Las instalaciones no estaban acondicionadas para albergar a tanta gente y la mayoría de los presos vivía hacinada en naves húmedas y frías por las que apenas entraba la luz. No había camas. Fuente: SpanishRed
Sólo unos pocos, quizás 20 o 30 presos conocían que ese día iban a fugarse. El resto de los 2.500 prisioneros que abarrotaban el fuerte de San Cristóbal eran ajenos a los planes de fuga.
Casi todos eran presos políticos, capturados por los nacionales en los días siguientes al golpe de estado que había desencadenado aquella maldita guerra civil que ya llevaba casi 17 meses. Allí se consumían entre la humedad que rezumaban el techo y los muros, comidos por piojos y chinches.
La mayoría sólo sabían que estaban al lado de la ciudad de Pamplona, en Navarra, en la cima del monte Ezkaba, más conocido como San Cristóbal por una ermita erigida en su nombre en el lugar y ya desaparecida. Y que la cima del monte estaba coronada por un complejo de edificios militares, galerías superpuestas, fosos y patios.
Estaba lloviendo pero tocaron diana a las 6,30, como siempre. Tras levantarse, los prisioneros se lavaron donde podían, algunos en lavaderos cuyas sucias y frías aguas les reanimaban, disimulando un poco el hedor de los retretes, uno para cada 50 presos.
Al ser domingo, fueron obligados a asistir a la misa de campaña del fuerte que se celebraba en el patio, lugar que se quedaba pequeño para tanta gente obligada a formar en filas de 5. En posición de firmes oyeron al capellán, que como siempre exhibía su pistola en el correaje, oficiando y haciéndoles gritar “¡Franco, Franco!”. Era el momento más esperado. Los prisioneros respondieron, como en otras ocasiones, “¡Rancho, rancho!”, haciendo broma de la necesidad y enfureciendo a los falangistas y requetés que, desde los balcones, les vigilaban.
Acabada la misa, la mañana se pasó como siempre, haciendo especulaciones sobre las pocas noticias que llegaban del frente y sobre la marcha de la guerra, que si el ejército republicano lograría reconquistar Teruel, que pronto llegarían a Pamplona y los liberarían…
Ya faltaban pocas horas. Habían elegido la hora de la cena del domingo, cuando todas las puertas de brigadas, pabellones, enfermería y cuerpo de guardia tenían que ser abiertas para llevar la comida a los presos.
A las ocho de la tarde, varios prisioneros sorprendieron al guardián que les llevaba el rancho encerrándolo en el sótano con tres ordenanzas. Uno de ellos, vestido con el gabán y la gorra del guardián, empuñó su pistola y seguido por sus compañeros cruzaron el patio hacia la oficina capturando al jefe de servicios y a un ayudante. Con él engañaron al guardián que estaba al otro lado de la puerta de rastrillos por los que se accedía al patio del cuerpo de guardia. Le detuvieron y le quitaron las llaves de los rastrillos y puertas de salida.
Cuando los dos grupos de presos que estaban ejecutando la fuga se reunieron de nuevo en las brigadas, se les sumaron otros presos hasta formar un grupo de unos cincuenta; entonces abrieron los rastrillos para salir al patio que ocupaba la guardia exterior. Sorprendieron a los soldados cenando en el comedor, se apoderaron de los 70 fusiles que tenían y luego hicieron rendir a la decena de centinelas que vigilaban desde las garitas que rodeaban el Fuerte.
Dos de los soldados, sin embargo, lograron escaparse monte abajo y dieron la voz de alarma al Batallón 331 al que pertenecían.
A las 8 y media las puertas del fuerte están abiertas. “¡Sois libres!”, “¡A Francia!”, se oía a muchos que animaban a sus compañeros. Sin embargo los prisioneros dudaban. Casi nadie de los 2.500 presos, casi todos republicanos, estaba al corriente de los planes de fuga. Muchos temían que fuera una trampa de los guardias para asesinarlos una vez atravesasen la puerta.
Cada uno tiró por su lado. Algunos se dirigieron a la estación de tren de Pamplona donde trataron, inocentemente, de comprar billetes con los vales de la prisión. Naturalmente, los detuvieron enseguida.
La mayoría, debilitados por el hambre y sin zapatos, se encontraban desorientados por el monte. Las tropas que les perseguían, con la colaboración de requetés y falangistas, controlaron pronto los pueblos, los caminos y los puentes…Equipados con potentes reflectores, les fueron cazando uno a uno como a conejos.
Sólo tres de los evadidos lograron cruzar la frontera con Francia. Todos los demás fueron muertos o capturados. El último de éstos sobrevivió hasta mediados de agosto escondido en una cueva y alimentándose de caracoles, ranas y hierbas, por lo que sus compañeros le llamaron cariñosamente “Tarzán”.
Curiosamente las condiciones de vida en la prisión mejoraron tras la fuga, siendo destituido el director y procesado por malversación de fondos el administrador.
14 de los fugados fueron condenados a muerte acusados de ser promotores de la sublevación y fusilados públicamente en la ciudadela de Pamplona el 8 de septiembre de 1938. Todos los demás capturados fueron condenados a 17 años más de cárcel.
En plena Guerra Civil Española, 795 presos se fugaron de uno de los penales más duros del régimen franquista: el fuerte de San Cristobal en Pamplona. Hoy conocemos a los protagonistas, quiénes eran, cómo llegaron allí, en qué condiciones vivían y cómo pudo ser posible aquella fuga. La dictadura primero y el pacto de silencio de la transición después quisieron que no se conociese esta historia.
La magnitud de la evasión se aprecia por sus números. De los 2.500 presos que aproximadamente había en el penal, 795 se fugaron. De ellos, 207 murieron en la fuga, 585 fueron detenidos –de los que 14 fueron condenados a muerte y fusilados– y tres lograron cruzar la muga y alcanzar la libertad en Francia.
El organizador de la fuga murió fusilado antes del juicio, según el fiscal; en el monte, según una versión de los fugados; y ejecutado en un cuarto de la prisión nada más ser capturado, según otra. De él se sabe su nombre, Leopoldo Pico, que tenía 27 años y que había nacido en Rasines (Cantabria). Pronto se fue con su familia a Bilbao y allí trabajaría en Euskalduna. Era uno de los dirigentes en el Partido Comunista en Bilbao.
El fuerte de San Cristóbal fue una obra militar impresionante construida durante el reinado de Alfonso XII para defender Pamplona. Se comenzó a usar como presidio en 1934 y de forma intensiva a partir del 36, en la que centenares de navarros eran detenidos y fusilados sin juicio.
Hoy, el fuerte y sus alrededores son una gran tumba, una gran fosa de fosas en la que yacen los cuerpos de los 207 fugados, un grupo indeterminado de presos "gubernativos" (no registrados) que falangistas de distintos pueblos iban a pedir al fuerte para fusilarlos en la primera curva, y cerca de 400 presos a los que no fusilaron, pero dejaron morir.
Sirva esta última entrada sobre las fugas de las prisiones franquistas para que los pamploneses sepan que el monte Ezkaba, el promontorio vigilante al norte de su ciudad, albergó una horrible prisión utilizada, como tantas otras, para contener y encerrar los sueños de libertad, de democracia y de justicia social de muchos miles de españoles, encarcelados en las galerías subterráneas excavadas en la roca, auténticos “sepulcros de vivos” como fueron descritas por los supervivientes.
A pesar de acabar en tragedia, es una fecha de orgullo para la memoria antifascista de todos nosotros.
Fuentes documentales
Bibliografía
- Sierra, F. y Alforja, I. Fuerte de San Cristóbal, 1938: La gran fuga de las cárceles franquistas. Pamiela, Iruñea, 2005.
Prensa digital
- “La fuga de los 221 muertos”. Artículo de N. Junquera. Fuente: El País, 21-10-2007
- “70 años de la fuga del fuerte de San Cristóbal”. Artículo de G. Lamariano. Fuente: Diario de Navarra, 26-05-2008.
-“El sueño de libertad que nació en Rasines. Leopoldo Pico, de origen cántabro, fue el cerebro y líder de la fuga del Fuerte de San Cristóbal, del que se evadieron 796 presos en 1938”. Fuente: El Diario Montañés, 15-05-2005. (Publicado en la web Foro por la Memoria)
- “La mayor fuga”. Artículo de R. Diz. Fuente: Xornal de Galicia, 29-06-2010
- “Los secretos del monte de San Cristóbal”. Artículo de G. Lamariano. Fuente: Diario de Navarra, 07-06-2009.
- “Fuerte de San Cristóbal, Monte Ezkaba”. Artículo de K. Plá. Fuente: Diagonal
- “La fuga de San Cristóbal”. Artículo de R. Diz. Fuente: Xornal de Galicia, 13-05-2005.
Webgrafía
-“Fuerte de San Cristóbal (Navarra)”. Fuente: Wikipedia
- “Ezkaba - Fuerte San Cristóbal: 70 aniversario de la gran fuga de las carceles franquistas”. Fuente: KaosenlaRed
- "El matadero del Fuerte de san Cristóbal, Iruñea, monte Ezkaba, Pamplona”. Fuente: Todos los Rostros
- “Fuerte de San Cristóbal, Pamplona, Navarra”. Fuente: Gabyrulo
Material audiovisual
- “Ezkaba. La gran fuga de las cárceles franquistas”. Documental realizado por Iñaki Alforja (2006). Fuente: YouTube
Casi todos eran presos políticos, capturados por los nacionales en los días siguientes al golpe de estado que había desencadenado aquella maldita guerra civil que ya llevaba casi 17 meses. Allí se consumían entre la humedad que rezumaban el techo y los muros, comidos por piojos y chinches.
La mayoría sólo sabían que estaban al lado de la ciudad de Pamplona, en Navarra, en la cima del monte Ezkaba, más conocido como San Cristóbal por una ermita erigida en su nombre en el lugar y ya desaparecida. Y que la cima del monte estaba coronada por un complejo de edificios militares, galerías superpuestas, fosos y patios.
El fuerte de Alfonso XII, como era su nombre oficial, fue abandonado por el ejército en 1987, quedando un retén militar de vigilancia hasta 1991. En la actualidad se encuentra abandonado, siendo aún propiedad del Ministerio de Defensa. Fuente: SpanishRedPocos conocían que el fuerte, construido en el reinado de Alfonso XII, monarca de quien llevaba el nombre, surgió al terminar la ultima guerra Carlista, para la defensa de la ciudad de Pamplona. Pero a nadie importaba la Historia, pues lo que debió ser un bastión militar de defensa se había convertido para ellos, como había sido antes para otros y lo seguiría siendo después, en un tenebroso y lóbrego lugar utilizado como cárcel para presos políticos de todo el territorio español.
Estaba lloviendo pero tocaron diana a las 6,30, como siempre. Tras levantarse, los prisioneros se lavaron donde podían, algunos en lavaderos cuyas sucias y frías aguas les reanimaban, disimulando un poco el hedor de los retretes, uno para cada 50 presos.
Al ser domingo, fueron obligados a asistir a la misa de campaña del fuerte que se celebraba en el patio, lugar que se quedaba pequeño para tanta gente obligada a formar en filas de 5. En posición de firmes oyeron al capellán, que como siempre exhibía su pistola en el correaje, oficiando y haciéndoles gritar “¡Franco, Franco!”. Era el momento más esperado. Los prisioneros respondieron, como en otras ocasiones, “¡Rancho, rancho!”, haciendo broma de la necesidad y enfureciendo a los falangistas y requetés que, desde los balcones, les vigilaban.
Acabada la misa, la mañana se pasó como siempre, haciendo especulaciones sobre las pocas noticias que llegaban del frente y sobre la marcha de la guerra, que si el ejército republicano lograría reconquistar Teruel, que pronto llegarían a Pamplona y los liberarían…
Imagen aérea de la impresionante fortificación, construida en el interior del Monte Ezkaba. Fuente: La Memoria VivaEl exíguo rancho de habas sólo sirvió para que los prisioneros siguieran hambrientos y obsesionados con comer. Pero al menos ese día, al ser domingo, no tendrían que trabajar. Sólo lo harían los que tenían "destinos", albañiles, carpinteros… que así podían moverse con cierta libertad por el fuerte. Fueron éstos los ejecutores de la fuga.
Ya faltaban pocas horas. Habían elegido la hora de la cena del domingo, cuando todas las puertas de brigadas, pabellones, enfermería y cuerpo de guardia tenían que ser abiertas para llevar la comida a los presos.
A las ocho de la tarde, varios prisioneros sorprendieron al guardián que les llevaba el rancho encerrándolo en el sótano con tres ordenanzas. Uno de ellos, vestido con el gabán y la gorra del guardián, empuñó su pistola y seguido por sus compañeros cruzaron el patio hacia la oficina capturando al jefe de servicios y a un ayudante. Con él engañaron al guardián que estaba al otro lado de la puerta de rastrillos por los que se accedía al patio del cuerpo de guardia. Le detuvieron y le quitaron las llaves de los rastrillos y puertas de salida.
No se permite el acceso al interior del Fuerte, pero en la práctica existen huecos de fácil acceso por donde se puede entrar al patio central, algunas habitaciones, calabozos, depósitos de agua, la casa del general, la iglesia, el horno... Fuente: MitagoMientras, otro grupo de presos, logró entrar en la cocina y retener al guardián, a los cocineros y a tres funcionarios y encerrarlos en el cuarto de herramientas. Desde ahí, armados con dos martillos, una piqueta, dos trozos de cañería y un hierro, llegaron a otra puerta exterior custodiada por dos centinelas. Redujeron a uno, pero el otro comenzó a dar voces y murió tras ser golpeado con la piqueta.
Cuando los dos grupos de presos que estaban ejecutando la fuga se reunieron de nuevo en las brigadas, se les sumaron otros presos hasta formar un grupo de unos cincuenta; entonces abrieron los rastrillos para salir al patio que ocupaba la guardia exterior. Sorprendieron a los soldados cenando en el comedor, se apoderaron de los 70 fusiles que tenían y luego hicieron rendir a la decena de centinelas que vigilaban desde las garitas que rodeaban el Fuerte.
Dos de los soldados, sin embargo, lograron escaparse monte abajo y dieron la voz de alarma al Batallón 331 al que pertenecían.
A las 8 y media las puertas del fuerte están abiertas. “¡Sois libres!”, “¡A Francia!”, se oía a muchos que animaban a sus compañeros. Sin embargo los prisioneros dudaban. Casi nadie de los 2.500 presos, casi todos republicanos, estaba al corriente de los planes de fuga. Muchos temían que fuera una trampa de los guardias para asesinarlos una vez atravesasen la puerta.
Texto propagandístico franquista de la prisión. La mejor respuesta que se le puede dar ya lleva muchos años escrita: ¡Mentira!. "Murió uno de cada cinco presos que pasó por allí. Los calabozos eran subterráneos, llovía con frecuencia, dormían sobre el agua. Es decir, el tratamiento perfecto para la tuberculosis" ( Joseba Eceolaza, Asociación de Fusilados de Navarra). Fuente: AraqueBelaguaEl desconcierto era total, había rumores pero nadie pensaba que la fuga fuera a llevarse a cabo. Estaba oscureciendo y nadie conocía el camino para salir del monte Ezkaba y dirigirse hacia Francia. Muchos se volvieron a sus celdas pero un tercio de los prisioneros, 795, decidieron fugarse monte a través sabiendo que se jugaban la vida.
Cada uno tiró por su lado. Algunos se dirigieron a la estación de tren de Pamplona donde trataron, inocentemente, de comprar billetes con los vales de la prisión. Naturalmente, los detuvieron enseguida.
La mayoría, debilitados por el hambre y sin zapatos, se encontraban desorientados por el monte. Las tropas que les perseguían, con la colaboración de requetés y falangistas, controlaron pronto los pueblos, los caminos y los puentes…Equipados con potentes reflectores, les fueron cazando uno a uno como a conejos.
Imágenes del interior de la prisión. La grande corresponde a guardias y responsables de la misma. La pequeña es de presos en el patio. Fuente: Diagonal PeriódicoA los que capturaban los introdujeron en una gran celda de castigo, desnudos y sin comida los primeros días, sólo con media hora de patio al amanecer. Los prisioneros se fueron enterando de que 207 de los fugados habían sido asesinados por los nacionales.
Sólo tres de los evadidos lograron cruzar la frontera con Francia. Todos los demás fueron muertos o capturados. El último de éstos sobrevivió hasta mediados de agosto escondido en una cueva y alimentándose de caracoles, ranas y hierbas, por lo que sus compañeros le llamaron cariñosamente “Tarzán”.
Curiosamente las condiciones de vida en la prisión mejoraron tras la fuga, siendo destituido el director y procesado por malversación de fondos el administrador.
14 de los fugados fueron condenados a muerte acusados de ser promotores de la sublevación y fusilados públicamente en la ciudadela de Pamplona el 8 de septiembre de 1938. Todos los demás capturados fueron condenados a 17 años más de cárcel.
Grupo de presos del Fuerte de San Cristóbal, fotografiados en 1942. Fuente: El PaísParece una película, pero es la pura realidad.
En plena Guerra Civil Española, 795 presos se fugaron de uno de los penales más duros del régimen franquista: el fuerte de San Cristobal en Pamplona. Hoy conocemos a los protagonistas, quiénes eran, cómo llegaron allí, en qué condiciones vivían y cómo pudo ser posible aquella fuga. La dictadura primero y el pacto de silencio de la transición después quisieron que no se conociese esta historia.
La magnitud de la evasión se aprecia por sus números. De los 2.500 presos que aproximadamente había en el penal, 795 se fugaron. De ellos, 207 murieron en la fuga, 585 fueron detenidos –de los que 14 fueron condenados a muerte y fusilados– y tres lograron cruzar la muga y alcanzar la libertad en Francia.
Los funcionarios de la prisión enterraron a los presos a diferentes niveles de profundidad con una botella de vidrio que albergaba un documento con sus datos personales y la causa de la muerte. La sociedad de ciencias Aranzadi ha comenzado a exhumar los cuerpos de los 131 presos enterrados en el cementerio de la prisión. Fuente: El baúl de JoseteLa mayor parte de los presos se enteró de la fuga una vez que ya estaba en marcha, después de que una veintena de prisioneros hubiese logrado hacerse con el control del fuerte tras reducir a los guardias del penal y a los 92 soldados de la guardia exterior.
El organizador de la fuga murió fusilado antes del juicio, según el fiscal; en el monte, según una versión de los fugados; y ejecutado en un cuarto de la prisión nada más ser capturado, según otra. De él se sabe su nombre, Leopoldo Pico, que tenía 27 años y que había nacido en Rasines (Cantabria). Pronto se fue con su familia a Bilbao y allí trabajaría en Euskalduna. Era uno de los dirigentes en el Partido Comunista en Bilbao.
El fuerte de San Cristóbal fue una obra militar impresionante construida durante el reinado de Alfonso XII para defender Pamplona. Se comenzó a usar como presidio en 1934 y de forma intensiva a partir del 36, en la que centenares de navarros eran detenidos y fusilados sin juicio.
En la botella de jarabe aparecida al lado de uno de los esqueletos se encontró un papel con el sello del penal en el que algún funcionario de la prisión había escrito el nombre del fallecido (Andrés Gangoiti), su edad, su profesión, el lugar en el que había nacido y la causa de la muerte. Predominan la "anorexia" y los "paros cardiacos". Muchas muertes están relacionadas con la tuberculosis. La causa de muchas es "traumatismo", eufemismo tras el que se esconde el asesinato a balazos de muchos prisioneros. La imagen está tomada de la misma web que la anterior.Los 2.500 presos que había allí el 22 de mayo de 1938 soportaban unas condiciones de hacinamiento, malnutrición y malos tratos diversos.
Hoy, el fuerte y sus alrededores son una gran tumba, una gran fosa de fosas en la que yacen los cuerpos de los 207 fugados, un grupo indeterminado de presos "gubernativos" (no registrados) que falangistas de distintos pueblos iban a pedir al fuerte para fusilarlos en la primera curva, y cerca de 400 presos a los que no fusilaron, pero dejaron morir.
Sirva esta última entrada sobre las fugas de las prisiones franquistas para que los pamploneses sepan que el monte Ezkaba, el promontorio vigilante al norte de su ciudad, albergó una horrible prisión utilizada, como tantas otras, para contener y encerrar los sueños de libertad, de democracia y de justicia social de muchos miles de españoles, encarcelados en las galerías subterráneas excavadas en la roca, auténticos “sepulcros de vivos” como fueron descritas por los supervivientes.
Cada 22 de mayo, aniversario de la fuga, familiares y simpatizantes recuerdan a quienes sufrieron entre las paredes del fuerte y a quienes dejaron su vida en diversos lugares del monte. Fuente: Langostinos y lentejasY también para que todos nosotros seamos conscientes de una de las mayores demostraciones de dignidad y amor a la libertad: la gran fuga del 22 de mayo de 1938.
A pesar de acabar en tragedia, es una fecha de orgullo para la memoria antifascista de todos nosotros.
Homenaje floral a los prisioneros de San Cristóbal. Fuente: SpanishRedTodos, los que intentaron la huida y los que no lo hicieron, los que consiguieron escapar, los que murieron y los que vivieron para contarlo eran nuestros hermanos, sus ansias de libertad eran las nuestras, sus sueños eran los nuestros.
Fuentes documentales
Bibliografía
- Sierra, F. y Alforja, I. Fuerte de San Cristóbal, 1938: La gran fuga de las cárceles franquistas. Pamiela, Iruñea, 2005.
Prensa digital
- “La fuga de los 221 muertos”. Artículo de N. Junquera. Fuente: El País, 21-10-2007
- “70 años de la fuga del fuerte de San Cristóbal”. Artículo de G. Lamariano. Fuente: Diario de Navarra, 26-05-2008.
-“El sueño de libertad que nació en Rasines. Leopoldo Pico, de origen cántabro, fue el cerebro y líder de la fuga del Fuerte de San Cristóbal, del que se evadieron 796 presos en 1938”. Fuente: El Diario Montañés, 15-05-2005. (Publicado en la web Foro por la Memoria)
- “La mayor fuga”. Artículo de R. Diz. Fuente: Xornal de Galicia, 29-06-2010
- “Los secretos del monte de San Cristóbal”. Artículo de G. Lamariano. Fuente: Diario de Navarra, 07-06-2009.
- “Fuerte de San Cristóbal, Monte Ezkaba”. Artículo de K. Plá. Fuente: Diagonal
- “La fuga de San Cristóbal”. Artículo de R. Diz. Fuente: Xornal de Galicia, 13-05-2005.
Webgrafía
-“Fuerte de San Cristóbal (Navarra)”. Fuente: Wikipedia
- “Ezkaba - Fuerte San Cristóbal: 70 aniversario de la gran fuga de las carceles franquistas”. Fuente: KaosenlaRed
- "El matadero del Fuerte de san Cristóbal, Iruñea, monte Ezkaba, Pamplona”. Fuente: Todos los Rostros
- “Fuerte de San Cristóbal, Pamplona, Navarra”. Fuente: Gabyrulo
Material audiovisual
- “Ezkaba. La gran fuga de las cárceles franquistas”. Documental realizado por Iñaki Alforja (2006). Fuente: YouTube
12 comentarios:
Un gran post, sí señor.
Lo que se hizo en las prisiones franquistas y en especial en ésta, es una barbarie que debe ser difundida para que nunca se olvide.
Hace pocos días hice un post sobre un disco que ha sacado Barricada sobre la guerra civil y el franquismo donde aparece una canción sobre este tema, te dejo el enlace por si lo quieres ver.
http://erprofe.blogueria.org/2010/07/02/disco-por-la-recuperacion-de-la-memoria/
Un saludo.
Daniel, voy guardando tus Entradas, quiero leerlas con toda la atención que se merecen, tu labor es encomiable, sigue, no desfallezcas, se lo merecen todos los que ya no tienen voz, ni siquiera sepultura..
Besos admirativos desde mi retiro, Daniel, GRACIAS
Como tu bien dices parece una historia de pelicula, porque es cierto que se han rodado historas de fugas bastante menos interesantes que esta.
Una fuga bién planificada que se malogró por el azar. Y como tu dices un orgullo para la memoria antifascista de todos nosotros.
Salud, República y Socialismo
Erprofe, he visto tu entrada la cual me parece también muy buena. La veré en profundidad dentro de unos días, pues salgo de viaje.
Gracias por tus palabras. Un saludo.
Selma, como siempre tus palabras me ayudan a continuar.Gracias a ti.
Bisous.
Cierto, Antonio. Podría decirse que esta fue la fuga de las fugas pero no ha tenido y supongo que seguirá sin tener la atención que merece.
Salud y República
Es una pena que no lograsen ser más los presos que consiguieron pasar a Francia y como dices tú,tanto los que murieron como los que sobrevivieron,sus ansias de de libertad como sus sueños eran los nuestros.Gracias una vez más por tan estupendo trabajo que haces,en poner voz a los que no la tienen,disfruta y descansa,nos vemos.
Un besico
Conocia el hecho por el ultimo disco de Barricada,uno de sus temas habla de la fuga,ese fuerte deberia ser un pilar de lo que debe ser la memoria historica de nuestro pais,como son otros lugares en otras partes del mundo,nos vemos.
Una historial, como bien dices real y que rebosa emoción. Las cárceles se llevan siempre abiertas y se creen firmes los principios...aunque es importante que nadie olvide el valor de los q lucharon por ser libres
un abrazo
Sí, Buda. Lo malo de las fugas es que si no las cuentas a muchos están muy desorganizadas y sí lo haces corres el riesgo de la delación y de que se frustren. Como dices, todos merecen nuestro homenaje.
Besicos
Severino, trabajos como el de Barricada son imprescindibles para la Memoria Histórica de este país.
Nos vemos.
Noel, a menudo damos por hechos muchos derechos que precisaron de mucha sangre y sufrimientos para conseguirse. La libertad por la que lucharon los presos de San Cristóbal quizás sea el fundamental.
Un abrazo
Gracias por vuestros comentarios. He estado fuera unos días por lo que he tardado en contestarlos.
Feliz verano a todos
Como bien apuntas en una parte del texto "parece una película". Cuanta dureza hay en el conenido y las imágenes. Da terror el saber que todo fue real, que los presos sufrieron en sus carnes tanta tragedia.
El intento de fuga y la fuga en sí fue un verdadero acto de heroicidad. Desolador que tan solo tres lograran conseguir el objetivo, y doloroso ver los esqueletos con la identidad dentro de una botella.
Me marcho con un amargo sabor en la boca y un peso en el corazón.
Un abrazo
Verdial, algunos ya lo llaman el "cementerio de las botellas". Sería de una gran ayuda para la identificación de no ser porque muchos tapes de corcho, al pudrirse con el tiempo, permitieron que la humedad destruyese los papeles con el nombre y la filiación de cada uno de los enterrados allí.
Un abrazo.
No dudo querido amigo que sea una fecha para conmemorar, pensar que tenemos que ver tanta farsa en el cine y hechos como estos están en las sombras, pero en este caso gracias a vos salen a la luz, es impresionante tu labor.
Abrazo
SALUD Y REPUBLICA!
Lux, aunque la famosa "gran evasión" de la película de Steve McQueen tuvo lugar en la realidad, y refleja los hechos con bastante objetividad, no deja de ser propaganda.La fuga del monte Ezkaba le da mil vueltas. Podría ser considerada, sin exagerar, la mayor evasión de la historia militar pero como siempre, ha pasado desapercibida para la gran mayoría, y no ha interesado ni escribir un libro ni hacer una pelicula. Los oficiales ingleses, norteamericanos y rusos de la película estaban bien alimentados y en forma pero los famélicos republicanos que intentaron escapar estaban al borde de la muerte por inanición y por las palizas sistemáticas que recibían, amén de que las enfermedades pulmonares que muchos de ellos arrastraban debido a la humedad de sus celdas hacían estragos.
Hace falta que no sólo yo, sino que muchos otros saquen a la luz hechos como éstos para denunciar las atrocidades de los fascistas.
Un abrazo
Salud y República
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