.post blockquote { width:275px; margin: 10px 0 10px 50px; padding: 10px; text-align: justify; font-size:15px; color: #e1771e; background: transparent; border-left: 5px solid #e1771e; } blockquote { border-left:3px solid #CCCCCC; color:#776666; font-style:italic; padding-left:0.75em; } Fusilados de Torrellas: La primera mujer Alcaldesa de la Segunda República Española http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=UTF-8" />

La primera mujer Alcaldesa de la Segunda República Española

María Domínguez, la primera mujer alcaldesa de España.

Los golpes en la puerta en mitad de la noche la estremecieron, aunque esperaba aquella visita nocturna. Aquel septiembre hacía frío y las nieblas recorrían la comarca retrasando la vendimia. Por eso estaba sentada en la cocina, envuelta en una manta. Los demás moradores de la casa se habían acostado tras la cena, una pobre sopa de cebolla y algo de pan. Esa sería la última cena de la que había sido alcaldesa de Gallur.

Ella sabía que ésa sería la noche elegida por las partidas de falangistas que recorrían los pueblos para ajustar cuentas en el pueblo. Arrojando la manta al suelo se precipitó a abrir la puerta para evitar que aquellos golpes en la puerta despertasen a sus familiares quienes también sabían lo que iba a ocurrir. A Arturo, su segundo marido, ya lo habían fusilado unos días antes en Tabuenca. Ahora le tocaba a ella el turno de la venganza.


Con un gesto, sin una sola palabra, le indicaron que debía subir a una camioneta que tenía el motor en marcha. Todos eran hombres. Los rostros de tres de ellos le resultaron familiares a pesar de que dirigían sus miradas al suelo, como avergonzados de lo que estaban haciendo. El ambiente era macabro aquella madrugada en Fuendejalón.



Hombres de Gallur en 1936. Fuente: ideasdecocina
Sentada en la parte trasera del vehículo, junto a otras personas para las que también iba a ser su último viaje, pasaron rápidamente por su mente algunos momentos de su vida. Era hija de una modesta familia campesina. Como todos los niños del pueblo, trabajó pronto, vendimiando, espigando, arrancando trigo o cebada, cualquier labor que ayudase a la economía familiar.

Pero ella no era como todos. Cuando podía se escapaba a leer, algo “poco femenino” como le decía su madre. Ya joven, sus padres le concertaron un matrimonio que mejorara la situación económica familiar, algo habitual por aquel entonces.


De niña sometida a la autoridad de los padres se vio forzada a convertirse en esposa sometida a la del marido. Fueron años de malos tratos y vejaciones. No quiso darle a su primer marido la satisfacción de ocupar los últimos instantes de su vida. Prefirió pensar en los momentos felices pasados junto a Arturo, al cual sí que eligió ella como compañero. Con una sonrisa recordó los sueños compartidos en un mundo mejor que debían ayudar a construir.


Revista "Crónica", nº 173 de 1933. La fotografía muestra a varias alcaldesas de la provincia de Zaragoza. María Domínguez, la primera mujer que presidió un ayuntamiento español, aparece entre el gobernador civil y el alcalde de Zaragoza. Fuente: Lobera de Onsella
Le vinieron a la memoria los años de maestra sin título en el valle navarro de Baztán, el esfuerzo sobrehumano de sus estudios en Pamplona llevando el peso de la casa, y cómo todo aquello le hizo tomar la decisión de romper con aquella sociedad atrasada. A pie y sin apenas equipaje, escapó a la enorme ciudad de Barcelona. Allí, sin otra formación que la autodidacta, se introdujo en el ambiente político y cultural del momento, llegando a ser una de las firmas femeninas con más reputación en la época, como las de Clara Campoamor y Concha Espina.

Sin embargo aún había de llegar lo más asombroso. Nada menos que convertirse en la primera alcaldesa de España, cargo del todo ajeno a la condición femenina hasta el momento.


En 1932 asumió el mandato de la corporación municipal de Gallur con el objetivo puesto en la educación que a ella le habían negado. Creía que la instrucción era el medio para reformar y modernizar la sociedad, por lo que buscó un lugar digno donde los niños pudieran formarse.


María Domínguez, trabajando en el ayuntamiento de Gallur junto a los alguaciles. Fuente: Tinta de Hemeroteca
En 1933 cesó en el cargo satisfecha de su labor, pero desilusionada y cansada de tanta censura a sus desvelos por el municipio. Dos lecciones aprendió de aquella experiencia pionera. La primera era la constatación de la inmadurez democrática que existía en la sociedad española de la II República, incluso entre sus correligionarios socialistas, y el largo camino que debería recorrerse para acabar con las desigualdades de clase y de género.

La otra se materializaba en aquella camioneta destartalada que la conducía hacia la muerte. Quienes habían monopolizado el poder durante siglos, legitimados por una Iglesia alejada del mensaje cristiano, habían estado esperando el momento en que se diera vuelta a la tortilla.


Intelectual y pensadora, irrespetuosa e inconformista con los valores familiares tradicionales, activista política en defensa de los más desprotegidos y encima…mujer. Debía pagar por su osadía.


Sus pensamientos hubieron de detenerse bruscamente. Los bajaron a trompicones de la camioneta cuando llegaron a la encalada tapia del cementerio. Nadie perdió los nervios ni se vivió ninguna escena de pánico. La resignación reinaba en el ambiente.


La tumba de María Domínguez está situada bajo un frondoso árbol del cementerio de Fuendejalón. Fuente: Aragón Digital
El alba llegaba y ese era el momento elegido para la muerte. Los disparos resonaron por las calles del pueblo con un eco que ya se hacía demasiado habitual en aquellos días. Primero el sordo y grave de los fusiles y después los agudos y metálicos de pistolas que remataban con el tiro de gracia.

Un único grito ahogado se escuchó en el frío amanecer. Salió de la boca de su hermana, sellada por la mano firme y cariñosa de su marido. Disimular un duelo por temor y vergüenza era común entonces.


Era el 7 de septiembre de 1936. Muchos, muchos años hubieron de pasar para que aquel grito pudiera liberarse



Dedicado a María Domínguez Remón, la primera mujer alcaldesa de la II República Española, en el 80º aniversario de su proclamación.


¡Salud y República!






Adaptado de un artículo de Cisco Cerrada



Fuentes documentales Bibliografía


- Cifuentes, J. y Maluenda, P.: «María Domínguez: un ejemplo de compromiso social a través de la escritura»; Actas del Congreso Escritura y Feminismo, noviembre 1995, Zaragoza.

- Domínguez, M.: Opiniones de mujeres; Madrid, Castro, s. f. (1933-4).


Revistas


- María Domínguez: la primera alcaldesa de España. Trébede: Mensual aragonés de análisis, opinión y cultura. ISSN 1137-6007, Nº. 50, 2001 , págs. 19-24.


Prensa digital


- La aragonesa María Domínguez, mucho más que la primera mujer alcaldesa en España. D. Salvador. Aragón Digital, 15-04-2009
- Ya no se puede su nombre olvidar: María Domínguez. N. Salvo. Tercera Información, 17-03-2011.
- La DPZ edita un libro sobre la primera alcaldesa de la II República. E. Monge. Aragón Digital, 10-02-2005.


Webgrafía


- La primera alcaldesa de España. M. García. Tinta de Hemeroteca.

- María Domínguez Remón. Archivo de la Fundación Bernardo Aladrén de UGT Aragón, Centro de la Memoria Manuel Albar.

17 comentarios:

Verdial dijo...

Que entrada más cruda y terrible Daniel. Que valentía tuvo la alcaldesa y que trágico fin para tantas esperanzas puestas en el futuro.
Ni si quiera su hermana pudo lanzar un grito de dolor por ella...

Un abrazo

Felipe Medina dijo...

En un día como hoy es bueno recordar a todas aquellas personas que creían y practicaron los más hermosos ideales.

Como siempre estupenda entrada

Salud y República

Jesús Herrera Peña dijo...

Daniel, magnífico relato de enorme calidad literaria y sentimental.
No conocía el caso de la primera alcaldesa de la II República. Interesantes lecciones las que recibimos puntualmente a través de tus minuciosas investigaciones. Sigue así.

¡Felicidades, abuela guapa, en tus ochenta primaveras!
Salud y República pronto,

Noelplebeyo dijo...

Aquellos discursos de Clara Campoamor son el referente q deberíamos tener en la democracia actual

Isabel Barceló Chico dijo...

Me emociona que en este día tu post se haya dedicado a una mujer. Una mujer excepcional, comprometida, luchadora y valiente.¿Donde estaríamos ahora de no haber sido truncadas tantas vidas de personas como ella? No podemos hacer nada para cambiar el pasado, pero sí airearlo, darlo a conocer, recuperar esos ejemplos de virtud cívida, recordar cuánto han hecho las mujeres, a lo largo de la historia, para construir una sociedad mejor, aunque hubieran de pagarlo con su vida.
Un abrazo, querido amigo.

buda dijo...

Desconocia esta estremecedora historia y que valentia la de esta mujer,bonito homenaje para este día.

Un besico

severino el sordo dijo...

Que mejor forma de recordar el dia que con una de sus mujeres,nos vemos.

RGAlmazán dijo...

¡Tremendo! Qué tristeza tanta injusticia y tanta muerte. Tuvo que ser una mujer única. Ser alcaldesa, preocuparse por la cultura y ser mujer le llevaron a la muerte.
Gracias por acercárnosla.

Salud y República

Daalla dijo...

Cruda, Verdial. ¡Tantas hubo de esas! Y aquel grito seguro que salió, tan fuerte como lo hubiera proferido tantos años antes.
Un abrazo

Sí, Felipe. Somos herederos de todos ellos.
Salud y República

Tienes razón, Jesús, qué bien lleva los 80.
Salud y República pronto

Noel, ya no se hacen discursos como aquellos... porque no hay cabezas ni sentimientos como aquellos.
Un abrazo

Isabel, hubo muchas mujeres así a lo largo de la historia. Pero tú sabes que no ha interesado que se supiera.
Un abrazo

Buda, se lo merece, ¿verdad?
Besicos

Muy buena forma en verdad, Severino.
Nos vemos

Rafael, y además saliendo prácticamente del analfabetismo. Tremendo.
Salud y República

Martine dijo...

Como acostumbras, Daniel, restituyes a tantos héroes en este caso heroína el lugar que por derecho les pertenece: María Domínguez Remón un ejemplo a seguir, coherencia y valentía hasta el último instante. Gallur dejará de ser para mí una mera área de la autopista.. Pensaré en Ella..
Adelantaste tu Entrada con motivos más que sobrados... Un beso, Daniel, gracias como siempre, por ellos, por nosotros..
Selma.

Daalla dijo...

Selma, es lo que tiene investigar y leer sobre la Memoria Histórica. Ya nunca pueden verse igual los lugares por los que uno pasaba antes de conocer su historia. A mi me ocurre contínuamente...
Besos

Isabel Barceló Chico dijo...

Estoy todo el fin de semana pensando en tí, amigo daalla. En la feria del libro tuve el placer de comprar el libro de Paul Preston "El holocausto español" y que me lo dedicara. Esta tarde he asistido a su presentación en una librería de Valencia. Es una obra extraordinaria y estremecedora, sólo con leer la introducción ya provoca esa sensación. Él mismo, al presentarla, ha hablado del enorme coste emocional que le ha supuesto. En fin, sólo quería que supieras que me he acordado mucho de tí. Si va por tu tierra, no dejes de ir a escucharlo, es muy simpático y sumamente honesto. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Habría que daros cafe mucho cafe a todos

Daalla dijo...

Voy a leerlo en cuanto pueda, Isabel, aunque a mi también me cuesta cada vez más enfrentarme con la narración de tanta injusticia y de tanta ignonimia. Gracias por ese recuerdo que has tenido hacia mi.
Un abrazo

Daalla dijo...

No me gusta el café, anónimo. Pero aún me gustan menos los cobardes que se esconden tras el anonimato. Sigues ( o seguís) siendo igual de valientes: entonces manadas de chacales asesinando a hombres honrados desarmados o violando a mujeres indefensas. Ahora os amparáis en la impunidad que os da un estado por hacer y decir lo que en otros os llevaría a la cárcel.
Espero que no todos en Sevilla, donde está enterrado con todos los honores tu "héroe", sean como tú.
Salud y República

mimi dijo...

Ole por esta mujer porque tenia mas narices que muchos hombres quisieran tener.Yo a todos estos anonimos de pacotilla mas bien les daria una buena racion de matarratas para terminar con todos ellos de una vez.Besicos Daalla.

Daalla dijo...

Tú lo has dicho, mimi. Tenía más narices que todas aquellas ratas de las que aún quedan muchas.
Besicos

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