estaban, claro está, los mozos montados: vaqueros, yegüerizos, pastores, gente del campo nacida y criada a la sombra del cortijo. La patrulla cabalgaba al encuentro de otras tropas de caballistas, formando la conocida como Policía Montada de Sevilla, aunque también la hubo en otros lugares de Andalucía y de Extremadura.

Una de las columnas montadas más “floridas” estaba capitaneada por José García Carranza, el Algabeño, y en ella iban los mejores jinetes de la aristocracia sevillana y los hombres de su cuadrilla, banderilleros y picadores.
Vestidos a la campera, con sombrero cordobés con una escarapela con la bandera monárquica, sus trajes pasarían a ser, terminada la guerra, el uniforme de los guardas del parque de Sevilla.

Uniforme de la Policía Montada de Sevilla. Imagen de la web Foro de Historia Militar El Gran Capitán
Algabeño, convertido en un falangista temible y destacadísimo, era el señor de vidas y haciendas, paradigma del “terror blanco” en Andalucía. Acostumbrados sus hombres a la montería y a la "garrocha", gustaban de acosar y abatir a los jornaleros «marxistas» que huían por los campos como hacían habitualmente con las reses bravas.

"Garrochistas", de M. Bertuchi. Los vaqueros se sirven de la garrocha, una vara de unos 3 metros de longitud con una pequeña puya en su extremo, para acosar y derribar a la res. Imagen de la web Ganaderos de lidia unidos
Muchos de los crímenes de García Carranza fueron recogidos y pormenorizados por testigos y coetáneos. Una madrugada abrió la puerta del camión que trasladaba a varios detenidos a uno de los dos barcos prisión anclados en el Guadalquivir. Preguntó por uno de ellos que le habían dicho que se encontraba allí. Al no contestar, vacío el cargador de su pistola sobre los presos, haciendo dos muertos y varios heridos. “Sois unos gallinas; si fuerais hombres, daríais la cara”, se marchó diciendo.

En otra ocasión, estando con su tropa de caballistas en tierras de Huelva, detuvieron a un grupo de mineros a los que les encontraron unos cartuchos de dinamita. “Con éstos no tenemos que gastar municiones”, dijo el Algabeño. Mandó que pusieran en la cintura de cada uno de ellos un cartucho, y él mismo puso fuego a las mechas mientras sus hombres se alejaban. Así lo hizo, de uno en uno, hasta que terminó con todos. Los cuerpos de los mineros quedaron destrozados. Muchas veces se le oyó al Algabeño jactarse de este episodio sangriento. De vez en cuando visitaba a Queipo, que se complacía en oir sus "hombradas".

Queipo de Llano y su ayudante, López Guerrero, en su despacho de la Capitanía General de Sevilla, en la plaza de la Gavidia, tras el triunfo de la sublevación. Imagen de la web Estampas de la Guerra Civil en Sevilla
Algunas veces se ponía serio y trascendente y, como si cumpliera una misión divina en la Tierra, explicaba a todo el que quisiera oirle la diferencia que él veía entre ellos, los "nacionales", y los “rojos”. "Nosotros somos España; ellos, la anti-España. Nosotros hemos fusilado a muchos, es verdad, pero confesándolos y comulgándolos, y ellos, no. Ya ven ustedes la diferencia…" .
Amigo de tirotear con su fusil a los presos indefensos, como recuerda un soldado de guardia de la prisión de Antequera, no deja de ser curioso que cayera gravemente herido en la que probablemente fue la única verdadera acción de guerra en la que tomó parte. Abatido por una bala en la Batalla de Lopera, contra las Brigadas Internacionales, fue trasladado de urgencia a Córdoba.

Centuria Tom Mann, formada por británicos y angloparlantes, integrada en el Batallón Thaelmann de la XI Brigada Internacional. Lucharon en muchos frentes, incluído el de Lopera. Imagen de la web Imágenes para la historia. Guerra Civil en la provincia de Jaén
Esa noche, la “charla” radiofónica de Queipo de Llano en Radio Sevilla tuvo otro tono:

"Esta noche no estoy para hablar, porque tengo un gran disgusto . En el día de hoy José García "El Algabeño" , falangista, agregado a mi Cuartel General, se empeñó en llevar personalmente una orden que yo le dí al extremo en que se hallaba operando la caballería . Había bastante fuego y recibió un balazo de bastante gravedad y tanto en el momento de caer como en el de ingresar en el Hospital sólo salía de su boca una frase : ¡Viva España!. Ha caído como un bravo. Haga Dios que Pepe el Algabeño se restablezca pronto de las heridas que sufre”.


El general Queipo de Llano en los micrófonos de Radio Sevilla. Las soflamas y las amenazas que vertía cada noche contra los republicanos, inflamaban los vengativos corazones de falangistas, requetés y gentes de extrema derecha que, como el Algabeño, corrían con el trabajo sucio de la represión. Imagen de la web Hispanismo.org
Pero Dios debía de tener otros planes. Operado de gravísimas heridas abdominales en el Hospital de la Cruz Roja de Córdoba, el Algabeño no sobrevivió. Queipo de Llano impuso al cadáver la Medalla Militar y Franco le nombró, a título póstumo, teniente honorario de Caballería.

Su cadáver fue recibido en Sevilla de una forma apoteósica, con toda la pompa fascista. Elevado a la categoría de héroe, su prematura muerte fue mitificada en varios romances compuestos por poetas paniaguados del régimen.


Portada de "La Muerte del Algabeño", romance al torero falangista García Carranza, escrito por N. Sanz y Ruiz de la Peña en 1937. "Llorad, mocitas gitanas, la muerte del Algabeño...".
Imagen de la web de
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Esos romances, que exaltaban los tópicos del señorito andaluz latifundista, del torero valiente y viril, rudo y simpático, adorado por las mujeres, no hacían mención a los innumerables asesinatos que cometió, la mayoría de ellos a sangre fría, a las innumerables detenciones y torturas que practicó, a los innumerables desmanes de los que fue protagonista indiscutible y que con todo merecimiento lo incluyen en esta serie de “grandes asesinos fascistas”.


(
*) Encargado de cuidar de la hacienda del campo y de todas las cosas pertenecientes a la labranza.
(**) 1. Capataz de una cuadrilla de trabajadores del campo.2. Hombre encargado de contratar obreros para ciertas faenas del campo.
(Diccionario online de la R.A.E.)

Fuentes documentales


Bibliografía

- Bahamonde, Antonio. "Un año con Queipo de Llano: memorias de un nacionalista". Ed. Espuela de Plata, Sevilla, 2005.
- Beevor, Anthony. "La Guerra Civil Española", Crítica, Barcelona, 2005.

Páginas web y blogs


- "José García Carranza", entrada de Wikipedia

- "La Guerra de nuestros abuelos", de Aurelio Mena Hornero.

- "Utilización política de los toros", artículo de Javier Villán, publicado en la web de la Peña Taurina El Albero.
- "Batalla de Lopera", web Vestigios de la Guerra Civil en Lopera (Jaén)
- "Sangre que canta sin fronteras", web sobre las Brigadas Internacionales.
- "Guerra Civil española. Batalla de Lopera", de Antonio Marín Muñoz
- "Semiótica de las Brigadas Internacionales", artículo de Sebastián Herreros Agüí.
- "La gesta de los caballistas", de Manuel Chaves Nogales

Prensa digital

- "Sevilla tributó un gran recibimiento al cadáver de José García Carranza (El Algabeño)", artículo del diario ABC, edición de Andalucía, de 1 de enero de 1937.

Material audiovisual

- "Acoso y derribo", vídeo de YouTube
- "La batalla de Lopera", vídeo de YouTube
- "La Guerra Civil Española en Andalucía", cap. 1 de 7. Vídeo de YouTube


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